|
Pregunten qué aromatiza todavía mi memoria y diré del pan de gloria de mi abuela campesina. Del humo, que en despedida me dejaba, como broma, con las pupilas llorosas en cuanto abuela encendía su económica cocina de astillas estrepitosas. . Pregunten qué reverdea mi memoria todavía y la fronda evocaría de dos higueras inmensas; sombra del patio de tierra. Y tunas y cina-cinas, perales y la sufrida pasión que el sauce profesa cuando al deshojarse besa la laguna distraída.
Pregunten qué melodías mi memoria oye sonando y yo diré que, trinando, discorde es la algarabía de aves que despierta el día. Diré vibración que es canto del viento en los alambrados con “tijeretas” prendidas como notas peregrinas en pentagrama acerado.
Pregunten de qué portentos mi memoria se extasía, diré de liebres furtivas y el furor de aquellos perros escarbando cual mineros si un “peludo” descubrían, de nutrias que zambullían o la astucia de los teros defendiendo nido y huevos a maniobras que despistan.
Pregunten a cuál hazaña da mi memoria resguardo y en cabriolas un "tostado" a influjo de mis andanzas diré que me acercó al aula, potro heroico imaginario, crines él, yo jopo chato por la brisa que zumbaba en mis oídos y mi alma, 'por el cielo mi Pegaso'.
Pregunten qué paradigmas en mi memoria son sellos y les diré de mis credos de un tiempo de fantasía de aquella niñez vivida que todavía guarezco, que me nutre por momentos y refresca y gratifica con la esencia campesina que gracias a Dios, conservo.
Pregunten qué invocaría mi memoria, de esos años y diré que lo nombrado más albas y atardecidas. Diré lluvia que repica sobre el lomo resignado del techo aquel de mi cuarto y diré “Las Tres Marías” guardando a la patria mía su firmamento Uruguayo.
Safe Creative: 1407031366706
Glosario: Cocina económica: Cocina de hierro a leña. Tijeretas: Ave de cola como tijeras. Peludo: Armadillo, Tatú. Tostado: Color de pelo de un caballo. Teros: Aves.
|
Poeta
|
|
Cual boya estaba la luna a mi anzuelo aparejada procurando en agua oscura mi sustento en la jornada.
Pescador, yo conocí, en la margen enfrentada, a una moza que de allí, con cautela me miraba.
Y tal como sauce verde di raíz a mi barranca, esperando muy paciente que pez o pasión, picaran.
Amarla, yo conseguí, pues consintió ser amada y tres veces más la vi y me juró que me amaba.
Mas enredó mi ilusión como entre juncos mi tanza y me llevó el corazón como si fuese carnada.
Nunca más la volví a ver a no ser en mi nostalgia. ¿Comprometida tal vez estaría, o desposada?
Ciertas noches me aproximo al borde de la cañada con el pobre anhelo mío de ver su faz reflejada.
Al ser un pez liberal que mis anzuelos burlara con mi pasión por solaz, del amor, mucho ignoraba.
Sauce mustio me torné ante el agua desganada, donde la luna es lo que es…
Sólo una boya olvidada.
|
Poeta
|
|
Amigo, sé que mi amor me engaña contigo pero también me ama y mientras el seso te devanas pensando solitario (ya que mi amor me dedica la mayoría del tiempo) el cómo quitármela de una vez, yo sonrío porque la piedad que mi amor siente por mí, es más fuerte que la pasión que te concede. Es que no le dejo faltar nada: ni confort ni cariño ni apoyo ni consuelo y a la vez, soy su niño de ayer, su ‘responsabilidad’ sentimental (lo que le falta es arroparme). ¿Crees que no tengo orgullo? No lo tengo; si prima ese 'orgullo', mi amor no sería amor y, amigo, al no ser el tuyo ni símil de mi corazón, te explico que esa es la forma capital de amar. A más, problema de mi amada si sufre presentar como todo mérito conyugal un marido cornudo.
Safe Creative: 1405090830350
|
Poeta
|
|
Yo asimilé las condiciones del alcohol: su espíritu ficticio enaltecido al tercer trago desde el sumiso revés de las baldosas a tres pisos más arriba que cualquiera.
Probé y blandí, el filo bufo de su hazaña utópica y dañina, padecí la tortura personal peor que diabólica, de mi letal remordimiento de resaca de alma honesta.
Por su alquimia fui mendigo siendo Rey; perdí a su sombra mi fulgor particular y fui verdugo de mis buenas aptitudes sin más anhelo que su efecto “sin barreras”.
Asimilé su sensiblera manía re-pintora de corazones desvaídos, pulcra entre lo viciado, germinal en lo yermo, redentora de traiciones y ‘seductora’ de cuanto irreversible desamor.
Ofrecí pecho y abrí brazos al desaire de indiferencias que apuntaban con misiles en iluso afán de disuadirlas: ofrecida mi diestra y en la zurda, conmovido mi sólo corazón.
Y me arrastré por la bajeza impersonal, por la ponzoña de la ajena intolerancia y fui infeliz de departir con el vacío... hasta que un día tu intuición me lo llenó.
|
Poeta
|
|
Cuando me querías, yo llegaba sereno y desde lejos, me sonreían tú y tu casa.
Llegaba al atardecer: Rescoldos por la calle, mi cigarro y el sol entre las cañas.
Comenzaba noviembre y el amor me henchía las venas con turbulencia de parra.
Entonces, a pasional labor y férvida cadencia, vendimiaste, racimo y zumo, mis ansias.
Divisé, cuando me dejaste, guarecida tu sonrisa desde lejos. Tu casa: ¡como tapiada!
Entonces libré mi otoño y el tedio de tu amor desfallecido, ¡barrí envuelto en hojarasca!
Y me fui como no vine: Rescoldos por la pena, mi fracaso y el sol entre nostalgias.
Safe Creative: 1405200891257
|
Poeta
|
|
Me amaste con un odio de mujer vencida por mí. Odio disimulado por tu captora entereza natural.
Me amaste con un odio de inflexible represora religiosa corrompida por mí pecado sensual.
Me amaste con un odio negador y recriminatorio de mi instinto ‘sucio’, ensuciándote a gusto.
Me amaste con un odio de no saberme santo de tu estricta devoción.
Me amaste con un odio de saber que soy franco y efímero y nómada, como la pasión.
Me amaste con un odio de saber que un destino de dilemas y tedio, no sería conmigo.
Me amaste con un odio especulador, que rehusó mi amor por ser tan sólo amor.
Me amaste con un odio… No sé, hasta que amándote, te perdí de vista obstinada en hacerte mentir.
Safe Creative: 1405130853967
|
Poeta
|
|
Con las pinzas del aire desgarro tu vestido y le enseño a la noche, la noche de tu centro recién salpicado por mi constelación.
Con sólo una, qué envidia le da a la noche que yo tenga tus dos lunas. Te beso y con agujas de celos coso tu vestido; la noche ya vio bastante.
Safe Creative: 1405100832428
|
Poeta
|
|
Y este nunca saber, de mi poesía abstrusa, sus palabras-ladrillos que en hilera versada, evaluarán en balde: nivel, metro y plomada; pues mi métrica labra prudente como ilusa.
Y este nunca saber visceral hasta conclusa, si amén de mi autocrítica cruel y razonada, soportará los vientos mi estrofa aventurada, de mentes en alianza de acometida obtusa.
Y este nunca saber ni a implícitos azores, si fulge mi atalaya con brillos de mi numen o ensueñan oropeles mis rústicos fervores.
Y este siempre saber, oteando mis tenores, los planos medulares de intrínseco resumen, del último refugio, mi esencia, donde mores.
|
Poeta
|
|
Con campera artesanía, luce en el terroso suelo, su tosca madera y cuero overo-pampa, una silla.
Cerca, la pila de astillas implora cálido fin, arrodillada al perfil moreno de la cocina.
Como sombra con pereza ascendiendo en lento paso, la pared y el cielorraso muestran del humo la huella.
Olla, caldera, fregón, atizador y rendido, como esclavo fugitivo, rodó en el suelo un carbón.
El mate, quedó embretado en su pedestal de tiento, del tempranero rodeo, prolijamente “ensillado”.
Callada, contra el adobe, permanece la alacena, que en el almuerzo y la cena pondrá loza, acero y bronce.
Hay un estante adornado con papel color violeta, que muestra hierbas y especias; ‘secretos de buena mano’.
Y en un rincón, dormitando, descansa gaucho el apero, inspirándole a los perros sus hazañas de a caballo.
Retinta la damajuana, se insinúa provocando para entregarse chirriando, seco el mimbre de su enagua.
Media hoja de la puerta previene la acometida, de patos, pollos, gallinas y lechones en carrera.
(Carrera que yo corría, cachorro en aquellos años, con ellos entreverado en campera algarabía).
En fin, esa es la cocina humilde de paja y barro. Alguno que otro cacharro, burla la memoria mía.
Y trajinando sencilla, en reflexivo silencio, me parece que la veo… anda la abuela María.
|
Poeta
|
|
(A mi tío, Toto)
Tío, usté que me acompaña en sentimiento y vivencia y los dos por coincidencia tenemos esta alma extraña que en la soledad se amaña como tala sobre piedra, ¿verdá que no es por herencia de raza tosca y huraña, que el casorio no nos cuadra sino por tener concencia?
Pasa que no hicimos penca al amor y su artimaña y en forma alegre y sobrada corrimos otra carrera. La ganamos por sincera con la libertá por cancha y al festejarla con caña por fiel y por compañera, si no hay pan sobre la mesa no hay familia atormentada.
Hay casoriáos ganadores que desatienden su premio: la mujer, que medio en cueros reparte los hijos, ¡pobre! Otros portan rumiadores como güeyes, ¡brutos cuernos! Será güeno el casamiento pero por los desconformes, cada vez hay menos monjes rumbo d’ese monasterio.
Usté, yo y nuestros baguales, seguimos de corredores. Si no somos triunfadores pa los “bandera” sociales, somos viento en los barriales donde ruedan los chambones. Pero pa verlos conformes, vamos, tío, a confesarles que sufrimos varios males aunque no por desamores.
A más, pa aprontar mujer hoy en día no hay que varear; elije donde largar y mansita viene al pie. ¡Justo pa nuestra vejez, tío, esa facilidá! ¡Meno’ nos vamo’ a casar! Pa’l hembraje aprestesé, sin arreos vengasé qu’en pelo vamo’ a montar.
José Martí, muy sesudo, tres fines ha madurado: Primero, plantar un árbol, tener un hijo, el segundo y si aquí no me confundo, un libro, escribir, paisano: Del terruño, somos Árbol. Y el Hijo; ya saldrá alguno de entre tanto amor montuno. Libro: nuestros versos gauchos.
Y así, con fecha y con flores, muertos, pero disfrutados presente como pasado y más que tristes, cantores, llegaremos los dos yoquis al santísimo juzgado. Y si por algún pecado el infierno nos imponen, a cambio de unas lecciones… ¡fija!, nos indulta el Diablo.
|
Poeta
|
|