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ENCOMIO A BACHUÉ
¡Oh, mujer eterna!. De la benevolencia madre. Luz del lago cósmico. El lago mismo seguirá. ¡Sagrado y serpentino!.
Por los tiempos espirales. Por las lunas universales. ¡Sagrado y serpentino!. El lago mismo seguirá. ¡Oh, mujer eterna!.
Perenne engendradora. Elixir de la luz misma. La esencia de los inciensos. Te ofrendo. Hoy como ayer y mañana.
Te ofrendo. ¡Hoy, hoy mi canto!. A ti. A ti, hoy elevo mi canto. Mí canto más allá.
A ti llegue. ¡Oh, de las cosechas protectora!. A ti mi canto llegue. ¡Oh, madre del universo!. Perenne engendradora.
Elixir de luz, más allá, más allá. De Bochica y Chibcha-chum. A ti, hoy elevo mi canto. Para que todo mi incienso recibas. En estas serpentinas flores.
¡Serpentina esencia serpentina!. ¡Oh, mujer eterna, la benevolencia misma!. Bachué Bachué Bachué. ¡Todas las lunas te vivan juntas!. A ti hoy elevo mi canto.
Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
Referencias útiles son: https://es.wikipedia.org/wiki/Bachu%C3%A9 https://www.youtube.com/watch?v=P6-k2ZVNiIM
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Poeta
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La mujer que no mece a un hijo en el regazo; cuyo calor y aroma alcance a sus entrañas, tiene una laxitud de mundo entre los brazos; todo su corazòn congoja inmensa baña.
El lirio le recuerda unas sienes de infante; el Ángelus le pide otra boca con ruego; e interroga la fuente de seno de diamante por qué su labio quiebra el cristal en sosiega
Y al contemplar sus ojos se acuerda de la azada piensa que en los de un hijo no mirará éxtasiada; al vaciarse sus ojos, los follajes de octubre.
Con doble temblor oye el viento en los cipreses ¡Y una mendiga grávida, cuyo seno florece cual la parva de enero, de vergüenza la cubre!
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Poeta
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Todo amor nuevo que aparece nos ilumina la existencia, nos la perfuma y enflorece.
En la más densa oscuridad toda mujer es refulgencia y todo amor es claridad. Para curar la pertinaz pena, en las almas escondida, un nuevo amor es eficaz; porque se posa en nuestro mal sin lastimar nunca la herida, como un destello en un cristal.
Como un ensueño en una cuna, como se posa en la rüina la piedad del rayo de la luna. como un encanto en un hastío, como en la punta de una espina una gotita de rocío...
¿Que también sabe hacer sufrir? ¿Que también sabe hacer llorar? ¿Que también sabe hacer morir?
-Es que tú no supiste amar...
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Poeta
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Por esa puerta huyo, diciendo: "¡Nunca!" Por esa puerta ha de volver un día... Al cerrar esa puerta, dejo trunca la hebra de oro de la esperanza mía. Por esa puerta ha de volver un día.
Cada vez que el impulso de la brisa, como una mano débil, indecisa, levemente sacude la vidriera palpita más aprisa, más aprisa mi corazón cobarde que la espera.
Desde mi mesa de trabajo veo la puerta con que sueñan mis antojos, y acecha agazapado mi deseo en el trémulo fondo de sus ojos.
¿Por cuanto tiempo, solitario, esquivo he de aguardar con la mirada incierta a que Dios me devuelva compasivo a la mujer que huyó por esa puerta?
¿Cuando habrán de temblar esos cristales empujados por sus manos ducales y, con su beso ha de llegarme ella cual me llega en las noches invernales el ósculo piadoso de una estrella?
¡Oh, Señor!, ya la Pálida está alerta: ¡Oh, Señor!, ¡cae la tarde ya en mi vía y se congela mi esperanza yerta! ¡Oh, Señor!, ¡has que se abra al fin la puerta y entre por ella la adorada mía! ¡Por esa puerta ha de volver un día!
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Poeta
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Vuestro nombre no sé, ni vuestro rostro Conozco yo, y os imagino blanca, Débil como los brotes iniciales, Pequeña, dulce... Ya ni sé... Divina. En vuestros ojos placidez de lago Que se abandona al sol y dulcemente Le absorbe su oro mientras todo calla. Y vuestras manos, finas, como aqueste Dolor, el mío, que se alarga, alarga, Y luego se me muere y se concluye Así, como lo veis; en algún verso. Ah, ¿sois así? Decidme si en la boca Tenéis un rumoroso colmenero. Si las orejas vuestras son a modo De pétalos de rosas ahuecados... Decidme si lloráis, humildemente. Mirando las estrellas tan lejanas. Y si en las manos tibias se os aduermen Palomas blancas y canarios de oro. Porque todo eso y más, vos sois, sin duda: Vos, que tenéis el hombre que adoraba Entre las manos dulces, vos la bella Que habéis matado, sin saberlo acaso, Toda esperanza en mí... Vos, su criatura. Porque él es todo vuestro: cuerpo y alma Estáis gustando del amor secreto Que guardé silencioso... Dios lo sabe Por qué, que yo no alcanzo a penetrarlo. Os lo confieso que una vez estuvo Tan cerca de mi brazo, que a extenderlo Acaso mía aquélla dicha vuestra Me fuera ahora... ¡sí! acaso mía... Mas ved, estaba el alma tan gastada Que el brazo mío no alcanzó a extenderse: La sed divina, contenida entonces, Me pulió el alma... ¡Y él ha sido vuestro! ¿Comprendéis bien? Ahora, en vuestros brazos El se adormece y le decís palabras Pequeñas y menudas que semejan Pétalos volanderos y muy blancos. Acaso un niño rubio vendrá luego A copiar en los ojos inocentes Los ojos vuestros y los de él Unidos en un espejo azul y cristalino... ¡Oh, ceñidle la frente! ¡Era tan amplia! ¡Arrancaban tan firmes los cabellos A grandes ondas, que a tenerla cerca No hiciera yo otra cosa que ceñirla! Luego dejad que en vuestras manos vaguen Los labios suyos; él me dijo un día Que nada era tan dulce al alma suya Como besar las femeninas manos... Y acaso, alguna vez, yo, la que anduve Vagando por afuera de la vida, -Como aquellos filósofos mendigos Que van a las ventanas señoriales A mirar sin envidia toda fiesta- Me allegue humildemente a vuestro lado Y con palabras quedas, susurrantes, Os pida vuestras manos un momento, Para besarlas, yo, como él las besa... Y al recubrirlas, lenta, lentamente, Vaya pensando: aquí se aposentaron ¿Cuánto tiempo?, sus labios, ¿cuánto tiempo En las divinas manos que son suyas? ¡Oh, qué amargo deleite, este deleite De buscar huellas suyas y seguirlas Sobre las manos vuestras tan sedosas, Tan finas, con sus venas tan azules! Oh, que nada podría, ni ser suya, Ni dominarle el alma, ni tenerlo Rendido aquí a mis pies, recompensarme Este horrible deleite de hacer mío Un inefable, apasionado rastro. Y allí en vos misma, sí, pues sois barrera, Barrera ardiente, viva, que al tocarla Ya me remueve este cansancio amargo, Este silencio de alma en que me escudo, Este dolor mortal en que me abismo, Esta inmovilidad del sentimiento ¡Que sólo salta, bruscamente, cuando Nada es posible!
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Poeta
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(Composición recitada por una niña en Tacubaya de los Mártires, el 11 de septiembre de 1873.)
Ante el recuerdo bendito de aquella noche sagrada en que la patria aherrojada rompió al fin su esclavitud; ante la dulce memoria de aquella hora y de aquel día, yo siento que en el alma mía canta algo como un láud.
Yo siento que brota en flores el huerto de mi ternura, que tiembla entre su espesura la estrofa de una canción; y al sonoroso y ardiente murmurar de cada nota, siendo algo grande que brota dentro de mi corazón.
¡Bendita noche de gloria que así mi espíritu agitas, bendita entre benditas noche de la libertad! Hora del triunfo en que el pueblo vio al fin en su omnipotencia, al sol de la independencia rompiendo la oscuridad.
Yo te amo. . . y al acercarme ante este altar de victoria donde la patria y la historia contemplan nuestro placer, yo vengo a unir al tributo que en darte el pueblo se afana mi canto de mexicana, mi corazón de mujer.
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Poeta
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¡Amar a una mujer, sentir su aliento, y escuchar a su lado lo dulce y armonioso de su acento; tener su boca a nuestra boca unida y su cuello en el nuestro reclinado, es el placer mas grato de la vida, el goce mas profundo que puede disfrutarse sobre el mundo! Porque el amor al hombre es tan preciso, como el agua a las flores, como el querube ardiente al paraíso; es el prisma de mágicos colores que transforma y convierte las espinas en rosas, y que hace bella hasta la misma muerte a pesar de sus formas espantosas. Amando a una mujer, olvida el hombre hasta su misma esencia, sus deberes mas santos y su nombre; no cambia por el cielo su existencia; y con su afán y su delirio, loco, acaricia sonriendo su creencia, y el mundo entero le parece poco... Quitadle al zenzontle la armonia, y al águila su vuelo, y al iluminar espléndido del día el azul pabellón del ancho cielo, y el mundo seguirá... Mas la criatura, del amor separada morirá como muere marchitada la rosa blanca y pura que el huracán feroz deja tronchada; como muere la nube y se deshace en perlas cristalinas cuando le hace falta un sol que la sostenga en la etérea región de las ondinas. ¡Amor es Dios!, a su divino fiat brotó la tierra con sus gayas flores y sus selvas pobladas de abejas y de pájaros cantores, y con sus blancas y espumosas fuentes y sus limpias cascadas cayendo entre las rocas a torrentes; brotó sin canto ni armonía... Hasta que el beso puro de Adán y Eva, resonando en el viento, enseñó a las criaturas ese idioma, ese acento magnífico y sublime con que suspira el cisne cuando canta y la tórtola dulce cuando gime, ¡Amor es Dios!, y la mujer la forma en que encarna su espíritu fecundo; él es el astro y ella su reflejo, él es el paraíso y ella el mundo... Y vivir es amar. A quien no ha sentido latir el corazón dentro del pecho del amor al impulso, no comprende las quejas de la brisa que vaga entre los lirios de la loma, ni de la virgen casta la sonrisa ni el suspiro fugaz de la paloma. ¡Existir es amar! Quien no comprende esa emoción dulcisima y suave, esa tierna fusión de dos criaturas gimiendo en un gemido, en un goce gozando y latiendo en unísono latido... Quien no comprende ese placer supremo, purísimo y sonriente, ese miente si dice que ha vivido; si dice que ha gozado, miente. Y el amor no es el goce de un instante que en su lecho de seda nos brinda la ramera palpitante; no es el deleite impuro que hallamos al brillar una moneda del cieno y de la infamia entre lo oscuro; no es la miel que provoca y que deja, después que la apuramos, amargura en el alma y en la boca... Pureza y armonía, ángeles bellos y hadas primorosas en un Edén de luz y de poesía, en un pensil de nardos y de rosas, Todo es el amor. Mundo en que nadie llora o suspira sin hallar un eco; fanal de bienandanza que hace que siempre ante los ojos radie la viva claridad de una esperanza. El amor es la gloria, la corona esplendente con que sueña el genio de alma grande que pulsa el arpa o el acero blande, la virgen sonriente. El Petrarca sin Laura, no fuera el vate del sentido canto que hace brotar suspiros en el pecho y en la pupila llanto. Y el Dante sin Beatriz no fuera el poeta a veces dulce y tierno, y a veces grande, aterrador y ronco como el cantor salido del infierno... Y es que el amor encierra en su forma infinita cuanto de bello el universo habita, cuanto existe de ideal sobre la tierra. Amor es Dios, el lazo que mantiene en constante armonía los seres mil de la creación inmensa; y la mujer la diosa, la encarnación sublime y sacrosanta que la pradera con su olor inciensa y que la orquesta del Supremo canta, ¡Y salve, amor! emanación divina... ...¡Tú, más blanca y más pura que la luz de la estrella matutina! ¡Salve, soplo de Dios!... Y cuando mi alma deje de ser un templo a la hermosura, ven a arrancarme el corazón del pecho ven a abrir a mis pies la sepultura
Enero de 1869.
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Poeta
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Apodíctico dulzor
Dueña de la miel el amar de su belleza. Los anhelos extrae de los lamentos. De las aves qué vuelan su regazo. En las pupilas qué deleitan. La luna más dulce.
¡Oh!___Mujer fuente de vida. .......Del amado roble. ..........Un canto.
De nuevo aparece el sol oculto negro. Los desvelos nudos de las noches. De las ganas que dejan al aire. En las sábanas que reposan. La cama más dura.
¡Oh!___Vegetal humedad, .......del silencio, .........Esperanza.[/b]
Fascinación y seducción. Hermosura con sortilegio. Mesurada y natural. Semilla con descendencia.
Transitable Flexible acogedora Sugestiva Dulzura Del Dulzor ¡Más que humana... Brilla en el corazón!. Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
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Poeta
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LETRAS DEL AGUA
En los poemas... Donde los tiempos nacen___De lo profundo cúspide. Donde viven sin agotarse__De lo infinito dentro. Letras de la vida... ¡Qué viven más allá!_______Del cuerpo. ¡Más allá del tiempo!______Del reloj. ¡Más allá de la historia!__Del mundo.
Letras del agua.
[center]¡Qué viven, mueren y renacen!. Poemas en el alma del agua. Del agua sagrada de vida. Letras sin voz. Música esférica. Líquida y suave.
Letras del agua.
Tan suave y fácilmente. En un renglón como en otro. ¡Seres___Humanos___Genuinos!. Lectura Y Sentimiento... Uno solo. ¡Qué palabra a palabra corren!. [Lágrimas] Sentimientos, pensamientos y pasiones.
Letras del agua.
Poemas que resuenan pétalos y espadas. ¡Corazón en la lectura!. [Absorto, absorto]. Por el tiempo. Lagos, cataratas y arroyos. De la vida esencia. Lágrimas de muerte. ¡Qué no juzga, no interfiere!. Solo es. Agua.
Agua. Pura De Letras. Del agua.
Letras del agua.
Del retorno al comienzo del final siempre. Cimientos. Del corazón. Del mundo. ¡Matriz del agua!.
Sagrada mujer fecunda luna. Acuática. Espiral. Centro. De. La. Viiidaaa. ¡Letras del agua letras!.
Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
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Poeta
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Alumbramiento Indigena
La mujer está triste. La mujer tiene dolor. La mujer corre por los prados. En Busca de su corazón.
Recoge las flores, recoge su amor.
La mujer está triste. La mujer tiene dolor. Baila al son de su aliento. Llora su alma al viento.
La mujer está triste. La mujer tiene dolor. Entre fantasmas vacilantes, y gemidos enmudecidos, de rojo viste su cuerpo.
La mujer está triste. La mujer tiene dolor. Al río fue una. Del río volvieron dos.
Nilo
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Poeta
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