las flores, los campos, los animales, todos morirán
mientras buscan sin consuelo aquello que quieren.
Y en el fin de mi mundo,
pensaré en tus ojos antes de precipitarme,
pues te has convertido en la celestina de la muerte,
pues tus recuerdos me atormentan para guiarme,
pues me he enamorado de la parca para volver a verte.
En este poema expreso el dolor de la pérdida del ser amado, hasta el punto inlcuso de sucumbir ante la realidad y sin poder soportarla terminar con todo.
Vulcano furioso está en su elemento, la flora, la fauna, sufren cruel tormento, de amarillo al rojo, naranja, el paisaje, fuegos encendidos son un nuevo traje.
Las llamas, sus lenguas, llegan hasta el cielo, el viento propaga así el desconsuelo, conjunto de troncos se pierde en la pira verdoso follaje calcinado expira.
El arder del campo invade el momento qué horrible concierto de “achicharramiento”, la tierra se queja su ser se estremece padece dolores, lo fértil fenece.
Tóxica humareda, fétida, se esparce, tizne, hollín, los gases, son de preocuparse, ya que se extermina un pulmón del mundo quedando a la suerte de muerte al segundo.
Las especies pasan al infierno en vida bramando de espanto emprenden la huida buscando refugio, infructuoso anhelo, los cuerpos regados se ven por el suelo.
Colinas y cerros todos desolados, el bosque panteón de árboles quemados que acaban en perchas de pie, fantasmales, pavesas, cenizas, fueron pastizales.
El fúnebre monte se vuelve maqueta de varas, tizones, la senda repleta de palos, carbones, zombis inquietantes sobre las laderas, hoy, posan flamantes.
Tal trance perturba la naturaleza, ecocidio enmarca la pena, tristeza, muy tétrico, inerte, luce el escenario, el drama es presagio de nuestro calvario.
Autor: Lic. Gonzalo Ramos Aranda Ciudad de México, a 10 de agosto del 2021 Reg. SEP Indautor No. (en trámite)
Qué infausta desgracia la del gran Sicilia, el dolor de un alma nadie reconcilia, se le fue el querer, la entraña, el amado ser, por desgracia perdió al hijo de su amanecer.
La esencia de vida, que era brillo, huella, pasó a ser despido sin ángel, ni estrella; despecho y pasión convierte en palabra con quebranto llora, le duele lo que habla.
Expresar pausado sensible, calmado, mustio corazón hueco apesadumbrado, tragedia que mancilla al hombre puro, fiel, abrigo curtido sobre la erizada piel.
Un sombrero cubre su humilde cabeza, del cerebro brota prudente entereza, pregona justicia, que ley busque rumbo, crece en pensamiento que transmite al mundo.
Mientras ojos tristes se llenan de escarcha, los pies, los zapatos, siguen senda en marcha, transita el camino que lleva a la paz sobre el cuerpo afable, barba en digna faz.
Sensatez que asombra está más que alerta, al gobierno clama . . . ¡por Dios, ya despierta! la voz del poeta se vuelve exigente, de ancho pecho brota reclamo valiente.
Mas, nadie lo oye, ¿por qué nadie escucha?, van quejas al viento, ¿es vana una lucha?, no teme amenazas, ni a la propia muerte, él es guía y líder de conciencia fuerte.
Autor: Lic. Gonzalo Ramos Aranda México, D. F., a 09 de julio del 2012 Dedicado al poeta y activista Don Javier Sicilia Zardain . . . Reg. SEP Indautor No. 03-2012-083012362100-14
Se fueron, eran velas encendidas, se apagaron sus vidas prendidas dejando aspiraciones truncas, múltiples ilusiones difuntas.
Se fueron en una encrucijada muy desgraciada, tan despiadada que no pudieron dar despedida, terrible, su esencia está perdida.
Se fueron en un desplome de vía, por supuesto, nadie lo percibía, pretendiendo regresar a su hogar la muerte se vinieron a encontrar.
Se fueron en el caos del metro, por la vil negligencia retro, retrotraída casi trece años que dejó muchas víctimas, daños.
Se fueron por los “funcionarios”, “servidores públicos corsarios”, se fueron entre hierros retorcidos, por corruptos “renglones torcidos”.
¿Responsables son Ebrard, Mancera, Sheinbaum?, culpa un peritaje espera; se fueron sacrificados por todo, su inocencia deja huella en ese lodo.
Se fueron personas muy valiosas, veintiséis, todas enjundiosas, les quitaron la sana existencia, les negaron su clara presencia.
Se fueron ninguno lo sabía, qué pena nadie lo merecía, se fueron sin pensar en nada a fuerza, juntos, a su nueva morada.
Autor: Lic. Gonzalo Ramos Aranda Alcaldía de Tláhuac, Ciudad de México, a 04 de junio del 2021 Dedicado a los 26 muertos de la tragedia del Metro Estación “Los Olivos”, acontecida el día 3 de mayo del 2021 . . . (QEPD) Reg. SEP Indautor No. (en trámite)
Ayer, veintiséis de mayo, casi, casi, me desmayo al saber que mi comadre se murió entrada la tarde.
Nos dejó Doña Cuquita el destino nos la quita, en la Isla de Janitzio su enfermedad sacrificio.
Malestar malvado, sucio, falleció Nana Refugio, que el dolor no se repita, que tenga fin nuestra cuita.
Compréndanme, mientras lean espero que bien me crean, yo también la extrañaré, de ella, mucho precisaré:
Su bendición cariñosa, para mí, la mayor cosa que me daba a mi partida cuando, ya, iba de salida.
Con su mano cruz hacía, “Papacito” me decía: “jamás te pasará nada”, mientras que me persignaba.
Yo, le besaba la mano e insistía en el besamano, modesta, la retiraba con pena me la quitaba.
Siempre sentada en la silla, le tocaba su mejilla, tímida escondía la cara, me agachaba, la abrazaba.
Así, parecía rejega, más, era alma que se entrega como una niña que juega que, en su sonrisa, te lleva.
Lo digo de corazón, me cuida su bendición, ¿por qué creen que vuelvo aquí, cómo si fuera de aquí?
Por esa simple razón recordarla es emoción, yo también la añoraré, por siempre le lloraré.
Se fue la comadre grande, que sea lo que Dios nos mande, en el cielo está bendita El Señor . . . la necesita.
Autor: Lic. Gonzalo Ramos Aranda Isla de Janitzio, Lago de Pátzcuaro, Michoacán de Ocampo, México, a 27 de mayo del 2012 Dedicado a mi comadre grande, Doña Refugio Flores Guzmán (QEPD). . . Reg. SEP Indautor No. 03-2012-083012362100-14
La madre que pierde un hijo usa el alma de escondrijo del terrible sufrimiento, por tristeza y sentimiento.
Ya que quedó sin motivo de seguir, sin atractivo, su entraña decepcionada, vana, hueca, así, sin nada.
El dolor la paraliza, su tragedia se eterniza, la pena es inenarrable, la calma es . . . inalcanzable.
La madre que pierde un hijo se extravía en el acertijo de su existencia en un grito porque se fue su angelito.
La madre que pierde un hijo que era juguetón prolijo, extrañará sus diabluras, sus inquietas travesuras.
Necesita mucho a Dios, pa’ poder decirle adiós al tan fiel amado niño, el dueño de su cariño.
La madre que pierde un hijo precisa de un crucifijo para acercarse al Señor y desechar el rencor.
Requiere de la oración para hallar resignación porque no comprende, pues, la razón de tal revés.
Le impera desilusión, va envuelta en la desazón que le marchita el buen ser que no podrá florecer.
La madre que pierde un hijo muere en vida, ya, de fijo, al desangrarse en el frío de su corazón vacío.
Autor: Lic. Gonzalo Ramos Aranda Ciudad de México, a 22 de mayo del 2021 Dedicado, con mis mayores respetos, a la Señora Marisol Tapia, madre del menor Brandon Giovanny, quien falleciera en la lamentable tragedia de la Estación “Los Olivos” del Metro de la Ciudad de México, Línea Doce, Alcaldía Tláhuac, el día 03 de mayo del 2021 . . . Reg. SEP Indautor No. (en trámite)