Tristeza de ser, lo que no quisimos
Saber que pudimos, pero quedamos
No encontramos el camino, dejamos
Truncas, las ilusiones que tuvimos.

Sabíamos que nos dejaban, vivimos
Como pudimos, por tiempo olvidamos
Abrimos surcos, dijimos, amamos
Sentimos, dejamos, aparecimos.

Pésimos años de dolor sentimos,
Tras la pérdida de los que amábamos
Nos reímos del dolor, pero crecimos

También creció el pudor, por lo que hicimos
Nadie nos detuvo, todo destruimos,
Casi nada quedó en pie, solo odiamos.

Porqué será, que nunca tuve amigos
No conozco la amistad, ni tampoco
Un abrazo, aquellos que pródigos
Te entregan el corazón, equivoco

El Camino, no hay razón, para trigos
Que se mecen con los vientos, barroco
Tiempo de esperar silencios, testigos
Crueles, de verdades que duelen, poco

Siente el que nada tiene, enemigos
Del alma que hieren tanto, sofoco
El fuego de mis entrañas, mendigos

Son de amores vacíos, el tenue foco
Ya no ha de alumbrar, se cierran postigos
Por la brisa del mar, a dios invoco

Virgen que desata los nudos. Hada
De los que sienten dolor. Convertida
A dios nuestro señor, agradecida
Está mi alma, por aquella donada.

Estampa, de tu figura dorada
Cambiaste mi destino, conmovida
Por mi ruego. Supiste que mi vida
Ya no tenía consuelo, doblegada.

Muerte, bajo tus manos convertida
En polvo gris, dejaste mal herida
Imagen santa, que dejó posada.

Aquel niño del tren, sin pedir nada
Yo tome tu cuerpo, madre adorada
Sintiendo tú fuerza, embravecida.

Perdón pido Jesús. Palabras vacías,
En mi corazón mi cruz, entre vivos
Estas me dijeron, busca entre olivos
Nació de María, en maderos yacías

Moribundo de muerte lenta, podías
Verme llorar, sin embargo lascivos
Hombres, dejaron su marca cautivos
En tu cuerpo herido, te escuche limpias

Palabras de ruego, fuego le pedias
Para limpiar sus almas, fugitivos
Descendieron, infiernos primitivos.

Noches largas, días eternos, esquivos
Adjetivos que no he de poner, vivos
Estamos, por tus muertes pasionarias