Te daré la espalda
pues ya soy ajeno a tus palabras,
sin mencionar el dolor y el desprecio que sentí.
Te diré hasta nunca, porque así te ame,
no quiero ser el masoquista que mira de lejos.
-Un,dos,tres- fueron las lagrimas que conté
sin razon de ser y sin importarle a nadie,
cayeron en la soledad perpetua.
Me sentí vacio con el corazón a medias,
sin ilusiones ni sueños compartidos.
Te doy la espalda
porque ya no eres mía,
y sin amor ni sentimientos que aten lo que sientes,
seria una vanalidad absurda del encuentro desconocido, del fracaso de tus besos