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CUANDO CAVILAN
Cuando los mares cavilan, en la mejilla enarenada, en la playa de la brisa, la flor intrépida sube al racimo, interminable de las horas estrechas.
¡Cuacavilando!
Cavilan al jazmín calzable, como giratoria playa caída, como repentina cumbre impar, la siembra idolatrada que desmembra, incendiando los inviernos despreciados.
¡Cuacavilando!.
Cuando los rayos enturbian, los rostros vestidos de ausencias, los rastros desnudos de féretros, la estelar amargura que encarnan, indelebles los umbrales fallecen.
¡Cuacavilando!.
Cavilan las pezuñas de los puñales, entre el ocaso que oprime, entre el acoso que mata, la juventud empedrada que desgrana, implacables los calvarios pululan.
Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
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Poeta
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FLAMANTE MIRTO
Cuando La Misma noche duerme, cobijada por las nubes. ¡Brilla el mirto en lenta procesión!. Príncipes marmóreos del abismo. Con el recuerdo borroso de las tardes, y el ocaso tormentoso de una aurora. Cuando Están Escalando pórticos los tréboles, En La Caña, delicia de la playa. Apagando valerosas, ánforas. ¡Qué agujas, hermosas, parecen!. ¡Los anhelos, como sirenas y callejones incendiados!. ¡Del ensueño diamantino, en rosa pedrería!.
Flama Ama Amante mirto, vivo, brilla, aún en la bruma misma, aún en la mansión solo soñada.
¡Hay amor, al secreto escuchas!. Al Pequeñuelo ¡Del anhelo, al anhelo de lírica y de gracia!. Al Regazo. ¡Qué los prados prolíficos defiende!. Al Breve instante presuroso. ¡Tesoro, áureo, de mágica riqueza!.
Flama Ama Amante mirto, uno va, viene y vuelve, indemne, al tiempo, en los iris de los caminos por andar, en la fragua de los litorales serpentinos, anda. Una vez, violín, guitarra y paja. Otra vez, sombrero laudable. ¡Antes cruel destino!. ¡Filtro de las puertas!. El amanecer recostado de las plazas, el amor sumergido que despierta.
Ahora En un presente, de llamaradas matinales. ¡Fuego, rumor de noches blancas!. ¡Cuál luciente y bella perla al viento!. Aún así, así aún. ¡La flor se marchita, se marchita, marchitándose!. Quedando, quedándose. Luego, eterna, eterna. En La Memoria del perfume, esencia oleosa del sentirse.
Mirto, amante, flama, en la voz de los umbrales. El suspiro inagotable de los clamores, flores, vive, ríe y escucha, la tierra de los latidos, canto redondo balcón, abierto, en el corazón de los parques del ser.
Está En el verde multicolor de la vida. Está En el cuerpo del mismo viento. Y ¡Más allá de las espinas, de la muerte, prudente!. Muere, sin duda, lo que luego renace, mejor.
Mirto, mirto, flama, ama, ante la vida.
Cruzando va y viene.___Por el pasado adverso. Seco y sereno eco.___Entra y sale ágil. ¡Por el ágil canto, que la vida escancia!.
Flama ¡Muchas veces, donde se desdoblan los pañuelos!. ¡Donde los anhelos son unánimes en los campos!. De ciertos escarabajos, que quieren cambiarlos. ¡Solo matando, con la lengua y por la espalda!. Del Pensamiento Al sentimiento.
Flamante mirto, mirto que vivir puede. ¡Sí, sí!. ¡Se hace un sentimiento noble, honesto, nunca antes dicho, solo hecho, y hecho transparente sólo!. Flama, ama, la viva fragancia, excelsa. Del Flamante mirto En Medio dúctil. Insinuante. ¡Con la inquietud!. Inexplorada que salpica. Al manantial espumando.
Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
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Poeta
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EN LAMA QUINACIÓN...
Del febrífugo. Alcaloide de quiniela. ¡Quinina para el palurdo!. Inútiles pasan los años.
A veces atigrados los meses mecen. En Los años disecados en calendarios. En Los nombres obedientes en escritorios. Con Un ligero sabor a importancia. En los insípidos panteones. Sosteniendo una taza. Grisácea. Con los huéspedes gentiles. Dedos Mordiéndose sí, sí... Lencio, el labio inferior, después de tanto tiento tinto, el tiempo, en la soberbia del sobre, inter mina ble___alado, del sillón___esa misma noche, quinina y paludismo. Enlamado. En un almacén de segundos. Pantanos. Maquinados. Milenarios semanarios diarios. Cuando empiezan al final haciendo el mismo. Pálido alarido___ ¡Maquinal!.. Y Con el tigresco mariposear Veranean muriéndose juntos. De vez en cuando, playa y pecera. Caminando los puentes hechos. ¡De pozos picudos mosquitos!. Al primero. ¡Qué aparece al último!. Y no se muere___¡Porqué no quiere!. En lamaquinal___¡Sorpresa!. De las horas frescas. Reloj y rascacielos___Del infierno. En una simple palabra. Basta. Intraducible, inexpresable. ¡Ya!. Como... (Hambreado). El humo fumaba su tabaco. Cómo... (Sin sed). En la ceniza inútil del destino. Indiferente. Herida la máquina. ¡Amablemente!. Imaginada en la red resentida.
Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
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Poeta
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Acuoso anhelo...
La Arena Estrecha La playa En la espuma del sollozo, al mar, del sueño. Sabor del alba, un largo día. En El Musgo vagabundo. ¡Contorno de impecable curva!. En las conchas fecundas. Una perla, al vuelo de las aguas. Arena. De la tímida noche. De la danza grande. De la frontera muro. ¡Arena, del submarino, lecho grácil!.
Viene granada... ¡Y púrpura ribereña!.
Ánfora de redes cargada. ¡Colmena entre las mareas!. Con la nube... Escarlata del aire. ¡Al marfil de las violetas!. Estrecha la inquietud umbría.
Acuoso. Al brillo desnudando, el destino. Anhelo. El curso precario de los timones. Acuoso. El sollozo. Anhelo. ¡Del sueño de playa!.
Una Vez ¡Ambar blando, pulidas pupilas!. Una Vez ¡Gracia en la estela dichosa!. Acuoso El Día... Ofrenda, el anhelo, en cada ola.
Autor: Joel Fortunato Reyes Përez
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Poeta
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TIBIA ARENA AMOR
Tibia, flexible y casta arena, playa y espumas atardecer, risueña, y rojo, cielo sin nubes, que torna cada latido el cielo, labios y besos, el viento del suspirar juega, tu pelo, tu piel, tu mirada caricia que quiere ser, en todo un poco más.
Es tentación por tu piel, pincel, óleo, toda obra maestra. Es seda y la suavidad de toda caricia.
Tibia en cada latido, fecundo, habitable, forjadora porcelana de sueños almendrados entre fresas y cerezas amable en cada momento placer sin culpa, placer sereno tibia playa de todos los mares una arena y un grano
Apetecida verdad promesa de mano fiel, pecho, lecho, muslo dorado palpitante. Es el beso inesperado, relámpago de linaje celestial, hay dignidad de labios en los ojos honestos obstinadamente esmeraldinos labios rojos de rubí tejidos es, arena y amor, tiempo cálido de nubes soleadas. Y luego todo el, ella,nosotros. amor en islas oleajes, tranquilos, solos sin peros ni restricciones piedras preciosas libres sentires y pasiones, sin sanciones, maravilla, pacífica,suave alegría... sin dolor, culpa, siempre esencial belleza. Ti...Bia...Ren...Amor. Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
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Poeta
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TOCANDO ESPERO
Tu alma con mis dedos, mis labios, mis retinas. Adorada plata cristalina y diamantina. Vives en mis latidos. Y tocando, tocando te espero. Las puertas en los cielos. En los ojos las estrellas. En las arenas de playa.
Amor sin ocasión, amor perpetuo. Tocando los pétalos invisibles. La sangre de cada canto alegre. Alegre y dulce como tu piel y miel. En la vida, de esta vida, de este tiempo.
En la sinfonía inmortal. En el sonido del aire por las hojas. En el calor del fuego por los brazos. Espero y espero, en un siempre presente.
La melodía sagrada, donde el hombre sea cada nota. La música inmortal de la felicidad entre dioses. Todos, el que sea, con todos, o sin uno solo.
Solo la verdad serena del amor humano, el que se ve y se siente cada día. Sin egoísmo, el del polvo de hombre. Éste de carne, de sangre, frágil y desamparado. Que debe arrodillarse, humillarse, cargar las culpas en otro. Que confía alegre y fanático, la muerte, la injusticia, el dolor ajeno. Y pide. ¡Sí, solo!.
Pide al cielo que perdone, que lo haga todo, y se queda. En su culpa irresponsable, esperando y esperando. Tocando los sueños, pesadillas y temores. En un paralítico hoy, hoy de cada día del hace mucho.
Así toco, toco mis silencios, mis ausencias, mis dolores. Soy el cobarde que nunca conocí, soy la basura del templo. Iglesia y vergüenza juntas, entre sangre y miseria. Entre mi esperanza yerta, y los ideales vacíos.
Espero dejar de tocar las nubes y los desiertos. Y tocar las almas, los ángeles y demonios, o a todos los dioses juntos. Pedir que regresen. Si ya están muertos. Les buscaré. Y sí no hay. Haré con mis dolores esperanzas. Aunque mi polvo pierda, y el aliento que respiro se vaya. !Nada importa, cuando veo el sufrimiento, y nada. Pero nada puedo hacer.
Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
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Poeta
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Amarilla espera... No ballena
Estaba el viejo eco sentado, atrás de un dátil marinero.
Tan siglo en un segundo campanario El canario.Me dices.¡Lo veía!.
En la bahía.En la noche. Reflejo airado del arado Por el campo musical verdor Viejo campanear del futuro trigo.
Una vez___Cien días___Otra vez Tal vez___Una noche___Esa vez ¡¿ Cómo ?!... ¡El eco nocturno...! No es un viejo sueño... El solo da Tilín, tilín... Un tilde al ritmo Del Mover Al aire Un dedo... ¡Una vez de muchas!.
Y otras de pocas... Épocas opacas. Ecos del raquítico futuro... Dónde arena esa playa del milenio ¡Suelo frágil del olvido fácil!.
Cántico una vez del pasado Me lo dices...Amarillo...Campanario En la noche... Un siglo de canarios Eco en la bahía. Del desierto.
Alucinando El trigal En las luciérnagas Pez... Paz... ¡Pez de paz un sueño solo!.
Pez de luz del fondo oceánico vivir.
Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
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Poeta
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EN EL MAR TEMPORAL
Está la nave en la dorada cumbre. Despierta. La esquiva y exenta. Ventana. En cada ola entre las nubes. La nave de fresca brisa. Escalera entre los íntimos peldaños. Escuchando. Habitaciones, en el sagrado y oculto sarcófago.
Mientras. Mientras. Tanto... Tan.
A lo lejos. En la vela, en la flama. Como un ave. ¡Vuela, la esperanza!. ¡Qué supo retirarse a tiempo!. En el rostro presuroso. De la tarde. Cuando los vestidos calzan. Ya los hilos largos de la vida. Cuando canas nacen generosas. Las horas como las olas. En las espumosas arenas. Y el mal pide consuelo al techo. Por. La tiranía, la maldad, del oro. Y El cantar ardiente jinete. En lo que de admitido. Lleva de lastimoso.
Vivió en la nieve, coronados labios. Su tiempo solo. Verano, que no existe ya, como aquélla incomparable hermandad, un otoño, en los eclipses.
Invierno, infierno, inmerso. Viaje en la desventura fiera. ¡Sin algodonales en las agujas!. ¡Propósitos raquíticos!.
Muy En El Rojo Velo... ¡Qué al cielo afea!. ¡Pronto!. El afán del ocio como un sepulcro. ¡Viaje unánime de péndulo!. Terminó.
En el césped ajeno al amarillo. Y los collares perdidos en la selva. Con el sudor arrogante del desprecio. Donde ni enmielada es abeja, ni en sal es mar, puerto, o cualquier otra cosa. Porque... ¡Presto el vidrio alguna vez!. Ha de romperse. Y En las cobres platas ramas. Ha de nacer... Alguna vez. Tal vez. ¡Otra vez!.
Pensaba. Sintiendo. Su... Propia. Muerte. En el lecho. El tiempo rueda. ¡Almohada__Ladrona de los sueños!.
Y la muerte... ¡Soberana respondía!. ¿¿Qué le importa a un grano ...de arena cualquier playa ...y a ésta, los soles ...sin los océanos??.
¡Ah!____ Por tú saberlo, en ellos, ....otras, ....veces, hay mil sombras.
¡Oh!_____ Por muchos ignorarlo, casi, ......... todos, ......... más diminuta parece la luz.
Y en ésta. Nave despierta. La ventana en la escalera. Escuchando celestes habitaciones. De La Vida Vestidos Sueños. De la vida. ¡Vestidos!. Doradas Olas.
Doradas olas entre las nubes. Olas. Entre las nubes. ¡Cuando, el tiempo, ya, se haya acabado!.
Autor: Joel Fortunato Reyes Përez
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Poeta
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Bebida de teclas
En el piano, ella nacía amarilla, hoja con las mejillas del viento, amable fragua de un anhelo. ¡Sin el velo de soles enjoyados!. Y la fuente desnuda de la playa.
Telar de teclas tales son las perlas. ¡Qué mueren magros mangos!. En el siglo glosa de reptiles.
¡Bebida del cadavérico milenio!.
Abanico de corales jugando a lirios. ¡Con el licor de sábanas dormidas!. Y el día mojado de púrpuras espinas. ¡Bebida de teclas, tocaba cada tecla!. Una luz violeta por el otoño inalterable. Y atrás... La ventana... ¡Qué glacial momento cambia!.
La corteza del colmillo enseña la pezuña. ¡Qué azul sabe el mal del exterminio!. ¿Qué siniestro laberinto beberán los higos?.
La higuera, la vida y las sandalias del alma. ¡Un verde enrojecido--- Un invierno abrumador!. Con el reloj profundo del silencio. Y el viento en contra a toda luna. En la gran soledad de huérfanas cunas. ¡Hay sonámbulos escombros de mil instantes!.
¡Bebida de teclas del tirano de perdones!. ¡Perdones asesinos de conciencias!. Amantes hules de ciegas entrañas.
¡Cómo brillan y se reproducen abundantes!. Lagartos hambrientos de monedas. Con los brazos cruzados al fondo de una concha. En el tic-tac, embriagador del cambio. En el piano aterciopelado de dulces esmeraldas. ¡Sembrando los castillos bajo la arena!.
Con el premio de árbitros amargos. Y cadavérica la conciencia diaria. Con el dolor infinito bajo el suelo eterno.
Bebida de teclas son las plumas de las arañas, en el blanco huerto de una higuera rubia. en el piano telar de una memoria infame.
Herido el cielo la libertad carnal. Esponja retorcida entre los muertos. ¡Encadenadas y sudorosas sombras!.
Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
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Poeta
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TRANSFORMACIONES
Donde estuve, estás y habrá otros. Edificios, distancias y hormigueros, transcurriendo desde arriba.
Cementerios y llegadas, donde estuvo, él mismo. Hay otra vez, otros.
Nuevos y distintos. Castillos sudando trigo. Mina, panes y pradera.
Color de distancia y casa, de hormigas pescando ataúdes, y como entonces, edificios.
Sin herencia, borrando arena, al sol y lejana playa. Como cavando olas.
Sin duda, hombres hormiga. Como desde arriba parecen. Ciudades, bosques, sierras.
La puerta alba y calles. Donde habitamos y estamos. Estás y habrá otros.
Edificios, hormigueros después. Cementerios otra vez, otros. ¡Tiempos!... ¡Como cambia todo!.
Autor: Joel Fortunato Reyes Përez
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Poeta
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