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Es el sonido de la tristeza, es el sonido de la soledad, es un violín llorando, enviando escalofríos por mi columna vertebral. Es el sonido de la tristeza, es el dolor que corre por mi piel, el perder el amor de mi vida, el no poder decirte que la amaba. Es el vacío emocional en mi interior, es el sonido del vacío, es un sonido hueco, cuando no hay palabras que dejan en el interior. El tiempo de marcharse es ahora, mi corazón ya no está aquí, hasta luego, amada mía, que este amor ya dejó de existir. Erick R. R. Torres (Angel Negro)
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Poeta
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Você se foi... Agora só resta a mancha de batom num copo, que me faz lembrar seus lábios vivos e macios...
Você se foi e a saudade ficou, a tristeza ficou, a sua imagem ficou aquele beijo ficou...
(suspiros)
Tanta coisa ficou mas a principal partiu.
A.J. Cardiais 12.07.1989
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Poeta
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Y las penas se fueron fijando En los cristales del viento En el tiempo que pasa denso Tras las doseles del mirador.
Surgen entonces las mariposas De los anaqueles de mi corazón Y en secreto te sigo amando Sin darle tregua a la razón.
Cada mañana, de tu ara cambio Presuroso, las rosas de tu jarrón En comunión contigo, a solas, te beso Después al altar devuelvo, tu retrato.
Cuántos años ha que te fuiste… Pero en mí vives, como la llama de Dios Bañando mis horas mañana y tarde Bendita luz, de sol y de luna.
Hay para quieres, el amor es de azulejos Yo nací, cielo, para quererte Amarte de cerca y extrañarte de lejos Para vivir por ti, mas allá de la muerte.
Delalma Jueves, 10 de mayo de 2012[/size]
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Poeta
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As músicas vão buscar você na tarde de um domingo cinza, chuvoso. Meu coração de leão lamenta a sua ausência & Cia. Ltda.
Ouço o som, me comovo... Sou um rio, um desvario. Queria gritar que te amo mas tenho medo de não ser este o meu caminho, o meu fim...
Então o que me resta é deixar que o som, a bebida e a tarde (que me invade) me apague, pelo menos por hoje.
A.J. Cardiais 28.05.1989 imagem: google
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Poeta
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¡Ven acércate más! El campo umbrío, el cielo torvo y el ambiente frío, predisponen el alma a la tristeza. Ven, apoya en mi hombro tu cabeza; así, juntos, muy juntos, dueño mío.
Hablemos de tu amor; ¡de aquel soñado amor! Cuando el invierno desolado reina doquier, y pálidas se ahuyentan la ilusión y la fe, ¡cómo calientan los recuerdos benditos del pasado!
Ven, acércate más, mi dulce dueño... y en tanto agita con tenaz empeño la niebla gris su colosal cimera, sobre nosotros vuelque la Quimera el ánfora impalpable del Ensueño.
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Poeta
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1 Andrógino
Por ti, por ti, clamaba cuando surgiste, infernal arquetipo, del hondo Erebo, con tus neutros encantos, tu faz de efebo, tus senos pectorales, y a mí viniste.
Sombra y luz, yema y polen a un tiempo fuiste, despertando en las almas el crimen nuevo, ya con virilidades de dios mancebo, ya con mustios halagos de mujer triste.
Yo te amé porque, a trueque de ingenuas gracias, tenías las supremas aristocracias: sangre azul, alma huraña, vientre infecundo;
porque sabías mucho y amabas poco, y eras síntesis rara de un siglo loco y floración malsana de un viejo mundo.
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Poeta
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"Vivir sin tus caricias es mucho desamparo; vivir sin tus palabras es mucha soledad; vivir sin tu amoroso mirar, ingenuo y claro, es mucha oscuridad..."
Vuelvo pálida novia, que solías mi retorno esperar tan de mañana, con la misma canción que preferías y la misma ternura de otros días y el mismo amor de siempre, a tu ventana.
Y elijo para verte, en delicada complicidad con la Naturaleza, una tarde como ésta: desmayada en un lecho de lilas, e impregnada de cierta aristocrática tristeza.
¡Vuelvo a ti con los dedos enlazados en actitud de súplica y anhelo -como siempre-, y mis labios no cansados de alabarte, y mis ojos obstinados en ver los tuyos a través del cielo!
Recíbeme tranquila, sin encono, mostrando el deje suave de una hermana; murmura un apacible: "Te perdono", y déjame dormir con abandono, en tu noble regazo, hasta mañana...
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Poeta
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Azrael, abre tu ala negra, y honda, cobíjeme su palio sin medida, y que a su abrigo bienechor se esconda la incurable tristeza de mi vida.
Azrael, ángel bíblico, ángel fuerte, ángel de redención, ángel sombrío, ya es tiempo que consagres a la muerte mi cerebro sin luz: altar vacío...
Azrael, mi esperanza es una enferma; ya tramonta mi fe; llegó el ocaso, ven, ahora es preciso que yo duerma... ¿Morir..., dormir..., dormir...? ¡Soñar acaso!
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Poeta
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Ha muchos años que busco el yermo, ha muchos años que vivo triste, ha muchos años que estoy enfermo, ¡y es por el libro que tu escribiste!
¡Oh Kempis, antes de leerte amaba la luz, las vegas, el mar Océano; mas tú dijiste que todo acaba, que todo muere, que todo es vano!
Antes, llevado de mis antojos, besé los labios que al beso invitan, las rubias trenzas, los grande ojos, ¡sin acordarme que se marchitan!
Mas como afirman doctores graves, que tú, maestro, citas y nombras, que el hombre pasa como las naves, como las nubes, como las sombras...,
huyo de todo terreno lazo, ningún cariño mi mente alegra, y con tu libro bajo del brazo voy recorriendo la noche negra...
¡Oh Kempis, Kempis, asceta yermo, pálido asceta, qué mal me hiciste! ¡Ha muchos años que estoy enfermo, y es por el libro que tú escribiste!
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Poeta
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Vamos hacia los árboles... el sueño Se hará en nosotros por virtud celeste. Vamos hacia los árboles; la noche Nos será blanda, la tristeza leve.
Vamos hacia los árboles, el alma Adormecida de perfume agreste. Pero calla, no hables, sé piadoso; No despiertes los pájaros que duermen.
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Poeta
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