EL VUELO DEL AMOR
Es, es el que canta, sueña, nace y se queda.
Se queda helado, frío,
sereno, o es fuego, y destino.
En primavera,
con sus otoños,
dormidos. Dormidos y doblados,
en los inviernos lejanos.
Son un largo,
largo monólogo dorado.
Dorado y enlunado, soleado en compañía.
Con esperanza de amante, con fusión de pasión.
Son de placer a placer, sueños de almohada.
Jóvenes lejanos y entre poemas cercanos se escriben.
Con letras y sangre, suspiros y besos.
En su piel se reflejan.
Y en el alma brillan los ayeres.
Son tan bellos, que parecen realidades.
Entre ilusión y sequía, engaño y empeño.
El desempeño. Si el desempeño se disfruta.
Es en realidad un amor, tan concreto, tan sencillo.
El amor del bronce por la plata, por sus oleosos recuerdos. En los hondos y profundos quejidos.
Como
cuando
llorando
canta
la felicidad estremecida.
Y
la
raíz
asoma.
¡Asoma el éxtasis supremo!.
Vuela al infinito. Y en el infinito se queda.
Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez