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Amorfa morada
La nueva pobreza el diseñador ha terminado de acertar en él, último círculo, ¡qué lo mira compartir en el bolsillo! respirando, humillada, lástima, la madrugada nomás de verlo, ortiga, en un manojo de murciélagos, certificados, en un clarín de burdel, domesticado, en un fraude de sospecha, inmóvil, en un bastón de maletín, ¡terminado a mano, en la orilla! de un relámpago cicatrizado de un ladrón canino ¡al final balín felino!
Entre Los rompecabezas, chicles despistados, Pellizcos de radares equivocados, Boletos de fantasmas apiñonados, Públicos de recámaras silbando... ¡Adarom afroma!
Escuchó, vestido de puntitas a las ranas incalculablemente cayendo burocráticas las faldas milenarias y volcánicas ¡trompos perplejos y baleros incluso!...
Goteando, los techos, los suelos... ¡Gotosos!
Más el ungüento reprimía saciado muy suavemente envenenando metido en la perfumada puerta menos píldoras en la naríz.... ¡Adarom afroma!
Un nimbo de voces en el borboteo se amontonaban subterráneas, escrespadas, desmadejadas, paradas, intermitentes, con la cara triangular de las esquirlas con la visión silencia de las uñas ¡en la mesa del sinfondo!... ¡Adarom afroma!
La casa admiraban familiares agrietados, los cabellos arrugados en la ceniza los esqueletos en la cocina los curiosos en la calle... ¡Siendo, siendo infintos los asfálticos latidos!
Sin forma En la medianoche En la esquina De los instantes descalzos De los panteones adornados.
Al final Sin forma... (Formales muy formalmente deformados) ¡Violeta... De pared al techo! Al fondo Del mismo ¡Pecho!.
Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
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Poeta
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BRONCEADO PATALEAR
El bronce de los ríos livianos brilla. Al aproximarse la imagen. De los tres elementos. La mayoría de los campos, de perfil.
-(Monada del monociclo)-
A las viudas hojas en los museos. ¡Valiosas joyas fieles!. Al violín de menta, al esfumarse. Mano a mano, viejas palabras, sin esposas.
-(Hacendera hegemonía)-
Contemplando leones ágiles gacelas. Al breve lienzo almacén de calles, los momentos de visitas cuarteadas, habitaciones, de parques, girándolos.
-(Cornucopia del corno)-
El frío de campanas, impotente balanceo, crece suspendido en las nubes, dócilmente, pausado, franco ardor. ¡Tejido suave al hierro afilado!.
-(Palestra pintoresca)-
Dos veces estridente el tinto canto, cae solemnemente acumulado, cazador, al encuentro, de glaciares, con el himno delicado de ademanes.
-(Vanilocuencia de vareta)-
Las uñas abandonaron al humo, sin asombro, del sufrido prójimo, ya, imagen, desteñida mano, al rostro del muro añejo.
-(Patalea bronceada la zalea)-
Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
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Poeta
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NUNCA MICÓTICOS
EEpidemia del desaliento pavimentado del pobre, tigrillo, por los sapos infectados del arrobo, un rábano del gusano. Luego quedan antes, yermos del césped unos gatos sonrientes. al encontrarse cilíndricos decires del inmundo, engendro, tierno, entre los frenos del aromaa. . . . Más que vivass, las muñecass, asustadass.
LLa mina de trenes, dejan los rieles de la miel, en cuernos cuencos rejas del papel en la lengua, del edificio un gusano cómo muchos de la piel, profunda locomotora del arrullo en la tumba, velada escalera desplumada joven de la hiel, el pastel en actitudes deshollinando en la urnaa. . . . Menos que muertoss, los entuertoo, abyectoss.
AAlgunas gotas del orgullo seco perdido, en el eco dulce memoria enmohecida, al rechinido del modista del sillón, del respirar ahogado al sexto claxon, puras murallas del cristal estrellado, con el puño en las uñas del soñarsee. . . . Igual que nuncaa, todo truncaa, y entroncaa.
Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
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Poeta
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CONSEJOS ANARANJADOS
De la mano, pide, la infecundidad se vaya, como los otoños, en las hojas. ¡Nuevas parejas!.
Naranjas los melones. Los duraznos jóvenes.
Es la concentración de las tortugas, una floreada cautela de rosales, forma, color, inmortal sonrisa, de submarinas memorias. ¡Lucha y descubrimiento, legítimo!.
Pero, luces nuevas, de maniobras endulzadas. No engaños. ¡Qué aturden y alucinan!. ¡Es del vulgo luz funesta!. La perla, plástica, sin concha. ¡Única carencia del triángulo redondo!. Forma simple del ciprés.
Se despedazan, las arenas y los trigos. Deben esgrimir, escudos y espadas. ¡Sacar promesas de la madera!. De bosques, desempleados. ¡Sacrificadas!. Ellas, en las calles de cereales. ¡Ciertos arenosos suplicios!. Principios, de corteza, largas uñas.
¡Qué el zumo No Se amargue!... Por el tanto de exprimirse, la naranja... No es toronja, ni mandarina.
Por el zumo. ¡A veces agridulce!. ¡Cuidado!.
Y saciar, la cruel indolencia, allí. ¡Evitar, envilecerse y corromperse!. La desnudez, monstruosa y retorcida. Repetición, onerosa. ¡De termitas y gusanos!. De pañales, cirios y cuchillos. Los profundos vendavales amasados. ¡Errores, de granos y escualos!. El deber evitarlos, es también. ¡Honorable!.
Es En la memoria. Lucha de principios, prudencia, del membrillo. En La huerta del manzano. ¡Cada fresa!. Como la naranja. En dulce almíbar.
Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
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Poeta
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ARROGANCIA TRASNOCHADA
Colorado traje. El pecado en la manzana. Cruzando sangres descarriadas, y el corazón en un pájaro.
La...Venenosa...Paz. Aguja...La...Prehistoria. De...Los enanos...Agrios.
Secas púrpuras. De cerdos labios. Olor de sombras mudas. En las uñas de los leños.
Lujurioso el suelo cadavérico. ¡Santifica herejes higos!. Jinete, gallina...Del infierno.
¿Quién se alimenta de lamentos?. ¿Quién la sombra escucha?. ¿Son las momias lirios?. Crepúsculo y fracaso. ¡Diadema carcomida!.
¡Cuánto espeso aliento!. ¡Cuánto canto vano!.
Vegetales añicos de montañas. Bajan en gotas estancadas. Sobre un gris hundido. ¡Imposible!. Tarde malherida.
Eco De Caverna...Eco solo vacuo. De Caverna...Eco vano. De Todo...¡Un traje de manzana!
Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
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Poeta
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Degeneración Organizada
En las manos de la tarde se desteje. El horizonte de caminos circulares. En las hojas de la noche se desata. El infinito de fragmentos presos. En las nubes de la sombra se destila. El solitario de frágiles telares.
Como tampoco ha servido enterrar los olvidos Y derramar las horas nacidas del ocaso ¡Con la esbelta sonrisa del silencio! ¡Con la estatua líquida de ensueños! Y derretir las hojas heridas del acaso ¡Cómo tampoco devorar el firmamento!.
Vamos ya enriquecidos de un letal quebranto, mascando impávidas mandíbulas. Con la faz adversa entre las uñas, con la paz inversa entre las tumbas, meciendo inflamados resplandores. Vamos ya empobrecidos a un futuro incierto.
De abundantes marañas son las mañanas. De arrogantes pañuelos son las patrañas. ¡Muchos hay tendidos bajo el suelo!. ¡Muchos son sembrados sobre el polvo!. Solo el odio y la ira relucen granos, solo cosechan amargura y corajes cautivos.
Destejido desatado destila destrucción. Las manos que deshojan las nubes. ¡Inocencias!. El horizonte infinito y solitario, abundante de fragmentos y sombras frágiles. ¡Las esqueléticas conciencias de escombros hombres!.
Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
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Poeta
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