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Mi Señor, dichoso desventurado penitente en tus ojos me calcino en llamas, fiel feligresa, confesa de nuestros pecados mas ardientes bajo el santo altar de tu padre todopoderoso, soy tu viajera en el tiempo y tú, en la cruz de llantos infiel a mis incandescentes lamentos, todo el dolor bíblico de la Magdalena, lo entiendo, solo deseo no negar el sabor de tu carne que nuestro amor invoca, mi cuerpo me implora no olvidar mi vientre bañado en tu sudor, sangre y la pica que nos penetra, en tu corona y espinas existen mil angustias, me conoces en tu dolor eres mi amante corazón, siempre fiel creyente, miserable peregrino aludido en las plebeyas religiones.
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Poeta
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Al pie del frondoso árbol desde forasteros siglos, sombra desierta de mil ramales, trazas el sentir desposeído que se licua bajo la raíz de tu huerto perdido, la fragancia nuestra grácil y trascendente susurra el rumor, es el éter que se dilata y pierde dignidad al devenir de la eterna gloria ajena, bajo ese hondo Ministerio.
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Poeta
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Lívida cíngara sentada en la alameda indaga sola en la emoción que crece más allá de su talle alucinante, bajos sus momentos la blanca neblina atrás queda envuelta en la luz primera del sol, la luna en súbitas corrientes se esconde adorable e ingrata sin reflejos de oro plata, los astros deslizan sus últimas ondas de diario letargo, esperanza de una noche argéntea pérdida entre sus constelaciones de carbones encendidos, un sol extraviado en los vientos de sus afanes tertulias de otras edades algo busca, nunca encontrará... la tierra no arde entre sus llamas.
Cíngara, libertad dice el estoque desde la cima codiciada por la llama fría, la calle muda renuncia a los gritos que llueven tu amor equivocado, maldito inicio sin olvido, maldito final, no te desangres en las rosas… en mi silencio más allá del tiempo.
Encuentra la luz, existe otra vida… un mar de arrepentimiento.
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Poeta
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La vida sigue cayendo, la luz se arrastra tras nuestra espalda sin su ritmo, sin el profundo efluvio, la naciente primavera medita, la noche preclara amanece temprano y la nocturna sombra corre entre tus pasos marcados en la grama, el alba clama la dulce melodía donde tu corazón a la planta toca y sin más a mi alma invoca.
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Poeta
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Es opaca su mirada nada ha terminado desde su primera mañana, la miro sentada desde su edad temprana huyendo de valle en valle sin mayor reclamo, observa mi paso atentamente con su taciturna tristeza y el ornato de su virginal recato, incierta en mis marchitos recuerdos la dibujan los fantasmas de mi luz cayendo, muda sirena que ingenua canta y sin tocar mi velo ni mi débil ramo sus amores con el relámpago huyeron, llora ella por su alma sin alas la bella efigie no supo de amor en mis suspiros y pechos de ardor.
Mi baile es su pura pasión devota es mi sombra de tierna ilusión.
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Poeta
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Un día trae otro día pienso en mis colores pasajeros ayer rosa, hoy blanco marfil, perece mi infancia confiada, sin tus contratiempos altaneros ni tu presencia en mi ventana, pensaste que latiría mi sien sin la agonía de niña gentil en sus cálidos dolores ni el calvario que cierra la puerta de tu ausencia, eres mi creador perdido en misteriosa misión de tu existencia .
Perece mi celeste juventud cual humo sutil que el alba exhala, mil derrotas, mil triunfos en soledad en la aurora tímida y callada de tu destierro, un sol furioso iluminó mi alma y junto a la hermana aspiración de mis resplandores la humana juventud brillo en grato ardor, iluminadas mis blancas virtudes, verdades y mis amores la voz de la vida cantó en aparente armonía, más tu mudo canto, mi creador hábito sordo en las aulas de mis años quemados.
En el crepúsculo de tu vida, me dejas una rama huérfana de identidad que tu ausente sol nunca aclaró, ¿rosado, azul o arcoiris?
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Poeta
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Me desafías en tu tierra tierra de Cervantes, entre cuerdas cargadas de sudor y sabanas sin impunidad ni compasión, soy tu muchedumbre que pide sin clemencias tu horrorosa mancha de pecado en mis colinas sometidas por los ardientes acentos de tus desatados labios de fuego, conozco la lujuria de tus delitos en mis desprotegidos muros debilitados por placer, no habrá misericordia que nos socorra en este desafió de humeantes caricias, delirios y lamentos, nuestras miradas y suspiros íntimos serán un sublime pacto de expiación a nuestras flaquezas.
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Poeta
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El sexo es una droga, yo el componente activo.
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Poeta
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Mi sombra verdea al canto cierto del alma del herrero de mi aldea, a través de mi balcón entre mis velos transparentes miro el metal caliente fraguado por la corriente de su cuerpo envidia de las candentes y agitadas nieblas de mi cuerpo estremecido, aquella alcoba perdida llena de vapores y sudor ardiente, y las revueltas sábanas en su lecho mordidas con furor ajeno son el dolor que agrieta mi pecho que sin crueldades me tortura, cada noche tempestuosa y fría mi lujuria siempre despierta aguarda su impúdica mirada para ser el metal de sus antojos.
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Poeta
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En la ansiedad de tu ausencia confieso el dolor de tu belleza, imposible anhelo suspendido en mi canto de suave armonía donde nada es claro sin la luz que fluye de tu imponente poesía, el reflejo de tu vuelo perturba esos montes extasiados del ardiente pozo de mi tallo entero, huelo el perfume de tus letras en ellas mi pasión subasta el pecado y la pureza en la sombra huye, desnuda ante el misterio que ya comienza en mi tierra, tierra del nunca jamás.
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Poeta
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