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Tarde soleada,estrella escondida. En la tibieza de la siesta, un ángel estaba por volver a la vida.
De pronto el silencio, un suspiro. Llegó al mundo enmudecida, ángel guerrero no escuché tu respiro.
Tus alas desaparecieron. En el ruido, el dolor y las corridas, Tus ojos miedosos se abrieron.
Estás entre el cielo y la tierra. Entre la luz, Dios y mi voz. Entre la muerte y la luz de la vida.
Fría, te tomé de la mano. Lograste aferrarte a mi alma. Reviviste, lloraste y respiraste mi lado.
Tierna y dulce Camila, mi vida. Yo intentaré guiar tus pasos y... tu lograrás luminar mis días. LILA FABIANA FERRARI
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Poeta
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