Textos :  Estoy tan gordo que
Estoy tan gordo que



Estoy tan gordo que al ir a cagar esta noche, al limpiarme el culo, un poco más y se me monta una costilla encima de otra. He visto las estrellas. Como no me muevo. Estoy todo el santo día en mi casa y no salgo a la calle a pasear ni nada porque los sevillistas se ríen de mi. Resulta que estoy todo el día tumbado en la cama o sentado en la silla conectado al ordenador, sin moverme. Cuando era joven hacía deporte todos los días pero desde que engordé practicamente no me muevo y hoy, esta noche, al ir a limpiarme el culo se me ha montado una costilla encima de otra, he visto las estrellas. Un poco más y no me limpio el culo, del dolor que he sentido. La edad, que no perdona a nadie. Si lo llego a saber no me hago viejo.



Pues estaría muy bien una película sobre un Asesino Psicopata Ciego, o que el malo fuera ciego, o un Gangster ciego o un Hannibal Lecter ciego. Es que yo no he visto nunca una película en que el malo de la película sea ciego. Esta mañana en el teléfono de la Esperanza de Alicante me dijeron que no había ciegos malos y yo le dije a la que atendía el telefono que alguno habría que fuese malo, ciego y malo.



Hace diez años me pasó una cosa en el Cuarto oscuro del Itaca. El Itaca es una discoteca gay que hay aquí en Sevilla. Pues hace unos diez años estaba yo un día de fiesta en el cuarto oscuro del Itaca intentando follar. Estaba de pie en el cuarto oscuro, porque yo raramente me arrodillo, sin ver nada, y de pronto alguien encendió un mechero, inmediatamente vi frente por frente de mi a un tío sonreirse, estaba justo en frente mía riéndose, inmediatamente el mechero se apagó y yo me llevé la mano a la cara y resulta que el hijo de puta me había echado un gargajo en la cara. El hijo de puta asqueroso, la maricona asquerosa, amparandose en que nadie la veía y amparandose en que yo no la veía me había echado un salivajo en toda la cara. Menuda maricona asquerosa. Amparandose en que yo no le veía me había echado un gargajo. Porque hay gente que ve en la oscuridad, los nictalopes. El hijo de puta era un puto nictalope. O sus ojos se habían adaptado a la oscuridad antes que los míos y el hijo de puta me echó un gargajo en toda la cara. Menuda maricona asquerosa. Menos mal que yo llevaba las gafas puestas porque si no me cae el gargajo en un ojo. Hay quien no disfruta si no es haciendo daño. Menuda maricona asquerosa aquel hijo de puta. Y como fue un segundo de luz nada más no me acuerdo de su asquerosa cara. Lo peor de todo es que ni reaccioné siquiera. Yo me di la vuelta porque alguien me tocaba la espalda y cuando quise reaccionar ya se había ido el guarro y no pude liarme a ostias con aquella maricona asquerosa.



En fin. os dejo. las cosas que pasan en el Cuarto oscuro del Itaca.

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Francisco Antonio Ruiz Caballero.
Poeta

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