épicos :  El polvo y la luz
Fuimos creados en la mente de los dioses,
forjados con el polvo y la luz de las estrellas
fuimos viajeros estelares,
como audaces jinetes montados en cometas.
y llegados a este mundo
fuimos titanes en la pretérita historia de la tierra

Somos dioses que perdimos la memoria,
empecinados en no aceptar nuestra grandeza,
pensamientos con almas poderosas,
sentimientos que inventan ecuaciones
para explicar universos de emociones

Somos cárceles de carne, huesos y tendones,
para todos los ángeles caídos
elementales elementos, pecadores,
que alimentan el enigma que cuestiona
el porque de nuestra cósmica existencia

Somos la fuerza que genera el movimiento
de la rueda que impulsa nuestra vida,
somos ciegas, invisibles moléculas y átomos
de la matriz de nuestras pesadillas,
que a los sueños mortifican y torturan

Somos la duda de la sangre y de la carne,
inventores de la magia y de la ciencia,
enanos arquitectos de la vida,
con gigantes espíritus a cuestas

Creado 26/4/2010

Catriel Cuestas Acosta
Poeta

épicos :  LA NOVIA DEL MAR
LA NOVIA DEL MAR
Cuentan los marineros que al atardecer,
ven radiante a una novia pasear por el mar
del brazo de un mozo que es su querer…
y que arroja a la playa… sus flores de azahar.


.....................................
Que será lo que encanta a una bella mujer
de serena mirada y cuerpo inquietante,
a caminar por la playa a la orilla del mar
mirar y andar… y volver a mirar.

Antes del poniente… bajo un sol inclemente
de albo color aparecía a diario para contemplar,
ya no sé si era al mar o el atardecer,
con el sol venía y con la luna partía.

No podría decir que era mi orilla particular…
pero si mi lugar predilecto para escribir y soñar…
atisbando sirenas… prestas a dejarse atrapar
mientras disfrutaban del embrujo del mar.

Así, ella, una tarde surgió, blanca y delgada
pelo dorado, ojos claros y mirada sublime,
y lo sé porque alguna vez me miró
pero jamás conmigo, ni con nadie habló.

Como una novia vestía siempre de blanco
con flores y encajes de igual color, mudaba
a veces por uno de flores vivaces, pero
níveo, como la espuma de las olas del mar.

Siempre puntual, antes del ocaso venía a rondar.
Por la pleamar bañado el vestido…
en la tarde crepuscular… se alejaba,
con nuevo sol… por el piélago regresaba.

Una tarde de Mayo, cuando el viento de Otoño
es más frio y más fuerte y las olas se hacen mayores…
llegó como siempre, linda y de blanco,
con un marinero conversó… y a la orilla se sentó.

La vi sonreír… o quizás… ¿llorar?, Antes del anochecer
ella se quitó el vestido, el brasiere y la braga,
me regaló una sonrisa y se internó en el mar…
hasta el alba la esperé… nunca más la vi.

A bordo de una gabarra… un buen trecho remé,
cuando ya la costa no se avistaba, en altamar,
vestido, brasiere y braga, de la dama dejé
pues ese era el ara, de la novia del mar.




Delalma
Poeta

épicos :  AMOR Y SOLEDAD
Desde que te has ido, en mi habitación sólo hay un sonido
de soledad, de hastío; de risa hueca y de vacío…
todo se ha desvanecido, casi todo lo he perdido
esperando al amor que ya es olvido.

Los caminos cubiertos de flores y de sueños
que antes me vieran pasar como tu dueño,
quedaron tirados y marchitos, ya no pasaremos por allí,
tú te has ido y el amor partió contigo.

¡Me he quedado solo, sin amor… y sin alma!
como quedan los muertos allá en el campo santo
con los ojos cerrados, cubriendo mi dolor
y los puños crispados por la rabia.

El trinar de un pajarillo en primavera
me recuerda que estoy vivo y que aun siento,
siento un año más de mi desdicha y tú abandono,
y ésta realidad brutal de quererte y no tenerte.

Más de pronto… mi mente tiende un puente
entre el ayer y el presente, y todo pasa nuevamente
tu cara, tu sonrisa y los rizos de tu pelo
cayendo suavemente por tu níveo y terso cuello.

Y sonrío… como cuando recordaba junto a ti
el día que te conocí hasta el día en que me dijiste: ¡sí!
… Con rictus de dolor miro al infinito,
¡Deseando ver tu rostro!...

¿Olvido?... no hay olvido, hay soledad y melancolía,
y la ilusión perdida de saberte ¡siempre mía!…
¡y éste dolor que llevaré hasta la muerte!
por haberte dejado partir… ¡sin detenerte!

Delalma
Enero, 11 del 2010
Poeta