Poemas sociales :  Dios, La Tierra Y Los 33
Harta de laceraciones en su garganta,
la tierra se engulló a los ‘responsables’
de tan antigua y sistemática tortura.
Con los labios prietos a toda súplica,
la tierra no quiere abrir la boca, fíjate.

Pero el hombre, el intrépido hombre
que la puebla y usufructúa, la somete
de nuevo; le abre un profundo respiro
entre sus trincados dientes, un hálito
a la vida de casi setecientos metros.

Orada y reza y llora, hasta que por él,
hiriéndola más, le arranca a la tierra
su caro bocado de treinta y tres almas.
“¡Viva Chile, mierda!” Muy bien dicho,
ya que harto cagazo se pegaron, weón.

¡Viva Chile, catastrófico y querido!
¡Chile, tembloroso pero firme esta vez
y cada vez que la vida lo demande!,
gritamos, mientras la tierra masculla:
“Yo no tuve la culpa, no tuve la culpa”

y nos mira con su único ojo de escape
con destino de hoyo turístico a explotar.
Agradezcamos todos: ¡Gracias, Dios
Todopoderoso por tu gran misericordia!
¡Gracias tierra por tu lenta digestión!

“¡Chi, chi, chi, le, le, le, los mineros de Chilé!”


Poeta

Poemas eroticos :  Mulata de Pueblo Hundido
Absorto en el penúltimo crepúsculo,
voy aspirando el aire marino,
pensando en la sal pegada a tu piel canela,
la que aprendí de memoria cuando te seguía
como un perro faldero
por los cabarets del muelle,

juntando mendrugos para comprarte una caricia, para tener derecho
a un remezón de tus caderas de artista,
olerte sudorosa, con lociones violetas,
para llegar como un adolescente
a la plaza de juegos,
a las sillas voladoras,
al éxtasis del vértigo.

En medio de un suspiro profundo
descendía de tus pechos aureolados
y quedaba desvencijado
con una mano en tu vientre,
deslizándome como en un tobogán
hacia el sueño relajado.

Al abrir los ojos ya no estabas,
como tampoco está hoy el sol
en el horizonte
y apenas una línea azul rosa
traza despedidas
y aplaude a la noche
que se asoma
con sus tules de juerga.

Así, como un soplo,
desapareciste de mi vista
y nunca más supe de ti,
errante ninfa de los campamentos,
laboriosa trabajadora sexual
de Pueblo Hundido.

En cada puesta de sol,
te buscan mis manos rasgadas
por la tierra cobriza
y es un fantasma tu cuerpo oloroso
a arenas y concheperlas.
Poeta