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Ilusiones perdidas, Ilusiones encontradas, Ilusiones pasajeras, Ahora duraderas.
Ilusiones maravillosas, Que aún siendo fantasía, Son el Sol, de cada día.
Ilusiones que producen las pasiones, Ilusiones placenteras, Ilusiones que mecen corazones!
Ilusiones a flor de piel, Motivando mis razones, Ilusiones de ambrosía, Por tus besos de miel.
Ilusiones compartidas... Ilusiones por hoy..... !!solo mias!!!
Claudia Alhelí Castillo
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Poeta
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Sonríe para desentonar con el mundo, respira, tomate este mismo segundo, el momento es este ningún otro, para disfrutar el sol en tu rostro,
siente en tus manos el viento soplar, mira a la gente que a tu lado pasa, aprende a ver, aprende a observar, deja que todo lo malo salga de casa,
y disfruta de un buen café en la mañana, corre para tu hogar, para que el corazón lata, no te encasilles en un pensamiento, que fluyan todos, disfruta el momento,
en la medida de lo posible agradece, por estar aquí, por los que están aquí, que esté sueño no es imposible... este sueño es tuyo, solo por ti.
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Poeta
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¡Oh, mis impuntualidades! Las llevo como cencerro, siempre anuncian mi visita. Desde mis idilios me consagré impuntual por doquier. A muchas novias sorprendí recapacitando citas anheladas e increpándome tras sus telarañas.
En mi matrimonio lucí mi impuntualidad más destacada. Mi mujer la colgó en un marco de ira sobre nuestra cabecera y la archivó solemne en su enciclopedia del rencor.
No podía yo ser menos si mi abuelo bucanero perdió su bergantín allá en Papudo, ancló en Salamanca sus amores, sedujo brujas y lució por Aconcagua su impuntual prestancia de corsario galo.
Como él me consagré impuntual por doquier, perdí aviones, en las misas con gran suerte alcancé los ofertorios.
Rechacé con alergia el reloj control. Decidí ser poeta independiente. En el ciclo del aura orbité de contramano.
Mi impuntualidad vistió sus acuarelas. Descifró auroras a mediodía y fue crepuscular rayo de sol en madrugadas.
Mis atrasos me anticiparon a cada minuto, hasta que le hurté al planeta un circuito vital.
Desde entonces me congratularon las gaviotas por mi reencarnación aventurera.
Yo venía del ayer con mis apuros, priorizando lo simple, jerarquizando los besos escondidos. Ellas me pensaron –pobrecitas- portero secular de la mañana.
¡Oh, mis impuntualidades! Tintineantes certificaciones de mi corta burocracia, de mis insensateces blancas, de la cartomancia que distrajo mis deberes.
¿Cómo les explico ahora a los rectores que si llego a tiempo es por traslación de un siglo entero?
¿Cómo convencerlos de mi acierto, si impuntualidad mediante, hoy llegué primero?
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Poeta
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Nunca me gustó
ir a los cementerios
Cuando lo hacía
la vida rebasaba mis ojos
Se prendía a la piel pálida
de las mujeres de negro
en encabritado deseo
que hasta juzgué sacrílego
Me horrorizaba
el campo de lápidas
y la flor agonizando
Siempre quise salir ligero
Prenderme al viento
y soñar frenético
con dos viudas dolidas
Sí,
nunca me gustó ir a los cementerios
Pero eran escala obligada
de las quintas de recreo
Cuando suene la sirena de mi turno
-voy a quejarme por anticipado-
no se les ocurra archivarme
en un frío ambiente de soltero
No me torturen
con el agua mustia
que dejará vuestro olvido
Ahórrense la visita formal
los primeros de noviembre
Déjenme zarpar sereno
hasta el litoral del limbo
Déjenme recalar sin prisa
allí donde me envíe
el gran portero
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Poeta
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Cuántas fantasías evolucioné, sudoroso, luchando con las rodillas apretadas de Edelmira.
Hasta alcanzar, locuaz, grotesco o cibernético, su casto jeroglífico.
Hasta ascender, ilusionado, el penúltimo camino, esgrimiendo los besos más furtivos.
Hasta quedar, pétreo y mordido, suplicando conclusión del compromiso.
Porque ella, mi Edelmira enamorada, prisionera de atavismos ancestrales, en algún estoico aliento victoriano, censuró mis embestidas alocadas…
Virginalísima Edelmira apasionada, con la organza crepitante en clarines constreñidos, esquivó mis estocadas bizantinas, alejándose tras hosca despedida.
Y fue así, con Edelmira acalorada, que aprendí, vía orgullo macerado, y en escandaloso latín languidecido, el punzante significado del: “coitum interruptus”.
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Poeta
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¿Por qué me sobreprotegiste, madre? ¿Por qué anudaste mis zapatos y me entraste antes que el sol con tanto abrigo?
¿Acaso me temiste encandilado por las flores de organza? ¿Por las trenzas azabaches? ¿O me creíste bendito?
¿Acaso me temiste callejero, enredado en las pandillas, o pelotero? ¿Por eso me impediste gozar la trifulca genial de las pichangas?
¡De cuántas acequias me privaste! ¡De qué magulladuras de luna y río libraste mis rodillas escarchadas!
Absurdo, pues, madre, si me enviaste como un jilguero a la campiña para entender a diario, en mis costillas, que la vida es calle del medio, simulada.
Quisiste resguardarme de los Zurita, el cité, su bullicio y sus bravatas. soñaste para mí ser clase media, conviviente carnal de las corbatas.
Quisiste protegerme de esas sueltas que enseñaban la piel y que tuteaban. No entendiste que mis desvelos niños intuían sus pechos inflamados. No supiste que andaba atormentado intentando imaginar ninfa completa y que al medio siempre algo me faltaba.
Afortunadamente, madre, te confieso, mientras casto y ordenado me guardabas, el Kama Sutra, flameante de enseñanza, empañaba mis ojos demudados.
Compartiendo tan sabia geografía con primas y vecinas voluntarias, tras los sombreados aromos de la quinta, desentrañé mis dudas escoláticas.
El sortilegio libró mis ataduras. Kamasutré cama adentro, querubín desorientado. descubrí el anatema de la suave lujuria y tuve por harem, vecinas respingadas.
Así, practiqué mis artilugios con excusas de estudios esforzados y la única aritmética comprensible que los muslos de seda me inspiraron.
Y con tan mortal pecado a cuestas, me persigné con temor, con insistencia. Negocié con oraciones muy contritas un ingreso al Edén, con indulgencias. En las Novenas exploré junto a Patricia, Rosa, Carmen, Margarita, la alegría de vivir desorbitado.
Como ves, madre, no sirvieron tus recaudos, tus temores ni tus celos, Nada se saca con cerrar cada postigo, si la vida brinca igual como un tiovivo.
Y, tal vez, jamás sea caballero que procura aprobación contemporánea. Persistiendo, río arriba, torpemente, he ensayado ser persona relajada.
Eroscidio, amática contra el Desamor, 1988
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Poeta
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Sumas a mi vida sueños y alegrías,
Restas a mis dias, todas las tristezas,
Multiplicas con tu amor, la felicidad de mi corazón,
Dividiéndola siempre entre tu y yo.
Claudia Alhelí Castillo
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Poeta
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Dame tu mano, camina conmigo sin saber a donde vamos, sin saber nada, dame tu mano y sostén tu sonrisa, no alejes de mis ojos, tu mirada, atravesando ciudades, edificios, nubes de luces de dulces y de color, que nos vean, que no nos vean, que esperen, ¿quien nos espera?, dame tu mano, que juntos el camino es menos cansado, esquivando personas, esquivando palabras, escribiendo en hojas de aire con tinta de agua, dame tu mano, camina conmigo, aprieta tu cuerpo contra el mío, si es que hace frío y si no, igual hazlo para romper la distancia, dame tu mano... para sentirme en casa.
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Poeta
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Ansío quererte y tenerte que en mi corazón haya fiesta que lluevan del cielo flores eternizando de primavera éste amor.
Quiero contigo, todos los días feriados y descansar a tu lado los sábados y domingos, quiero llenar de color el mundo con el rosa de tus mejillas.
Todo podría ocurrir… si tú me quisieras si te encontrara, si como yo soñaras; en medio del gentío, o en la soledad, en la alegría, o en ese halo de tristeza… cuando se bosqueja una sonrisa.
Delalma Viernes, 04 de febrero de 2011
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Poeta
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[img align=left width=600]http://4.bp.blogspot.com/_gRy7kfn5gHA/TUn3CnwOrUI/AAAAAAAAAYc/V_81g69D4wo/s1600/Na+luz+de+um+sorriso-Cllara+dos+Anjos-+02-02-2011.jpg[/img]
Na luz de um sorriso Ao som das gargalhadas Me refaço do cansaço Das tristezas vividas Dia Dia.
Na luz de um sorriso Recarrego as energias Para continuar na luta Do meu Dia a Dia. . Cllara dos Anjos.
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Poeta
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