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VESANIA Se rumoreaba su locura, inevitable fue contener, como una borrasca que a los barcos lleva a naufragar, así esta alma en la vesania fue encallar.
Como el halcón que en el basto cielo despliega sus alas surcando una corriente de aire, se pavonea en busca de su presa, y luego cayendo en picada extiende sus prensiles garras, arrancando de la tierra la vida, para otra vida dar.
Así fueron sus labios y sus manos, y en el torbellino de su corazón que en el pecho guardaba con recelo cautivo y condenado fue, sin prescripción ni por conducta fiel de ser absuelto.
En el psiquiátrico lo encontré, al poeta, y en el piso escritos diversos, de hinojos me postre a recoger uno de ellos y con voz apagada y triste dijo – son todas para ella, la amada infiel, es por su denuesto que me hallo acá-.
Devolví el papel al frío suelo, donde se hizo uno con él, junto a los demás, y el halcón volvió a volar sobre el poeta y sus poderosas garras se posaron en su hombro.
Su mira torva se fijó en mí, escudriñando así hasta los más hondo de mi alma, los deje detrás cerrando la puerta blanca del nosocomio…..
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Poeta
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Nos sorprendió el amanecer, fulgurante la brillantez del sol y tú entre las sábanas blancas confundiose tu cuerpo solazado.
Acaricie tú hombro suavemente, y no contuve las ganas de besarte a tus dulces labios los míos, y al despertar me abrazaste con fuerza como si en tu sueño, de mi cuerpo mi alma se hubiera ido, y me besaste.
Tu cuerpo frágil se selló al mío, y el calor de nuestros cuerpos encendió el día después del alba.
Sublime y en éxtasis nos fuimos, más allá del mero cuerpo, donde las almas convergen en uno solo, y así fuimos uno solo y el día no nos tomó el tiempo y tampoco nos dimos cuenta.
Y solamente cuando ya la exaltación de ambos llegó a su fin, tomaron vida nuestros cuerpos sin escrúpulos, y un hálito reconfortante inundo el ambiente a nuestro alrededor.
No hubo palabras, ni canto, solo el silencio y la contemplación de dos seres que se quieren, ensimismados en su único Amor.
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Poeta
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Solo, cuatro letras solamente, y es la selva que describe Dante, y es el beso de un amante, y es el arcano, es tu mano fría, y tú beso en mi mejilla, y quizá la flor de loto en el estanque, hermosa no hay quien la manche, y el desierto más árido, y la naturaleza infértil un gemido, y es una ave con las alas muertas, y un halcón en lo alto presta a devorarle, y las canas al despertar un día, y Ghandi meditando con su telar en la India, y él, maha atman, un alma grande, y es Cesar Vallejo en Espergesia, un vate entristecido, cuatro letras solamente, Solo.
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Poeta
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De murria el alma arrastra a cuesta algo ignoto en el fondo de su espíritu, busca tenaz y acuciosamente siquiera un acicate que calme.
Insignificante el soplo de la brisa, y se muestra bizarro a pesar de la copa rota, que marco sus labios de aquellos labios a los suyos.
El silencio se hizo notar en el convento y sus rezos se hicieron una amalgama con el tañer de las campanas.
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Poeta
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Después de años vuelves a mí y tu indiferencia que tenías en aquel tiempo hoy solo veo arrepentimiento.
Los ensortijados bucles de tú cabello color azabache que caían en otrora sobre tus hombros blancos, tan blancos como el alabastro no tienen ya la brillantez.
Tus labios que eran color rubí están resecos y tienen las huellas de morder un llanto.
Tus ojos que lo decían todo cuando callabas ya no tienen expresión. Y ahora estas aquí después de tú gran desengaño, de aquel por quien me dejaste y que te juro dar por largo tiempo su vida a la tuya, aquel que arrancó suspiros y te dio placeres que tal vez yo no te pude dar, por un amor más pueril te abandono.
Y puedo sentir que el tiempo ha dejado huellas en nuestras almas, cicatrices imposibles de borrar.
Pero el perdón el mejor regalo y enseñanza que Dios nos ha legado, eso solo lo puede sanar. Ven a mí entonces abracémonos como la vez primera bañémonos con el amor que todo lo puede y comencemos de nuevo a escribir nuestra historia aprendiendo de lo ya vivido.
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Poeta
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En la fatuidad, en esa línea delgada entre vesánico y cordura, del llanto a la risa y del gris al claro. Crepita el fuego de ese espíritu, sordo bramido del alma al ser entero. ¿Por qué? es la pregunta que se hace, y de aquellos ojos que no brotaron tiempo lágrimas, hoy de hinojos e impotente, con las manos en el rostro como sosteniéndose para no caer, el llanto, el llanto impelido por aquel dolor que cual encono brota inefable.
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Poeta
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Superrealismo me pareció todo, en lontananza había un manantial, y era tal su verdor que podía olerse, y era tan aromática el olor del efluvio aquel. Había hadas, ninfas a su alrededor, bebiendo del dulce néctar que ofrecía, iban y venían de diversas partes y era tal el brillo que emanaban que ese pequeño oasis todo su esplendor mostraba. Superrealismo me pareció todo, y los árboles fuertes y las flores de colores vivos e intensos, y las hadas y ninfas iban y venían y en su rostro una alegría arrostraban. Me acerque y no queriendo hacer ruido marque mis pasos en el bello camino que llevaba al manantial, recorrí mi vista a mis pasos ya dados y el verdor del césped se mantenía igual. Era Cristalina y refulgente, extendí mi mano para beber de ella y al contacto de mis labios mi mente, mi alma y mí ser entero se llenó de paz y de alegría entera. Superrealismo me pareció todo, me desperté y no la vi ya no estaba ella.
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Poeta
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Oh amada mía, más si alguna vez tú me amaste y si tienes algún dios a quien tú te postras en rezos, mírame a los ojos y dime si aún me quieres, si aún piensas en mi cuando no estoy contigo, si tu cuerpo aún por mi pluguiese.
No quisiera que el viento en su devenir traidor y mezquino trajera a mis oídos voces que me fueran a contristar.
Y en ese instante me tomaste de la mano y muy tajante y sin rodeos me dijiste; que ni Tu mente, ni tú corazón, ni tú cuerpo por mi ya sentían algo, y guardaste silencio y a mi alrededor todo se hizo más sensible, tú aliento el aire, el sol, el río tus palabras, que más tarde recordaría.
Y a mí solo me quedo en ese momento tan triste, agachar la cabeza en modo de resignación, no dije nada retire muy suavemente sus manos de las mías, quise en un primer intento levantarme pero mi cuerpo se sintió pesado y abrumado y la respiración entrecortada.
Me levante en un segundo intento, la miré por última vez, ella no me miro, su cabello ensortijado color azabache por su rostro indiferente caían y me fui por el vergel cuya brisa perfumada de magnolias, rosas y claveles penetrantes, fuera en algún tiempo testigo de nuestro apasionado amor.
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Poeta
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En un instante se desmoronó, su corazón no resistió tamaña felonía. Emitió un sonido, era el llanto ahogado y prolongado. El aspecto de él era magro, comía y dormía poco, su mente en esas noches de insomnio, aquellos recuerdos le restaban su lógica. Inútilmente encontraba sosiego a terrible angustia, la soledad que volvía a lo lejos le recordaron trémulo,tiempos pasados. Y acaeció que todo se hizo silencio y hasta el silencio se dejo escuchar.
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Poeta
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Y asaz tiempo que estamos distantes. Hay un humillo de aventura en el ambiente. Será tal vez que ya no sale el sol como antes. Será tal vez ya no hay noche con luna ni estrella. Y de repente el que susurra a tú oído arranca una sonrisa que hace tiempo guardada estaba. Y él te toma de la mano, y no se como, ni te explicas tus manos sudan como si fuera tú primera vez. Y tus ojos y tú tez que eran en otro tiempo marchito, tienen ahora otro Brillo. Y tú corazón cuando estas con él, palpita y sientes como tú mente se confunde y no entiendes. Y no se siente en el ambiente un humillo de aventura….si no de Amor.
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Poeta
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