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Lo que sin ti yo podría hacer; Podría despertar por las mañanas, Podría soñar cada una de las noches, Haría casi todas las cosas; Podría descubrir todos los rincones y podría sentarme a pensar ahí.
Todo lo que podría, Todo eso es lo que tal vez yo haría, Pero tan solo es que no quiero hacerlo; No es lo mismo despertar Si no es en cada mañana tuya, Tampoco soñar si no es con tu sonrisa hermosa.
Nada quiero descubrir Si es que no puedo compartirlo contigo; tampoco quisiera sentarme a pensar ahí Porque no pensaría en nada que no sea en ti Y tampoco tengo otro sentimiento Que éste inmenso amor por ti.
Nada quiero hacer, si es que debo hacerlo sin ti.
Héctor Humberto García Herrera
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Poeta
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Vuela lejos hacia el alba Pájaro de negras plumas, ¡Sí! esas plumas tuyas Que despintaron con la lluvia.
Vuela lejos que ya no puedo sostenerte, Ya no quiero ser tu abrigo, Vuela y en otro sitio prueba suerte. Vuela lejos que mis ramas se secaron; Que mis hojas se marcharon;
Te amé pájaro de falsos colores Mi vida te fui entregando A cambio de tu bello canto; De mí permití que te alimentes Te di todo pájaro de los engaños Todo te di hasta que hube muerto.
Hoy; vuela lejos hacia la montaña Pájaro de plumas falsas, ¡Sí! esas plumas tuyas Que despintaron con la lluvia.
¡Vuela allá! a la montaña Que ella es ciega, Que es sorda, Que es muda, Que ella… Que ella no siente nada.
Vuela lejos con todos tus engaños. Pinta de nuevo tus plumas Y vuela lejos de éste árbol Que fue un día todo tuyo.
Héctor Humberto García Herrera
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Poeta
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Por fin la tormenta Me trajo el conocimiento. Conocí los placeres, las tristezas y los desdenes; Ya no hay nada por conocer, La vida es una fruta, una flor o una piedra dura.
Nacimos para morir, No vivimos para otra cosa. Es el fin de nuestra existencia.
Hay quienes aman, Quienes se olvidan, Hay quienes quieren Y hay los que nunca lloran. Los locos y los idiotas, Los inteligentes y los que nunca aprenden, Pero todos, todos… A la tierra vuelven; De donde no pudieron escapar jamás.
Tarde o temprano compartiremos la misma mesa Con la tierra y sus gusanos. ¿Por qué no antes que después? La vida es un libro inconcluso Que sin deseo se concluye.
Quiero ser quien concluya mi historia Quiero ser quien concluya las obras Y que después no conozca el final, Que no sepa si el mar se comió a la tierra O si la tierra se tragó mi corazón.
Estoy triste y estoy cansado. No quiero un libro que me enseñe, Sino uno que me haga olvidar Lo que he aprendido y que no me deja descansar.
Héctor Humberto García Herrera
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Poeta
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Quisiera cerrar los ojos Y que todo el mundo comenzara de nuevo. Quisiera ser lluvia: para caer Con boleto seguro de regreso hacia el cielo. Quisiera ser montaña indoblegable. Quisiera ser olvido cercano. Quisiera ser destino compasivo. Quisiera ser suerte; de la buena.
Quisiera ser ojo ciego Para no ver lo que sucede; Para no saber lo que puede suceder; Para no saber cuando alguien muere O cuando alguien vive sin quererlo; Para no crear la libertad corrompida. Para no creer en el amor dramatizado. Para no saber de la sangre derramada… Para no ver el cuerpo martirizado.
Somos tan cobardes ante la verdad. Tanto la buscamos y hoy le tememos tanto; Hoy que estamos en paz; No nos apasiona nada, más que la guerra. Tanto exigimos libertad, la obtuvimos y vivimos; Hoy, pareciera que no la queremos; Que añoramos el frío de una cadena.
Ya no queremos la libertad de elegir la paz, Para no sentirnos culpables. Ya no queremos la libertad de elegir la guerra, ¿Para que declararnos “cobardes”?
Todos luchan contra el hambre comiéndose al mundo. Todos lloran sangre por culpa de asesinos criados en casa. Todos hacen la guerra al cuerpo; todos; contra un espejo. Todos, confundidos, luchamos contra el mañana Creyendo que es el camino hacia el próximo año. ¡Pobre pureza, pobre mundo de broma! ¡Pobre inteligencia de ornato! ¡Que ya nadie lo diga, que siento vergüenza!
Héctor Humberto García Herrera
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Poeta
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A ti mi amada; Mujer de silencio elegante Y guardada compostura; De mirada penetrante E incomparable hermosura;
Escribirte es ya de mi rutina, Es ya mi pan de cada día; Abordado por la tristeza O desbordante de alegría; Mi ánimo no importa, Sólo tú; amada mía.
Escribirte es ya mi única pasión, Es sentimiento que corre por mis venas, Es sangre que da la vida a mi corazón. Responsable de mis letras, De alegrías y tristezas, Responsable de mi última ilusión.
Héctor Humberto García Herrera
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Poeta
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Esos amores nostálgicos; Amores y romances del ayer, A veces tan lejanos, Por veces no correspondidos Y otras veces tan míos y vividos, Pero que de mí corazón se han alejado.
Esos amores; momentos tan distantes, Son la tinta de mis plumas, Son cada gota en mis días con lluvia Son cada brisa de mi alba; Mi último recuerdo por la noche Y el café de mis mañanas.
Tan sueños y recuerdos; Tan ilusiones y verdades, Tan hermosos y pasados Tan aquí guardados, Pero tan allá en lo lejano, Todo así es cada uno De mis recuerdos; De mis amores nostálgicos.
Héctor Humberto García Herrera
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Poeta
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El color de tus ojos mujer; Sean tus ojos de noche, color de platino al reflejo de la luna. De día, sean tus ojos; azules u ojos de miel, No importa el color de tus ojos mujer; Lo importante es tu enorme belleza; tu ternura infinita. Sea de noche con la luna, con la frescura romántica O de día al calor de la luz; al color de la vida.
No importa el color de tus ojos mujer, Sean de color del platino o del color de la miel, No importa si son negros o si son del color del café, Lo que más me importa, es tu belleza mujer, Es tu dulce persona; lo que importa Es que puedo mirarlos con el amanecer. No importa el color de tus ojos mí amor, No importa si son azules como el cielo, Verdes como el color esmeralda O si son oscuros como lo es el café, Lo importante es el brillo que en ellos puedo ver.
Héctor Humberto García Herrera
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Poeta
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Ya no confió en una de mis sombras, Ni en el médico postrado sobre la cabecera. Mejor me busco cura propia a este mal; Alguno de esos remedios momentáneos O mejor me busco a un chamán. No quiero a mis pies el río que no hace ruido Ni quiero el agua que no es laguna y que tampoco es mar.
Necesito la cura eterna a este mal; Necesito de la lluvia que me receto el chamán; Necesito de la noche que me recomendó Y de la sangre de un caimán; Necesito la pureza de unos labios Y unos ojos que me miren sin maldad.
Horas y horas pase frente a la pared y a contraluz Interrogando a la sombra en la que no puedo confiar, Tal y como lo ordenó el chamán. Le preguntaba por la verdad, le preguntaba sobre Donde había dejado la integridad, las promesas Y su lealtad para no ir detrás. ¡Desgraciada! no me supo contestar, Tuve que apagarla y volver a empezar.
Caminaba por las ruinas del pasado Mirando las huellas que iba dejando atrás Tan sólo por si mi sombra asomaba de nuevo a mirar, Pero ya nunca supo cómo regresar.
Gracias señor chamán, Gracias por el agua dulce y sin sal; Gracias por la suerte y por su bondad; Gracias por el consejo y por la realidad; Gracias mi señor chamán.
Héctor Humberto García Herrera
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Poeta
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¿Que no ves? ¡La estas matando! Con tus pasos sigilosos; Con tu bestialidad. El tiempo no es ya un aliado, Más sin embargo no pareces razonar. La codicia te ha cegado Y no sientes lo difícil que ahora es respirar.
Sus cabellos verdes ahora son cafés Sus hermosos ojos de color azul De a poco se van quedando negros.
¡No puedo creerlo! Mira que sus brazos te acogen Mientras desgarras cada espacio de su piel; Mira que sus ojos no paran de mojar Y los tuyos no muestran nada de piedad.
¿Qué no ves? Está muriendo, agoniza; No será más la madre de tus hijos, No será más la madre de tus nietos Como fue un día la madre que te vio nacer.
Héctor Humberto García Herrera
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Poeta
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A veces tengo tantas ganas de escribirte, Otras tantas, a mi cabeza invade tu imagen, Pero simplemente no logro recordar quien eres. Y también a veces puedo escuchar que me llamas, Pero de todo eso, lo que me pasa, tú nada sabes.
Tú vives tan lejos dentro de mi corazón. Andas por otros tantos caminos distintos Y muchas veces o todo el tiempo quizás Tú para nada recuerdas quien soy.
A veces te llevo en un viaje, Esos viajes solos cuando miras por la ventana Y por casualidad es que llueve, Cuando sólo miras un gran manto verde Que por el camino sus raíces extiende, Y a veces me hallo sólo cuando te necesito Porque resulta que la obscuridad me envuelve Y resulta que me lleno de miedo y tú no lo sabes.
Esos altibajos que me causa tu recuerdo Son tristes y alegres, amargos y dulces Pero no puedo negar que los quiero. Quiero a todos tus recuerdos; Amo cuando parece que podría tocarlos, Cuando los siento entre mis manos. Aunque de mí no te acuerdes, Los llevaré siempre guardados...
Héctor Humberto Garcia Herrera (24/05/13)
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Poeta
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