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El reloj marca la hora;
Un autobús, espera a sus pasajeros;
La desesperación y La Angustia;
Invade su corazón.
Desea ser valiente,
Pero la soledad la hace ver tan frágil;
Desea que no se vaya;
Pero siente en su pecho un desgarramiento;
Que pretende quitarle la vida.
Sus ojos, se ven marchitados;
En su rostro, se ve el recorrido de un río;
La sencillez brota en su máximo esplendor;
Desea que ese instante se vuelva eterno.
Como el ruido de un arroyo;
Irrumpe la sala de espera;
Calla, y como si fueran unos cerros su alrededor;
Se pierde el sentimiento más bello;
Que brota desde lo más profundo de su corazón.
Le extiende el brazo;
Y se siente fortalecida;
Aunque por dentro su alma;
Se siente abatida.
El Chofer, toma su lugar
Hace unas señas;
Y el anunciador de la sala
Señala la Partida.
Se siente sola y desprotegida;
Aunque sabe,
Que volverá
Y por siempre se quedará;
El amor de su vida.
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Poeta
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Pensar en ti,
Es hacerlo en Dios.
Pensar en tu cuerpo,
Es hacerlo en la perfección de la naturaleza.
Pensar en tus labios frágiles,
Es hacerlo en la fibra y néctar de la fruta.
Pensar en tus ojos,
Es hacerlo en el alma perenne que posee tu cuerpo.
Pensar en tus cabellos,
Es hacerlo en los hilos detallados de la lluvia.
Pensar en tu cintura y cadera,
Es hacerlo en la majestuosidad e ingeniería de un gran arquitecto.
Pensar en tus piernas,
Es hacerlo en el hermoso torno natural de un árbol.
Pensar en tu sonrisa,
Es hacerlo en la blancura de una copa de nieve de una montaña.
Pensar en tu alegría,
Es hacerlo en la conjugación de tu corazón y alma.
Pensar en tu nombre,
Es hacerlo en la vida misma que generas.
Pensar en ti,
Es hacerlo exactamente en todo.
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Poeta
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Volver el tiempo atrás,
Sentir que tú no estás,
Abrazar esta triste soledad,
Pensar que nunca más,
Me volverás Amar.
Pensar que un día me enamoré de ti;
Que explore tu cuerpo sin cesar;
Que me abracé de ti, buscando protección;
Que sentimos esta ardua hoguera del amor;
Sin imaginar que las estrellas, nos guiaron de pasión,
En este torrente de fuego pasional.
En los sueños te busco y ya no estas;
¡Despierto! y vuelvo a la realidad,
Aún no acepto, que como puedo yo perder;
Este amor que me hace vibrar.
Busco simplemente una explicación;
Que me lleve a un ¿por qué? de nuestro amor;
Y tomar conscientemente una decisión;
Que no hay mejor manera de vivir ya sin tu amor;
Que entregar mi aliento y mi vida al Redentor.
Y lo Único que encuentro;
Es mi inmenso amor por ti, TE AMO.
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Poeta
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Un charquito de agua,
En un inmenso campero,
El grillo que salta y vuela,
Con sus patas forma el remolino.
Suelta y brinca hacia el charquito,
No importa que lo asechen mil peligros,
Porque su grillita lo impulsa,
A seguir en el camino.
Ha pasado el ave,
Y él se pierde con su vestido,
El ave lo busca y busca,
Y el pasto disfraza a su amigo.
No importa que tan grande,
Es el riesgo,
No importa que tanto pueda,
Perder el grillo.
El aroma de su amada,
Lo hechiza,
Y lo hace fuerte,
Ante el enemigo.
Seguir volando,
Es acompañar al destino,
Seguir cantando,
Es armonizar el aire,
Que se acaba de un suspiro.
Al fin del día,
Se encuentran en el charquito,
La luna los alumbra,
Y la noche los abriga del frío,
Las estrellas calientan las sábanas,
Que se humedecen del charquito.
Y así en el charquito,
Quedará su amor perenne.
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Poeta
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Voces que el viento lleva.
Cantos de guerra, perdidos.
Gritos de muerte, acechan.
A este afligido; corazón mío.
Se escucha el estruendo;
Recio y mortal.
Del arma liquidante;
Frío y tenebroso.
El gemido ahoga la noche tranquila.
Cuando a su paso,
Se escucha el lamento y un sollozo.
Ah!, alma intranquila.
Que desesperas; de este momento decisivo,
Bien sabes;
Que no hay salida fácil,
En tan mortal encrucijada,
Del amor mío.
Solo siento,
El desmembramiento de mi cuerpo,
El ruido quebradizo de mis huesos,
La herida ardiente de mi pecho afligido,
Que se perpetúa en el infinito,
De este inmenso universo.
Voces que el viento lleva,
De mi eterno; Amor mío.
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Poeta
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