Poemas de reflexíon :  Dictando (décimas criollas 2)
Pa presinarme y pa firma
sólo una cruz aprendí.
¿Sabe que no conseguí,
coronándome las rimas
la mollera como espinas,
el milagro de escrebir?
Por eso en cuanto alvertí
de usté, m’hijo, tal baquía,
lo hice desclavar puesías
de la cruz de mi vivir.

Pero a más de ser mi escriba,
me salió un almirador.
Mire que burro soy yo
y si me lo cargué encima,
es pa que biche de arriba
lo que su tata inoró.
Mas si piala mi intención
de no verlo con mis cuitas,
soy capaz de no decirlas
pa’ no ajar lo que aprendió.

Si obedece, le diría
que me apunt’este alegato:
el poder me tuvo'e gato
que artero aventó p’arriba
y anque ágil, de l’herejía
aterricé de parao,
¡quedé caliente, muchacho!
por eso con rabia escriba:
¡que al cuete arriesgué la vida
contra los gringos, caracho!

Lo mesmo se han adentráo;
les abrieron la tranquera.
Nos cambiaron la estrategia
y a deudas nos embretaron
y nosotros embobaos
¡hasta con su marca puesta!
Si es que un cielito nos queda,
ante sus gritos pelaos
y su ruidaje de tarros
¡ni ánimos pa vigüela!

Han negociáo la memoria
nuestros propios dirigentes,
¡l'arrodillan insolentes!
desprecéan nuestro idioma.
¡Jué pucha!, si la deshonra
los hace hablar a lo ingleses
y por viles intereses
nos endeudaron la gloria;
la Patria se queja y llora
de mientras ellos, ¡la venden!

Por eso m’hijo, le dicto:
¡Qué divisa ni qué bola!
¡Patriada, discurso, historia!
Yo de hace tiempo colijo
que mesmo es haber perdido
que alzarnos con la victoria.
Si a la fin son más patriotas
en su afán los enemigos;
¡cualquier día cáin los gringos
a desmentir su redota!

Poeta

Poemas :  INCOHERENCIAS
(Para José I. Bandera)

Yo tuve un ideal, ¿en dónde se halla?
Albergué una virtud, ¿por qué se ha ido?
Fui templado, ¿do está mi recia malla?
¿En qué campo sangriento de batalla
me dejaron así, triste y vencido?

¡Oh, Progreso, eres luz! ¿Por qué no llena
tu fulgor mi conciencia? Tengo miedo
a la duda terrible que envenena,
y que miras rodar sobre la arena
¡y, cual hosca vestal, bajas el dedo!

¡Oh, siglo decadente, que te jactas
de poseer la verdad!, tú que haces gala
de que con Dios, y con la muerte pactas,
devuélveme mi fe, yo soy un Chactas
que acaricia el cadáver de su Atala...

Amaba y me decías: <analiza>,
y murió mi pasión; luchaba fiero
con Jesús por coraza, triza a triza,
el filo penetrante de tu acero.

¡Tengo sed de saber y no me enseñas;
tengo sed de avanzar y no me ayudas;
tengo sed de creer y me despeñas
en el mar de teorías en que sueñas
hallar las soluciones de tus dudas!

Y caigo, bien lo ves, y ya no puedo
batallar sin amor, sin fe serena
que ilumine mi ruta, y tengo miedo...
¡Acógeme, por Dios! Levanta el dedo,
vestal, ¡que no me maten en la arena!
Poeta