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FEHACIENTE FÁRRAGO
Porque muy pequeña murió su muerte. De la inmensa tragedia. Huérfana hermanable de mano extraña. De la que se respiran montañas. ¡Qué derriten al silencio!. En la tierra sin hogar ni hoguera. El eco solo en la sombra. En la dicha humeante del campo yerto. ¡Mil destinos perdidos!. Fehaciente.
El zapato vestido de camino. Fárrago. El camino visto de candado. En el tiempo estelar del olvido. Porque desnuda está la tormenta. En una rebanada de piedra. Entre grandes arracadas fehaciente. ¡Fárrago!...En la luz abierta vertida.
Donde Al telar atan el pedernal. Donde. Al talar matan el aliento. Y el hambre come con prisa. Y el rencor en restaurant.
¡Cómo una hoguera!. Afilando al infierno aventuras tibias. Entre la tormenta de gran desnudez. Nuestra tierra nos sufre. En la calle como cuerdas rotas. ¡Cómo una plaga!. ¡Qué en la tragedia huecos mece!. Fehaciente por cualquier parte. Fárrago en todos lados.
Nos duele, nuestra tierra, nos duele. Sin estar los enigmas inventando. Sin estar ausentes ya, como miles otros. ¡Ruedas, ruedas, a la tormenta enredados!. Nos duele nuestra tierra. Ya suspendida inmóvil ya, la incierta consciencia. ¡Son las carreteras de amargura!. ¡Qué al mismo cielo conmueven!. Miles de agujas en el ojo. Del camello, del cabello, del caballo, todo en ello.
¡Desnudo, inerme, indefenso, todo el aire!. En un gritar al cielo sordo. Por los suelos del inframundo. Por los ojos de una lágrima infinita. Entre todos los mudos lamentos yermos. Estando en la noche curva del polvo. ¡Fehaciente fárrago inmenso deforme huracán!.
Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
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Poeta
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ESENCIAMORFOLÓGICA
En los muslos de una mirada. A las nubes da sus frutos. ¡Que traslúcidos deseos rompe!.
La pluma del otoño volando. A la orilla qué se inclina. En el arte qué reseco llueve. Creciente incursión del sueño. Del mundo vestidos rotos. ¡Que al emerger se desmoronan!.
A los ojos inmunes de ríos cerrados. Abriendo manuscritos en las nubes. ¡Donde la piedra corre esclava!.
Anudada. En el fulgor del monumento. Por los sentimientos indispensables. Impensables. En el rubor de seda súbito. Es En Esencia. Amorfo. Lógica del ser inmanejable. ¡Como las uñas sudan rizos!.
En sus partes. Inclinadas ecuaciones. En la oblicua luz briosa. En sus artes. Como la palabra al sonido. ¡Crea su canto!. Como el vientre al deseo. ¡Crea su origen!. Las aguas leves y curiosas. Las orillas de los enigmas. Las pesadillas al finalizar.
En la realidad sonoras. Entrañablemente. Apretando al humo el vestido. Los desnatularizados vaivenes.
El otoño sorprendente. ¡Desiderativa niebla!. Amarillosamente. Indistinguiblemente. ¡Optativa!. Es la rotativa forma infame. En la pluralidad única. Esenciamorfológica. En los mil matices unitivos. De las hojas peripecias. Muslos. Traslúcidos. De La Mirada Donde La pluma Llueve ríos Donde Vuelan Resecos ecos. A las nubes. ¡Rubores petrificados!.
Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
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Poeta
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AGLUTINADORAMENTE...
La Mente Ad ora Aglutina. Duramente dorando al dormirse. Y Con el sueño sepultando. El tiempo. ¡Sin ir más lejos del principio!. Entre la circunstancia y peripecia. Apagando. Los caminos. Intransitables... Donde manudean, las estratagemas suardas. ¡Entre pureza y flaqueza!.
Y Ya después del drama un clarinazo. Ya para que. ¡Grita un sótano!. De opúsculos miradas. Al encuentro del viejo plenilunio. ¡Ya el parque es un liso porqué del qué!.
Del paraje abandonado pasaje, aglutinado y dorado. ¡De menta ausente lamenta el sabor!. De la bienandanza peregrino En la más íntima verdad de las ventanas. De la disculpa del hipogeo. En el misterio puerta abierta. ¡Por el ictíneo tumulto!. ¡Por el furtivo incidente!.
Aglutinador. El siglo da un brinco atrás Al mar golpeando las arenas Al encuentro del desierto ahogado
Porqué El Siglo corre vestido en sangre. Del Lebrillo al embrollo. Del incordiar energúmeno. El Tiempo Sepultado, abandonado, nada y nada. En la piscina. De los relojes pendulares acordeones. De La Frialdad flamante. Los delicados pilares, desdoblando chispas. En la derrota de las victorias de ceniza. De los autorretratos despreocupados. De la sorna disipada sin tapujo.
Los Escritos llorando los destinos. Sin tino ni trino tónico. Del amor. ¡Desgarro imposible!. Aglutinadoramente Por El tiempo ¡Oh, el tiempo ha sido sepultado!. En Un ¡Eterno instante!. A-glu-ti-na-dor.
Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
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Poeta
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CUANDO CAVILAN
Cuando los mares cavilan, en la mejilla enarenada, en la playa de la brisa, la flor intrépida sube al racimo, interminable de las horas estrechas.
¡Cuacavilando!
Cavilan al jazmín calzable, como giratoria playa caída, como repentina cumbre impar, la siembra idolatrada que desmembra, incendiando los inviernos despreciados.
¡Cuacavilando!.
Cuando los rayos enturbian, los rostros vestidos de ausencias, los rastros desnudos de féretros, la estelar amargura que encarnan, indelebles los umbrales fallecen.
¡Cuacavilando!.
Cavilan las pezuñas de los puñales, entre el ocaso que oprime, entre el acoso que mata, la juventud empedrada que desgrana, implacables los calvarios pululan.
Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
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Poeta
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Cuadrado el horizonte
El cielo fue mortalmente cubierto Por las espinas de una cuna ¡Llena de ausencias amadas! Del camino, qué nada existe, ahora, Al decir sigiloso, viaje qué aleja, ¡La primera mejilla! ¡La lluvia matinal callando! __Y la puerta teje bajo__ Horizontal ¡Alud...Dula! La ventana del brocal Paréntesis coquetos Nutriéndose de espantapájaros mariscos Los harapos vestidos del martillo Esposo del plástico en bandadas Señalando al arco arcilla ¡El aura desayunando! ___Al concéntrico arrecife___
Horizontal ¡Odio...Oído! Un riachuelo de las constelaciones El pañuelo del comedor La camisa interminable de las curvas ¡Semilla erguida del hambre! Abalorio tornasol entrecerrado Largo canal de fauces Junto al cuadro del obscurecer alto ___El marítimo cuenco de las comarcas___
Horizontal ¡Otro...Orto! Piel de paja barba, el ojo aguja Piel de lana baja, aguja el ojo *Cuadrado, cuadrado, el horizonte*
Arras del ábaco cuajadas Arras del acobardado La esquirla traje de garza ¡De las garzas tierras! Del Del... ¡¡Alud...Dual!
Sin Horizonte Cierto. Es cierto, cierto.
Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
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Poeta
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SUBLIMADO LECHO
Por el soñoliento nacarado del olvido. Cruza inexorable la nieve rosa. ¡El cielo qué la brisa acuna!. Sin trampas del bostezo enmascarada. El cauto apetito de la cicuta. En la gélida pereza murmurante. Caída de la nada una sombra. Monarcas solitarios de la mano himnos. Invocando a los placeres cómplices.
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El olvido vaporoso de los vestidos. Al nacer del viento fresco. El humedecido fruto blanco. Una chispa expone al alma. ¡Al abismo qué reposa!. Por el desdén de las alturas. Inquieto al futuro se rinde. Dulcificando las espirales de las dunas. Indulgentes y plácidos los rostros.
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De la noche olor de nácar. Por la redondez de los racimos. Sueños blandos del alma dulce. ¡De ser ávido huésped!. En el lecho un paladar qué avanza. Por el pecho de venturas puro. ¡Sin la pasión inerte falsa!. Con el fluir lácteo tibio. ¡Astronómica y sublime fantasía!.
Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
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Poeta
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Asonante ensoñación
De Algún ave He sido el sueño a... Lado... Donde La estrofa forja el ardiente leño Dos Veces en vestidos laberínticos ¡Profunda hormiga del boscaje! Eje desgajado De las mil mieles Un enjambre De milagros... ¡Clavados!... En el Aire... En el torpe muro... Tím ida ignorancia. Hilo frágil de trabas fieras. Dónde La espesura de las horas, las Auroras llama... La llama más profunda en la tormenta.
¡Germen pavoroso anidado en la plegaria!. En la herida. ¡Herida que renueva !En la roca. Trágica discorde De Hostil pregunta melodía. Ensueño, mudo, silencio, al despertar. Ante sonidos desacompasados de futuros. Voz de sed. ¡Sellada!.. Vez del espejismo.....¡Calcinado!. Pez de roja helada.... Del bosquejo Azulado, empesadillado, tez de almohada, durablemente espinoso cada segundo, qué parece primero ¡Solo lágrimas de macabras despedidas!. Así Es A Veces, muchas. Melodías. De los salados sueños, por la vida ida...
Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
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Poeta
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Hiel y túnica
En lo qué va del siglo. Las rodillas mudas cuelgan de los techos Los ídolos ridículos inventan los fantasmas En los ánimos marchitos de la memoria.
¡Con todos los himnos violentos de la ambición! Con toda la a. ¡Ah!. de los corazones de piedra.
Hiel y túnica. Túnica con hiel. Hiel y túnica. ¡Ah!---¡Cuánto miedo la libertad adorna!. ¡Ah!---¡Cuánto hombre muere indefenso!. En lo qué va del siglo.
En Lo Qué Va del siglo...
Desolado el suelo la divina sangre bebe. Deshojado el cielo la vitrina muerte luce. Desalado el vuelo la dañina hiena goza.
En la espuma.....Hiel y túnica. Ingrata de los vidrios...Túnicas con hiel. En la frente.............Hiel con piel. De los óleos ínfima......¡Túnicas de hiel!.
En los pasos fulminados de los vestidos. En los pasos perdidos de los caminos. En los pardos consuelos de los anzuelos. En los pardos valientes de los cortejos.
En lo que va del siglo. ¡La sangre corre más roja. Y enrojecidos están los cielos!. El rojo es el nuevo color de la desgracia. El rojo seco de la sangre seca. El rojo de la sangre inocente derramada.
En lo que va del siglo. Lo Que Va del siglo... ¡En lo que va del siglo!.
¡La ceniza anida en cada sueño!. En cada libertad encarcelada en su latido. En cada consciencia aún, aún, no envenenada.
¡Hiel en la lengua doble engaño!. ¡Túnica en la cubierta de corbata!.
Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
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Poeta
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ELLOS DOS UNO SOLO
Ellos, ellos dos, uno solo.
En estos desnudos turbantes. y vestidos biombos vibrantes. ¡Vibran!. Sentados, los rostros, irrumpen impacientes. ¡Una vez fijos!-¡Otra vez torrentes!. Con la razón-¡Más allá del vientre!. Ocupados meteoros-¡Escuchan delante!. Ellos-Ellos dos-Uno solo.
Uno Solo Ellos dos.
¡Aplausos nacidos de obsesiones inmersos!. Rebosantes. Encuentros. Desbordando. ¡Pródiga dádiva afín!. Los dos uno solo.
Piensa él. Dulce amada, en cada abeja, la voz alada. Siente ella. En el tallo una luz callada. Ambos. En el mundo sabor fragancia.
Ellos, ellos, ellos. ¡Los dos uno solo!.
¡Hechos de fuego, imaginando, los momentos!. Por dentro. Dentro. Un lienzo encienden. Enamorados, uno, solo. En la miel de un beso. Con los espejos ardientes. ¡Licores de ternura!.
Ellos, ellos dos, uno solo.
En los precisos momentos, con los ánimos plenos. ¡Palpando los cantos que dictan los ojos!. Cortejos cubiertos y ensueños rosados. Escritos claveles del bosque. Inundados en Venus. En los inundados latidos de flores profundas.
Ellos, ellos. ¡En uno solo transformados!.
Las pieles de brisas girnaldas. Caminos de alegres cascadas abiertas. Todo, en un sólo dar y recibir, todo. Una y otra vez, nacidos, una y otra vez. Envueltos, en mieles y labios, envueltos.
Ellos Ellos dos. Uno solo. ¡Un sólo licor!.
Penetrante menta de ternura. ¡Humedad que almendra!. Una y otra vez, en mieles y labios, una y otra vez, una y muchas más. Envueltos, en un solo dar y recibir, envueltos, ellos dos uno solo. ¡Esplendores del néctar en jugo!. Los dos. Ellos dos uno solo. ¡Todo, nacido, todo!.
Desnudos. Vibrantes. ¡Los rostros!. Más allá, rebosantes encuentros, más allá. ¡Pórticos, cánticos, dúctiles!. Dúctiles, cánticos, pórticos!. Inmóviles. Lúcidos. ¡Vibran!.
¡Inmóviles, lúcidos, vibran!. Ellos. Dos. Uno solo. Ellos dos, ellos dos.
Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
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Poeta
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Los dorados días
Los días corrían vestidos de sueños dorados Por las máscaras de largos vientos musicales Por las floreadas auroras de cada semana Los días seguían de prisma prisa vestidos.
Los Dorados Días
Las horas cazadoras en la sombra del amor Perecedero fuego desnudo desierto de pureza La belleza de laureles invisibles ama Perecer en un inmenso latir eterno siempre.
Los Dorados Días
El alma blanca luz qué se desgrana La piel inmaterial del alma blanca El piadoso palpitar diamantino pleno La rizada pintura partitura del amor.
Los Dorados Días
Una vez ardor efímero y perfecto Otra vez dolor prolongado y volátil Nada pierde chispa fantasmal aspecto Todo gana pleno de conciencia suave.
Los Dorados Días
Clara luce la luminosa tarde Vestidos de sueños dorados días Los latidos laureles partituras La tarde clara luce luminosa.
Los dorados días
Los días de prisa vestidos De prisma seguían vestidos Las máscaras desnudándose ¡De conciencia suave y plena!
Los dorados días
Días dorados Amor de amores Floreando aurora ¡Amor de amores!
Los dorados días
Corrían, corrían, corrían. Los días ¡Corrían dorados! Los dorados días.
Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
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Poeta
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