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UNDÍVAGO
Como la mirada de un árbol que corriera. Hasta la punta del hoyo. Odia, amasa escaleras blandas, odia. Nuestra mano dulce.
...UN...
El Corazón De mandolinas Ónix en retiro.
___DI___
Escuchan lo que conviene solo. La camisa azul rota. El piso rojo ahogarse, rojo. De los cabellos al hueso.
---VA---
Como la mirada de un mármol nuevo. Hasta la sal del párpado. Piensa, recoge olores duros, piensa. Aquéllos brazos café.
:::GO:::
Por La misma. Noche insomne. Luna cabello obscuro.
+++UNDÍ--VAGO+++
Abre. La frente. Pálida. ¡Del sudor petrificado!...çÇç Undoso, Undoso çÇç
Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
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Poeta
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NOCTÁMBULO MARINO
Al Remar Al sol desecho. Del hielo dulce. Al subir las escaleras. En el ocaso de la muerte. Aurora. ¡Las noches bajan!. El rostro anudado del cielo. ¡Dormido!. En el museo romántico. Inocente. En las letras. En el juego de los glaciares. Escondidos. En las naderías simétricas ligeras.
Noctámbulo. Schlepper, rimorchiatore, remorqueur, tugboat...
Marino. Profundo. Solitario. Del esclavo vestido de cadena. Cantando. En el gesto de las tímidas botellas. Al manantial bebiendo arena. Regalando versos al meterlos enfrascados. Frescos, del brillo, merecido, ausente. Entre caligramas y palimpsesto. Al sol rema la voz. De vez en cuando. Marino... ¡Del cielo dulce arrullo!
__Regnerisch, piovoso, pluvieux, rainy__ En el espectáculo agendado. ¡Destruída la humanidad!. ¿Qué dios importa?. Y Dónde... ¿La música escucha recitales?. ¡Cuándo la libertad está perdida!. En la espada inmediata enajenada. En el arrullo rebasando todo cielo. Al remar desnudo al hielo. Con La piedra dolorida del lucero. Donde... La muerte muerde crines verdes. En el rostro de una lágrima marchita. ¿Dónde está la humanidad verdadera?.
El noctámbulo Pregunta Dislocado Y Dijo ¡Somos solo escombros!. Del ayer desenfrenado. Del pródigo homogéneo. El noctábulo Se Dijo ¡A solas!.
Los mañanas están ahogados por el poder hambriento de los metales.
Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
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Poeta
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DESENCARACOLÁNDOSE
Y así fue al tiempo quitando, las ideas y la cabeza, un alfiler al cruzar la calle, sola, por el sonar____¡Desencaracolándose!. Saludando las campanas, desarmando los carneros. ¡Al frente del gesto!. Que grita. Escapando, acelerado, la esquina, herida sincera, doble novela. ¡Lámpara en vidrieras!.
¡Qué repiten y repiten___Polvo al polvo!.
De la tienda. (Tundra en tinta). Vendiendo los recuerdos. Tabernas ojerosas. (Asados caracoles). ¡La sed embotellada!. En el tranvía del desayuno.
Al Fondo De La lluvia____Un caracol. Al tocar la puerta. El espejo, en la escalera. Reflejó, una, una, una. Distante luna____Un caracol. _¡Sin serlo!_
Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
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Poeta
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CONMISTIÓN CONSABIDA
La mezquina espada enfila Rimas extrañas Allá Dónde tiritaba de alegría un hielo De Ventanas arrugadas, clavos y escaleras.
Consabida conmistión.
Quebrando. Al silencio abandonado. Al pie de la imponente montaña. Quebrando.
El pespunte petigris Decía: Es práctico, cuando las cadenas desesperen. Es completo, cuando el atardecer vuelve por la mañana. Es único, cuando el amanecer queda en la noche. En La obscuridad la luz camina. ¡Mejor!. Y es, lo que impulsa a llegar donde nadie llegó. Y es, del caminar las sandalias del lago soñado. Por eso. Esa tarde, dibujó al libro, libre, de la opresiva mañana. Y la tranquilidad del sillón, un carbón.
Consabida turbonada. Conmistión de guardafangos. Encima de los más profundos trueques. Y obvención anticipada. De los húmedos humos. Recónditos. Una pesadilla colorada.
Conmistión. Por los torpes colores limitados. Decía. La claridad trasciende lenta. La urdimbre hirsuta inexorable. Decía.
En cada inicio se ofrece. Un espacio. Un bloque de múltiples rúbricas. Ante los cambios. Por las descaminadas dimensiones. Consabida. En la dosificada confusión. Conmistión. En la pausada dispersión.
Lo inmundo De miserables millones Y Millonarios unos cuantos Serpenteantes Como Se expresa el ácido osario. ¡Alquitrán y alacrán!. Aún apenas. ¡Escucha, interpreta y emite!. En pedazos impávidos De Cibernética vanguardia. De Sintácticos amasijos. Conmistión. Al cerrar la noche. Consabida. Al abrir el día.
Donde Los acantilados acallan Y Al ahervorarse los suspiros. ¡Consabidos!.
Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
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Poeta
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MADERA VITAL
Aquí, en el corazón guerrero, donde hay un árbol.
Roble, oak, Eiche, carvalho, quercia.
Fruto de mil flores allá, Flores, que son impermeables. ¡Sencillas sombrillas!.
Por el viento de pálidas escaleras.
Por donde, ni cantan, lágrimas, ni risas, sin palabras, en serpientes, ancha corona de diademas.
Selva, secuaz, élite de gusanos, que del destino el árbol seco espera, ya sin ser papel, ni leña, ni humo, un papel, de partitura triste, alegra, lo que añora, palabras, justas.
Aunque la verdad duela. Aunque la verdad sangre. Y no que, lo verosímil soborne, con antídotos al vulgo.
Y Solo una palabra, como gota de agua, que añora ser fértil lluvia, y estar en el corazón, del humano verdadero. Lago fiel.
Y Solo una palabra, flexible, profunda, que añora, ser contrabalanza, con poder reconstructor, una fuerza en la flaqueza. ¡Del pobre océano en sangre!.
Lo no escrito. Después de la primera palabra.
Lo que habita. El centro. Del alma. Noble razón humilde humana.
Un escrito, que añora ser leído. ¡Desde el hueso hasta el aliento!.
Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
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Poeta
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ELECCIÓN VIVIENTE
Ayer cumplí con la muerte vestido. Por el viaje de circular resurrección. En la voz de perlas limpias. Y con los años de cien nubes.
Mañana con la mano dos caricias. Plantan equipajes y sombreros. Anuncian escaleras y acuarelas. Entre las hojas del agua.
Después le importa beber mis dudas, al olvido aglomerado.¡Gorjeo de abecedario!. En los pómulos amargos de clorofila. Por el musgo de pernas primaveras, y los pechos con hachazos vegetales.
Luego, luego, húmedo el sol aplaude. ¡Cada lucero substancioso doble!. Peregrinas cosechas obedientes, y cordiales las mandíbulas alivian. ¡Cada nueva diadema tierna!.
Hace poco, un siglo pasó desnudo, con la memoria de geografía cara, sonriendo a las tardes aquéllas, con el perfume de turquesa oleosa. Y el rumor entre noches arboladas.
¿Porqué debe haber guerras intocables?. ¿¡Porqué matar los astros nuevos!?. Si se nace del agua madre tibia. Si se vive del cielo cobijado. ¡Nadie muere si la vida planta!.
Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
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Poeta
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