Poemas surrealistas :  O.P.I.O.I.D.E.S.
O.P.I.O.I.D.E.S.

Dejan al dolor con el placer de la cabeza.
Corriendo bajo la ventana de los codos.
La tranquilidad cerraba la puerta haciendo ruido.
Rodando con las manos sudorosas.
Y una bicicleta afuera caía boca abajo.
Tan tierna como el clavo de plata en el patio.
Que suspiraba aspirando a ser fantasma.
Rápido con la sábana del sábado.

De la semana pasada por agua.
En el temeroso cuerno de un escarabajo.
Sin trabajo cuando el pan ya nada come crudo.
Del tenedor de la muchacha vista por detrás.
De las velas en la última playa caminando.
Esperando hablar con el musgo del molusco.
En la cocina olvidada con pensarla de pié.
Con el dolor acabado de bañarse en las caderas.
Con la aurora en su apogeo lleno de aceite.

Del placer cosechado con la miel bajo la lengua.
Decía ser la causa urgente de un fósil.
Fabricado ayer con un poco de talco.
De la noche más devota desnudándose dormida.
Al nadar la luna desorientada.
Al llegar tarde la marea del cementerio.

Con el criterio del grillo camaleónico danzando.
Aplaudiéndole a un billete perdido.
Creyendo en las promesas del loro verde.
En el techo de la ceniza en cuarentena.
Viuda la lechuza pedía un poco.
Adolorida del alfiler sin cáscara desnuda.

La mirada voluptuosa de los huesos a la cabeza.
¡Sí, sí ... Claro!.
Por eso fue necesario ingerirlos uno a uno.


Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
Poeta

Cuentos :  P.O.L.U.C.I.O.N.E.S... (Cuento experimental)
P.O.L.U.C.I.O.N.E.S.

Caminaban. Cantaban las estrellas. Los ríos
tomaban un baño. Un lago sigiloso se aislaba.
La cálida luna limpiaba unas ventanas.
Ellos tejían caleidoscopios desnudos parpadeando
dónde doblan los suspiros el ritmo indócil de
las campanas entre cóncavos y convexos, navegando
una alcoba sin romper el secreto éxtasis haciéndoles visita latido a latido los minutos
miraban pasar los colores caudalosos lentamente
decorando el instante unidos entre puntos... fosforescentes con el ímpetu y el alma cultivando
enredaderas en las sábanas vertiginosas de una
brisa qué acaricia las pulsátiles pupilas, ondulando las paredes unos pálidos silencios al
tocar flotando el fondo de los jugos compartidos
al bajar las nubes cada rodilla en el cristal
hecho de flores trigales y claveles...
Recordaban. Las manos a menudo. La tarde cayendo tibia. La serenidad de sobria escarcha.
El césped refrescando alegremente la puerta.


Esa vez en la hamaca contemplaron el cielo brillante con las alas de inocentes mariposas
ajenas al reposo de la luna sin tiempo para pensar
de sólo recordarlo en el vientre del camino con el aura fascinante del pasado hecho de un grato sabor terso durante su recorrido adentro de cada
sensación esculpiendo la voz suave de la memoria
vislumbrada en la humedad acogedora del clímax
ordenado por la música vibrando al liberar el sublime estado de los muslos endulzados con el júbilo espléndido y armónico después de recordarlo.


Caminaban. El reloj buscaba el tiempo.
La memoria se levantaba para recibirlos.
Y... La hamaca se hallaba perfumada por la brisa
interminable de los instantes cubiertos de habitaciones en un hechizo tan real como la rutina del cansancio al colgar un reflejo tres espejos en la niebla sin atuendo del camino detrás de las primeras pisadas cuándo se escribe sin letras la historia repetida del futuro.
Caminaban... ¡Sí!.
Caminaban apasionados mil sueños en un cuerpo.


Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
Poeta