|
Besé tu piel desnuda, sentí tus labios carmesí, eres mi único amor, eres graciosa y tímida.
Dejaste una cadena dorada, tu lenguaje es el amor, tu corazón es la violencia, diamantes para los perdedores.
Diamantes que dejaste, perfectamente rayados, lágrimas en glicerina, corazones tallados a la perfección.
Me fijé en besarte, pero resultó en una relación pasajera, falsificaste mi corazón, no fue lo mas apropiado.
Un beso peligroso, que desgarra ese bonito cuerpo, dices estas mentiras preciosas, sentimientos que no fueron reales, sólo eran bellas imitaciones.
Erick R. R. Torres (Ángel Negro)
|
Poeta
|
|
Lá vem a bola Desacreditada de si mesma Às vezes vem rolando, chorando... Lá vem ela Otimista procurando o gol Insatisfeita e realista Vem sendo chutada desprezada Um pouco apressada À procura do gol.
Lá vem a bola Indignada por si mesma Nos campos de pelada Maltratada e pisada Lá vem ela Oportunista e mal intencionada Protagonista da garotada Um pouco cansada A caminho do gol.
Lá vem a bola Idolatrada, mas não por si Observada pela torcida impaciente Adorada e odiada ao mesmo tempo Lá vem ela
Disputada e disparada A caminho do gol Mas a trave desesperada a impede A incrédula bola Despede-se do gol.
Lá vem a bola Estática por si mesma Ansiosa na marca da cal Com frio na barriga No momento do gol Lá vem ela Espalhafatosa e veloz Rompendo a linha divisória É gol... I ki golaço! Como diria Silvério; Alegria de uns Tristeza de outros Lá vem a bola outra vez A caminho do centro Carregada com tristeza Por quem a pegou.
“Esta é uma justa homenagem à bola Que em um espaço de 90 minutos Pode fazer sorrir e chorar “Ao mesmo tempo uma mesma pessoa”.
|
Poeta
|
|
Saudade como dói esta saudade Dentro do meu peito Do meu lado esquerdo; Maldade por que fica esta maldade Junto do meu leito No meu pensamento; Tristeza me invade a tal tristeza Minando minha alma Tirando minha calma; Madrugada, quando cai a madrugada Sinto-me tão sozinho Falta-me um carinho; Verdade, só existe uma verdade Que eu sinto a tua falta Do desejo que me assalta; Certeza só me falta uma certeza Da certeza que me amas Do meu corpo que reclama; Esperança, só me resta uma esperança De esperar por esta tarde Nem que for a eternidade; Um amor pela metade Quem espera sempre alcança.
|
Poeta
|
|
Mulher criança que a todos encanta Dona de um sorriso inocente Olhar descontente És mulher de fato em seus atos És criança crescida, adolescente perdida Criança mulher que a todos engana Na escultura do teu corpo Na bravura do teu rosto És criança no teu jeito de convidar És mulher na beleza de deitar Faz do coração do homem brinquedo Sem esforço experiência ou segredo Desejo oculta esconde em seu peito Menina insolente rebelde e sem jeito Te quero mulher Quando me amas a todo o momento Não te quero criança Quando brincas com meu sentimento Te quero criança Adolescente perdida Não te quero mulher Assim ousada e despida Não importa se és mulher ou criança Eu preciso te amar E não perco a esperança.
|
Poeta
|
|
Lamina cega que ao pulso cerra O frio do teu metal confronta-lhe a face Que ocultas sinais e tremores
O teu golpe que do frio sangue jorra Esvaziar se faz em copos rasos Um sorriso disperso e atento
Inquieto espera o desferir Não mais que o tempo o machuca O aço da saudade que penetra
Sóbrio o corpo empilha na vala A guia o toma como morto Da bebida que exala pela entranha
Usurpar se faz na insensatez Á cólera que teu rosto assola A solidão que dispersa em pensamento
Entorpecido arremessa teus olhos ao céu Do arrependido Deus que lhe oculta à face Torto mendigo de esfacelados pecados
Se o inverno que à tarde trás e o congela A lápide envelhecida em negrito o traga Amarga e cala a voz que por vez Outrora não só a matéria que desfaz A maldita saudade como homem carregou.
|
Poeta
|
|
Quero ser o seu poeta Seu amigo destemido Ser um cântico sofrido A bebida predileta.
Quero ser o seu caminho Pelos campos ou deserto Quando longe ou bem perto Emprestar-te o meu carinho.
Quero ser a sua bravura Sua conduta na coragem A esperança na mensagem Sentimento que perdura.
Quero ser tua inspiração O acalento do teu colo A firmeza deste solo O pulsar do coração.
Quero ser a ansiedade Do teu peito sem maldade No teu corpo à vontade Dos teus dias a saudade.
Quero ser a tristeza De um dia sem sol Ser a alma que descansa No silêncio do seol.
|
Poeta
|
|
Amor es un sustantivo, amor es un verbo, amor es solo una palabra, miedo en mi respiro.
Impulsiones apacibles, me sacude me hace mas ligero, me hace mas callado, me da mas tranquilidad.
Lágrimas derramadas, caen en tu mejilla, se lo que sufriste, se lo que estas pasando.
Lagrima desperdiciada en el fuego, sufriendo por el desamor, lo que viviste, lo que sentiste mi querida niña, estoy aquí, para consolarte y cuidarte.
Flores negras, marchitas y solitarias, pétalos que se caen, uno por uno, flores que han dejado de respirar.
Erick R. R. Torres (Angel Negro)
|
Poeta
|
|
¡Sin lágrimas, sin quejas, sin decirlas adiós, sin un sollozo! cumplamos hasta lo último. . . la suerte nos trajo aquí con el objeto mismo, los dos venimos a enterrar el alma bajo la losa del escepticismo. Sin lágrimas... las lágrimas no pueden devolver a un cadáver la existencia; que caigan nuestras flores y que rueden, pero al rodar, siquiera que nos queden seca la vista y firme la conciencia. ¡Ya lo ves! para tu alma y para mi alma los espacios y el mundo están desiertos... los dos hemos concluido, y de tristeza y aflicción cubiertos, ya no somos al fin sino dos muertos que buscan la mortaja del olvido. Niños y soñadores cuando apenas de dejar acabábamos la cuna, y nuestras vidas al dolor ajenas se deslizaban dulces y serenas como el ala de un cisne en la laguna cuando la aurora del primer cariño aún no asomaba a recoger el velo que la ignorancia virginal del niño extiende entre sus párpados y el cielo, tu alma como la mía, en su reloj adelantando la hora y en sus tinieblas encendiendo el día, vieron un panorama que se abría bajo el beso y la luz de aquella aurora; y sintiendo al mirar ese paisaje las alas de un esfuerzo soberano, temprano las abrimos, y temprano nos trajeron al término del viaje. Le dimos a la tierra los tintes del amor y de la rosa; a nuestro huerto nidos y cantares, a nuestro cielo pájaros y estrellas; agotamos las flores del camino para formar con ellas una corona al ángel del destino... y hoy en medio del triste desacuerdo de tanta flor agonizante o muerta, ya sólo se alza pálida y desierta la flor envenenada del recuerdo. Del libro de la vida la que escribimos hoy es la última hoja... cerrémoslo en seguida, y en el sepulcro de la fe perdida enterremos también nuestra congoja. Y ya que el cielo nos concede que este de nuestros males el postrero sea, para que el alma a descansar se apreste, aunque la última lágrima nos cueste, cumplamos hasta el fin con la tarea. Y después cuando al ángel del olvido hayamos entregado estas cenizas que guardan el recuerdo adolorido de tantas ilusiones hechas trizas y de tanto placer desvanecido, dejemos los espacios y volvamos a la tranquila vida de la tierra, ya que la noche del dolor temprana se avanza hasta nosotros y nos cierra los dulces horizontes del mañana. Dejemos los espacios, o si quieres que hagamos, ensayando nuestro aliento, un nuevo viaje a esa región bendita cuyo sólo recuerdo resucita al cadáver del alma al sentimiento, lancémonos entonces a ese mundo en donde todo es sombras y vacío, hagamos una luna del recuerdo si el sol de nuestro amor está ya frío; volemos, si tu quieres, al fondo de esas mágicas regiones, y fingiendo esperanzas e ilusiones, rompamos el sepulcro, y levantando nuestro atrevido y poderoso vuelo, formaremos un cielo entre las sombras, y seremos los duendes de ese cielo.
|
Poeta
|
|
Amor empieza por desasosiego, solicitud, ardores y desvelos; crece con riesgos, lances y recelos; susténtase de llantos y de ruego.
Doctrínanle tibiezas y despego, conserva el ser entre engañosos velos, hasta que con agravios o con celos apaga con sus lágrimas su fuego.
Su principio, su medio y fin es éste: ¿pues por qué, Alcino, sientes el desvío de Celia, que otro tiempo bien te quiso?
¿Qué razón hay de que dolor te cueste? Pues no te engaño amor, Alcino mío, sino que llegó el término preciso.
|
Poeta
|
|
De la más fragante rosa Nació la abeja más bella, A quien el limpio rocío Dio purísima materia.
Nace, pues, y apenas nace, Cuando en la misma moneda, Lo que en perlas recibió Empieza a pagar en perlas.
Que llora el alba, no es mucho Que es costumbre en su belleza; Mas ¿quién hay que no se admire De que el sol lágrimas vierta?
Si es por secundar la rosa, Es ociosa diligencia, Pues no es menester rocío Después de nacer la abeja.
Y más cuando en la clausura De su virginal pureza Ni antecedente haber pudo, Ni puede haber quien suceda,
¿Pues a que fin es el llanto, que dulcemente riega? Quien no puede dar más fruto ¿qué importa que estéril sea?
Mas ay, que la abeja tiene Tan íntima dependencia Siempre con la rosa, que Depende su vida de ella;
Pues dándole néctar puro, Que sus fragancias engendran, No sólo antes le concibe Pero después le alimenta.
Hijo y madre, en tan divinas Peregrinas competencias, Ninguno queda deudor, Y ambos obligados quedan.
La abeja paga el rocío De que la rosa la engendra, Y ella vuelve a retornarle con Lo mismo que la engendra.
Ayudando el uno al otro Con mutua correspondencia, La abeja a la flor fecunda, Y ella a la abeja sustenta.
Pues si por eso es el llanto, Llore Jesús, norabuena, Que lo que expende en rocío Cobrará después en néctar.
|
Poeta
|
|