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Olvido,
porque en ocasiones,
es mejor no recordar.
Ni tus caricias,
Ni tus miradas.
Olvido.
Porque hay tantas cosas,
que ameritan no ser descubiertas,
como tú,como tú.
Olvido,
porque en ocasiones,
es mejor esconderse de las personas
como tú, como tú.
Y me pregunto: ¿Aún me recuerdas?
Yo tal vez te recuerdo.
Recuerdo no recordar,
olvido que no quiero olvidar.
Y tu voz permanece en mi cabeza
quebrantada, torturada,
tratando de recordarme
que te quiero olvidar.
Olvido,
porque en mi vida
no hay nada bello que amerite recordar,
excepto tú.
Y me pregunto: ¿AÚn me recuerdas?
Yo aun te recuerdo.
Recuerdo no recordar,
olvido que no quiero olvidar.
¿Te quiero recordar? ¿Te quiero olvidar?
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Poeta
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Cuerdas rotas y desgatadas,
harapos viejos y desteñidos.
Cabello riso enredadizo,
ojos opacos,
algo sombríos.
Un poco de delineador,
para ocultar las penas
y una camisa oscura,
para cargar con ellas.
El chico de la guitarra triste,
en su composición,
lleva el grito de la derrota,
el llanto del desamor.
Va caminando por el mundo,
Compartiendo su dolor.
Llorando con las multitudes,
lidiando con sí mismo.
En su voz lleva el rencor,
en las partituras su dolor.
Y su pluma la canción,
que nunca escribió.
Notas vagas y desgarradas,
el mira el mundo con otros ojos
y siente al mismo con otras manos.
El chico de la guitarra triste,
lleva en su composición,
el miedo como escolta,
como guerrero el corazón.
Tablaturas aprendidas,
acordes olvidados.
Su rostro lleva el nombre
de la desilusión.
Nunca le agrado la luz,
mucho menos el calor.
El chico de la guitarra triste,
se enamoro de la tristeza.
Leal compañera,
siempre estuvo a su lado,
fuente única de inspiración.
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Poeta
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Gracias por tu compañía todos estos años. Amiga, compañera de caricias, amor, lujuría, de tragos amargos, de duros momentos y grandes alegrías.
A tí, te debo mi vida, recorriste las ruinas de la soledad y recogiste mi alma; porque cada día y noche a tu lado fue una nueva aventura, porque al mirar tus ojos miré al mundo en su compleja inmensidad, porque a pesar de los viajes, fui turista despistado al mirar cada una de tus sonrisas.
Porque el cocinar a tu lado siempre fue una nueva experiencia, porque en los días lluviosos tu calor dio reposo a mi frio. Porque te amé y te seguiré amando; aunque sea en los reflejos de las caminatas por la costa, tomados de las manos.
Porque tu cuerpo albergó cada una de nuestras pasiones, porque cada uno de tus besos fue siempre mejor que el anterior.
Porque tú vientre albergo el fruto de nuestro amor, fruto de nuestro orgullo.
Porque las primeras arrugas te hicieron cada día más bella, porque los primeros hilos blancos de tu rizado cabello, salieron a la par con los míos, porque nunca necesité de otra persona con quien mirar al inti perderse en el poniente.
Ahora en el ocaso de nuestros años, que nuestras manos se han manchado, nuestros rostros se han fruncido y nuestros mechones se han desteñido; solo puedo decir: te amo.
Porque desde el primer hasta el ultimo día, doy gracias por despertar frente a tu rostro, mirando tus ojos prístinos. Que si bien, hoy se han cerrado; atesoraré el resto de mis días mediante el recuerdo de cada momento, cada día, hora, minuto y segundo que estuve a tu lado.
Porque ahora que mi cuerpo mira el lecho de tu losa y mi rostro derrama una lágrima junto a tus ultimas rosas; sé que te seguiré amando hasta el último de mis días, porque en mis años de invierno pensare en ti y solo en ti.
Porque tu rostro estará presente en mi memoria aunque tu ya no estés aquí. Hasta el último de mis días.
Dedicado a las pocas personas que han amado ha ese alguien especial toda su vida, hasta el último de sus días.
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Poeta
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Aurora triste de mi corazón,
gélido invierno que se diluyo.
Azul, azul.
Lagrimas rojas sobre inmenso mar,
bosque encantado que nos quebranto.
Azul, azul.
Dulce agonía que se marchito.
Sabor veneno,
flor del paladar.
Azul, azul.
Pristina gota de piélago.
Terrible encanto
que me conquisto.
Azul, azul.
Miel, hechicera de mi ilusión.
Seré tu esclavo por la eternidad.
Luz segadora de la inmensidad.
Azul, azul.
Azul, azul.
Pacifico amor
como tus ojos
azul.
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Poeta
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Estrellas,
reflejo de la nostalgia
sobre el agua.
Nostalgia,
espejo de tristeza
eterna.
Y entre mil tormentas
mil veranos he vagado,
con el corazón
completamente destrozado.
Lamento,
tormenta en horizonte
perpetuo.
Silencio,
sordo por naturaleza.
nunca me escuchara,
jamás me escuchara.
Naufragio.
quiero ahogarme en lágrimas
y no volver a respirar.
Y entre mil tormentas
mil veranos he vagado,
con el corazón
completamente destrozado.
Lagrimas bajo la lluvia,
nadie las notara.
El camino se termino.
hundido estoy.
Oscuridad,
no saldré jamás.
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Poeta
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El camino del vencido,
nunca fuiste vencedor.
Pero lo admito,
nunca desististe hasta hoy.
Caminando contra el fango,
tu cuerpo declino,
tu alma desistió.
De rodillas contra el suelo,
el dolor te calcomio,
te calcino,
te consumió.
Hasta los huesos.
Vencido.
Arrastrándote,
haz llegado al precipicio.
La lluvia que acaricia tú rostro
es lo más cercano a sus carisias.
Sonrisa embustera,
falsa luz en tú vida.
Dejo de bombear,
dejo de latir.
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Poeta
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Duerme,
duerme tranquila,
quizás algún día lo entiendas.
Condena entre cadenas,
hoy page mi destino
en cálido abrazo,
pero finito.
Palabras por juegos,
juegos por palabras,
forman un buen juego de palabras.
Espacios, comas
y puntos.
Silencios que me dominan.
Quisiera decirlo:
quiero un beso tuyo
y congelarnos en un abrazo infinito.
Duerme,
duerme tranquila,
quizás algún día lo entiendas.
Que ahora y siempre fui el vencido
y sin perderte ya te he perdido.
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Poeta
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Musa de vestido rojo y negro,
de cabello rizado y mirada hacia el horizonte.
Cada uno de tus pasos es deleite.
Cada flamenco,
cada tango,
lo vives cual si fuera el último en la vida.
Cada giro,
cada castañuela,
parecen pocos
con las emociones que transmites.
Cada lágrima,
cada gota de sudor pulcro,
dara frutos algún día.
Cuando dejes de mirar al horizonte
eternamente infinito,
pues estarás con las estrellas.
Musa de vestido rojo y negro,
de cabello rizado y mirada hacia el horizonte.
Cada uno de tus pasos es deleite.
Dedicado para una de mis grandes amigas Ana Laura Trujillo que con cada baile se acerca más a las estrellas.
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Poeta
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Sólo,
en el olvido del recuerdo
del recuerdo inexistente,
de aquél sueño inalcanzable,
nadie me recordara.
Llorando a solas,
en un rincón de mi corazón,
yace el olvido
lleno de agonía y desilusión.
Abrigado por las sombras,
abrazado por la niebla,
el melancólico de roca
nunca fue abandonado,
pues siempre estuvo sólo.
Prisionero del fracaso,
desterrado por el mundo,
con la tristeza atrincherada,
siempre en busca de venganza.
Preparo mi muerte,
me quito la vida.
Sabor gris ceniza,
viento en contra mía.
Y el toc de mi corazón balbucea:
"Lo siento.
Perdón por decir te quiero."
Abrigado por las sombras,
abrazado por la niebla,
el melancólico de roca
nunca fue abandonado,
pues siempre estuvo sólo.
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Poeta
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Sabes, el amor me enferma,
sabes, el amor me enferma,
solo imagina un día sin amor,
solo piénsalo,
Para mí el día perfecto.
Imagina un amanecer,
sin pensar en lo que piensa.
Una mañana sin recordar su voz
entre el tumulto.
Para mí el día perfecto.
Imagina un atardecer,
Sin su reflejo bajo el lago.
Un anochecer,
sin mirar su rostro en la pared.
Una madruga sin el dolor,
después de una negativa.
Para mí el día perfecto.
Un otoño en el que las hojas no murieran,
un invierno,
donde mi corazón no envejeciera,
donde la primavera,
el verano y el amor no existieran.
Para mí el día perfecto.
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Poeta
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