Poemas :  A sua presença
A sua presença,
é minha ausência
de viver o espírito;
é o medo de arriscar
os sonhos
e de viver a natureza
das coisas.

A sua presença
é um sentimento inacabado
e prejudicado
pelo sensor de alerta.
É como uma coberta
que não afugenta o frio,
nem traz o calor da vida.

A sua presença, minha querida,
é como uma miragem:
ora eu sinto coragem
para seguir adiante,
mas olhando o horizonte,
vejo como uma bobagem
seguir em frente.

A.J. Cardiais
07.07.2020
Poeta

Sonetos :  A sensação de estar vivo
A sensação de estar vivo
A sensação de estar vivo
é assistir o voo do urubu,
degustando um pedaço de sol
recheado de brisa.

A sensação de estar vivo
é estar amando
e observando
o desenrolar de tudo...

Viver é um estudo
muito delicado
e cheio de conteúdo.

Para a sensação ficar completa,
é só manter os sentidos
em estado de alerta.

A.J. Cardiais
08.08.2015
imagem: google
Poeta

Poemas :  O meu alerta
O meu alerta
O meu alerta,
é uma porta
entreaberta;

É uma poesia direta,
sobre a falta
de amor.

O meu alerta,
não chega a ter
uma rima certa.

Mas serve como seta
para indicar
a causa da dor.

A.J. Cardiais
01/10/2012
Imagem: Google
Poeta

Cuentos :  Rosada Nubilidad
ROSADA NUBILIDAD

Entre todas las nubes que pasaron aquel año solo
una se quedó bajo el lago más allá de la montaña,
que la advirtió súbitamente anómala, como si fuese
una especie de bruja culpable de mojar un pañuelo,
con la mirada acostumbrada a oírle en el cielo gris,
distinto que invadía todos los rincones imaginados
en este cuento, invitando a entrar, y quedarse
parado, fingiendo mentir para hacer una historia
más interesante.
Así ha quedado. Paralítica entre la lluvia pareciéndole falsa cualquier húmeda sequía.

Esta nube rejuvenece
por la noches alimentada por los sueños que velaban
los insomnios indiferentes a la gran actividad de las torpes camas ocultas en el infierno de los días hechos ametralladoras de preocupaciones obligadas a ser espectadoras.
Un día... Situada en la profundidad menos superficial de sus desnudas gotas, notó sobresaltada que le faltaban sus lamentos al caer el último pétalo sobre el lago, flotando dulcemente con mucho sentimiento, y que ella, nube sin frío, apreciaba al viento más.

Ligero y ondulante, cambiante, anunciando sus
íntimos mensajes, cuando alguna flor de la tarde se
ocultaba tiernamente con su hermosura tentadora.
Esto la mantenía alerta las primeras diez horas
de la mañana, que pasan suavemente doblando
los pastizales en las cuerdas doradas del sol
que florece con su olor a trópico glorioso. Y...

Sin poder deshacerse todavía de su sombra impecable, al ocultar un tierno rayo de sol temeroso de la tarde
armada de un asombro piadoso por la noche fría,
que jamás le había regresado ninguna pesadilla como un grifo mal cerrado, vestido de aluminio ruinoso en su plástico, acostumbrado a ser comprado muy barato por los incautos de los últimos meses familiarizados con su presencia bajo el lago más allá de la montaña, sin ser la misma bruja inocente de un costado de la escoba.

Si bien, no es un símbolo, parece que el
tiempo pasa lentamente para ella. Durante los ocios
de algunos turistas que escuchan su leyenda, es
dibujada custodiando al sueño inalcanzable con el
mismo valor de una benéfica inundación tejida con
veranos, en la galería de los míseros desiertos
acribillados por la presión pegajosa del petróleo hecho agruras mutiladas, animando a las respuestas con enredaderas de alambres para cada uno de los poros, que se despertaran en alguna orilla de la cama transformada en acolchonados alfileres espantados por el encierro de las paredes parecidas a la montaña ya referida, y que se adelgazaba a contraluz entre los trinos de maravillosas tentaciones como una flama, luego como una llamarada, emergiendo de divina carne
en la pulpa henchida de la plata enramada en las estrellas.

Si tú no puedes ni dibujarla, ni imaginarla, por tener agujeros en las esquinas, la espalda en los pies, y la cabeza metida entre la luna reflejada en el lago; No hay problema, todo es cuestión de ver detrás de la transparencia del pupitre retratado en el techo de una casa móvil al mezclarse con buenas intenciones al portar el pincel. ¡Sí, el pincel!.

Hecho con la fantasía más creadora que las cortinas del cualquier teatro de la vida copiando cien veces: ¨Soy la nube qué nadie
ha pintado tan bien como hasta ahora, en este preciso temblor de voz imaginada en la esencia del silencio¨.

En este mismísimo instante, por los ojos que leen
con atención profunda, y de la manera más amable
este cuento que se ha contado, y qué tal vez no termine dentro del crepúsculo soñoliento, al seguir las palabras con empeño al entrar cazando a los minutos blandos.

Aunque un poco menos rosa que la flor,
sigo siendo la nube más allá de la montaña,
que aquel año se quedó bajo el lago.


Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
Poeta