Poemas :  Entre brumas incesantes
Entre brumas incesantes

...I...

A la hora de la siesta permanecía bajo
el cielo quieto la sombra rigurosamente
blanca para decretar la penumbra al fondo
casi indestructible en la timidez engolada
del mercado impresionado en la soledad
atrayente y exclusiva de la tarde murmurante
cuidadosamente fabricada pasando el sueño
de los lingotes atados a una cuerda roja

a punto de derivar en angustia al esfumarse
en la memoria durante la cena inolvidable
mientras los pájaros tirantes se hundían
en el cielo de las mínimas alas ágiles

frente a la mina bajo las nubes del día
cateando minerales frutas con la gracia
del rumbo qué nacía de la neblina ligera...

...II...

A lo lejos una flor amarilla colgaba del viento
la brisa en un vaivén vestido de frescura
radiante marcando una pequeña constelación
violácea excepción plateada en los árboles
frondosos en las baldosas reflejados
flotando en el horizonte rayos sangrientos
de lámparas profundas usando el viejo piano
cubierto de las orejas y el rostro nevado
con un gran alivio del anochecer improvisado
en la falda del volcán asfaltado de satín
al otro lado de la calle dando un rodeo
qué presiente al verano abriendo la ventana
en las trenzas de los geranios tejiendo
con ardor los témpanos horizontales
por las interminables ovejas inclemente...

...III...

Arriba las sombras del silencio respiraban
entrecortadas montañas de cadáveres a medias
apesadumbrados, minerales miserables porosos
con los guijarros hábilmente disfrazados ayer
sacudiendo el abrigo de caucho ligeramente

apoyando la mirada inquieta dulce y amistosa
de la soberbia cadena impresa en la costumbre
de la desdichada oruga al contacto desnudo ya
es del indiferente césped olor humedad tardía
aguardando al espacioso campamento inclinado
empapado de sudor insistentemente pálido
en la punta de los cabellos verdes duros
al salir la madreselva de aquél verano
después de la carretera rojiza vertiginosa...


...IV...

Así avanzó el exterminio de la esperanza raudo
en la impersonal alameda del enjambre vacío
dando vueltas en los cementerios sobrepoblados
bajando los ojos sin aguardar nuevo engaños
de las antiguas madrugadas y sillas masticadas
del alfarero reducido aletargado en ceniza gris
inmóvil mudo del pecho economato en basura dentro
por el mayor monstruo de los prestidigitadores
en el chancro de la ruptura definitiva del paisaje
crepuscular turbación curiosamente empastada red
vertical al principio de los férreos huesos huecos
y al final convertido en urnas inútiles y vacías
al llenarse los bolsillos de los cangrejosaurios
del cuello blanco al manejar la grave causalidad
del dolor inabarcable resultado de las negras
fauces del infinito indiferente entre brumas incesantes...


Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
Poeta

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