Poemas :  Una oración por Daniela
A la memoria de Daniela Nicole, un precioso ser que inundó de vida a quienes la conocimos, su existencia trasciende en el amor que contagió su determinación por vivir, esta poesía se escribió durante su vida, que no ha dejado de fluir a través de su presencia intensa e inmensa en nuestra memoria.

Una oración por Daniela...

Pequeña muñequita
hija de la esperanza,
donde se anidaron
el tesón y la ternura,
te trajo la primavera
queriendo florecer aún más
el horizonte y el consuelo,
de ella debes haber recibido
tanta sed de vida,
volátil polen,
luz que aclaras el día,
inflamas corazones
e inyectas ternura
con cada respiro.

Me llega la suave caricia
de tu mirada
y siento que me redimes,
me llega como bálsamo
el aleteo travieso
de tus pequeñas manos
y siento en mi piel
como bandada de nubes,
brota tu sonrisa
como manantial celestial
y la recibo como bendición,
retumba en mi corazón
tus suaves balbuceos
y mi alma se quiebra.

La vida te recibió
con el renacimiento y las flores,
tú también eres una de ellas,
botón de aromas y de lluvia,
te besan las mariposas
y del rocío recibes
tu corona de perlas húmedas;
hasta el sol se inclina
para recibir la luz
de tus ojos profundos
como galaxias en fuga,
y en el filo de tus pestañas,
la luna sonríe contigo
pues ya no está sola.

Cada estrella y lucero
te buscaron ese día,
curiosos y alegres,
de algún lugar llegaron también
los pajaritos fisgones,
a invitarte a volar
y a traerte su canto
para que los imites,
luciérnagas y libélulas
esperaron inquietas,
para llevarte a jugar
con el marco del crepúsculo
en la orilla del bosque,
con su corte de hadas y ninfas.

Vamos pequeña acompáñame,
dame tus sueños y con los míos
visitemos las osas en el infinito,
el buen amigo Silvio
nos prestará su unicornio,
podrás jugar con él
y hará el viaje más grato,
ponte tu boina y una bufanda
el viento frío querrá ir contigo,
cuando regresemos será tarde
y la noche tendrá bordado
con su manto el firmamento,
más, no importará,
todos los astros nos guiarán.

Conocerte fue suficiente
para elevar una oración,
por el milagro de la vida
fluyendo en ti y a través de ti,
pero cómo hacer una oración
si tú misma eres una oración,
eres nuestras voces juntas
susurrando una canción,
eres nuestras miradas
abrigando tu compañía,
eres nuestras manos unidas
implorando una alabanza,
eres nuestro corazón
abrazando la esperanza.

………………………..

¡Sigues siendo presente,
Sempiterna esperanza!,
tu presencia sigue erupcionando
en nuestros pechos,
en las miradas extraviadas,
en las caricias aún frescas
de las manos que te atesoraron,
en cada rincón de este planeta,
que te albergó y se recreó
con tu risa y la luz de tus ojos,
en cada sueño pequeño
y en todos los imposibles,
que el ímpetu de tu vida
nos hizo buscar con pasión.

Eres sobre la ausencia y el dolor,
incesante consuelo,
fortaleza que abriga,
eres la llama viva y cierta
del milagro de vivir y crecer,
tu estatura inconmensurable
es un reto que aumenta
y que refulgura en nuestras almas,
eres como cielo y eres parte de él,
hasta tu aura es índigo,
ya no necesitas viajar para jugar,
la vía Láctea es tu jardín
y desde allí nos trasciende
tu sed y devoción de amar.

¡Descansa preciosa,
juega, vuela, sueña,
vive, sigue viviendo,
sigue siendo nuestra alegría,
ángel y cobijo de ensueño,
caricia que bendice!
Poeta

Poemas :  Qué bueno regresar
Qué bueno regresar

Es que, simplemente
siento que todo sabe mejor,
que hay más color y los sonidos
tienen la magia de tu compañía cierta.

Me gustan los regresos
porque saben a ti, a lluvia ligera,
a luna llena, a besos tiernos nuevos,
a tibieza en el alba y sueños plenos.

Me gusta regresar
y encontrar en tus ojos
toda la luz y esperanza,
para alimentar mi alma.

Qué bueno regresar,
para dejar de ser el hombre de acero
y ser sólo tu amante,
para refugiarme en tu regazo
y olvidar mis molinos de viento.

Regresar para romper el insomnio,
para sepultar intenciones,
para amasar el éxtasis maravilloso,
de buscar nuevos colores y sonidos
a los amaneceres que recibo contigo.

Regresar para solo fundirme
en la madreselva de tu piel,
para encontrar tus pupilas
y volar, sólo volar y soñar.
Poeta

Poemas :  Mi ángel etéreo
Mí ángel etéreo

Estas allí anhelante,
orgullosa, flotando
en cada amanecer radiante
obsequiándote completa,
derrochando ternura,
con tu sonrisa brillante.

Nívea, grácil, inquietante,
así danzas en mi mente
mariposa encantadora
desde el florecer de la aurora
hasta el oscuro poniente,
hasta mi subconsciente.

Inquieta tu presencia
aunque no me llega tu perfume,
suspiro al sentir virtualmente
tu diáfana voz, tu alma pura,
ensueña tu compañía
aunque tu figura delirante
no acaricia mi paisaje.

Más, no importa
tus expresiones tienen la fuerza
del color y las formas
más depuradas y mejor logradas,
tienen el embrujo
de la música que embriaga
el espíritu y los sentidos,
tiene los detalles solo tuyos
mi ángel etéreo.

Sí, mi ángel etéreo
por tu tierna voz,
por tus ojos que cautivan
faros constantes,
por la dulzura permanente de tu sonrisa,
por tus labios
panales insondables,
vado en que reposa mi fortaleza,
solaz de mis delirios,
vibrante estás siempre en mí,
… ángel mío.
Poeta

Poemas :  Deambulando
Deambulando

Siento que navego a ciegas,
porque perdí mi lucero guía
y no se donde estoy
ni hacia a donde voy.

Es que mis alas locas sin control
desorientaron su vuelo,
irrumpiendo torpes el vuelo grácil
de mi hermosa bandada.

Fiebre icariana que vertiginosa
pretendía hundir hasta estrellar
aquel sin par vuelo en formación
plácido, rico, espectacular.

Había que redomar
esta demencia inconsciente,
en cielos limpios, sin más compañía
que la pasión por recuperar mi lucero.

Ahora mismo apenas puedo
disparar al azar bengalas índigo,
para que encuentres en sus trazos
mi cordura y mis infinitas ansias de tu cobijo.

Para que mis roncos gritos por auxilio.
encuentren tus gorjeos, el concierto de nuestro acompasado aletear y en la misma faz del sol,
nuestras sombras danzando juntas,
alegres, completas, felices.
Poeta

Poemas :  María Soledad
María Soledad
Cuando tu llegaste
la alegría se juntó a la ternura,
nos fascinó tu llanto,
dulce manera de hacernos saber
que ya estabas con nosotros.

El horizonte a pesar de la noche
se agigantó e iluminó,
los dichosos ojos
estaban inundados de dicha represada,
plenos de luz y curiosidad.

Qué difícil resultaba
calmar al corazón,
que desbocado
impedía abrazar tanta felicidad;
razón y cerebro también,
absortos e impotentes espectadores,
tardaron tanto en procesar
la ráfaga de sueños y sensaciones,
que contigo,
cuanto se multiplicarían!

Qué hermoso será abrazarnos entre más,
cuan amenas serán nuestras charlas,
cuando con tus palabras
nos hagas partícipes de tus ocurrencias,
ensueños e inquietudes.

Qué decir de tus cariñosos besos,
Cuán dulces serán?
Cuán cálidos tus abrazos?
Y tus ojos, qué color tendrán
y qué tan profundo podré navegar en ellos?
Siento sí, que toda la paz,
la determinación y la fortaleza
del universo inundan mi espíritu,
que con tan sólo una sonrisa tuya,
con tus primeros sonidos
no habrán imposibles, ni agotamiento.

Hoy a un mismo instante,
has puesto en mi cuerpo
unas alas inmensas y un ancla fuerte,
para volar y soñar más,
pero con el corazón y cerebro
abrazando el hogar
y las imágenes de mis vidas,
mis compañeras, mi brújula
tu madre que amo
y tú mi bebé que adoro.

Hoy nos sentimos más,
hoy empezamos a ser más,
con la bendición de la maternidad
de mi compañera y mujer,
hoy y para todos nuestros días
tendremos la calidez
y la felicidad inconmensurable
de tu compañía.
Poeta

Poemas :  Apuntes desde la ausencia
Apuntes desde la ausencia

Casi danzando …. suaves
casi acariciando …. Callados,
frágiles copos de nieve,
poblaban poco a poco
todo el paisaje,
-cual estepa blanca-,
frío, encantador e imponente,
todo parecía huir,
hasta el más leve sonido,
-quizá quirófano-
manto azucena,
invitando a deambular
a perderse buscando una caricia,
o abstraerse añorando
tu figura delirante,
para pintarla luego a besos,
cálida, acogedora, apacible,
mas,... inútiles mis manos
arañaron un aire helado, vacío
buscándote ansiosas,
mientras los cansados ojos
se extraviaban en algún rincón
de aquel extenso desierto pálido,
tan inmenso como tu ausencia
y tan frío,
que el pensamiento mismo se congela
renegando por la falta de su musa,
queriendo sumirse sólo en eterno letargo
hasta que regrese a ti mi alma
y pare por fin,
este triste peregrinaje,
sólido, opaco...

New York - 1993
Poeta

Poemas :  Lejanía
Lejanía

Amasar el sustento no siempre resulta cercano,
hay que buscar el trigo donde esté,
cruzando muchas veces, trechos de camino
que se convierten en horas
a veces días y para muchos meses y años,
espacios inevitables que quiebran armonías,
destierran sueños y postergan caricias.

Y hay que hacerlo,
aun cuando el alma se revele
y el corazón resienta estar ausente,
es que no se puede renunciar a la calidez del hogar,
a tener alegría y claridad en la mirada,
a perder la cuenta de las sonrisas y los sueños.

Y hay que hacerlo,
aunque las distancias nunca sean justas
ni los instantes únicos, recuperables,
entonces hay que incluir esa sonrisa especial
para el equipaje y para blindar el espíritu,
muy pronto agobiado por la nostalgia y la ansiedad.

No puedo dejar de hacerlo,
aunque las noches pierdan el encanto
y los amaneceres se conviertan en tortura,
por la odiosa rutina de la cosecha demorada,
por la impotencia de abreviar el tiempo,
porque el sueño se tarda en vencer.

Y quiero hacerlo a pesar de todo,
porque al volver tu sonrisa será irremplazable
y seremos dueños del universo que creamos,
porque entonces los instantes
durarán lo que la dicha represada quiera,
porque la magia de tu carita sonriente eterniza.

Hasta tanto cierra los ojos conmigo,
engañemos al insomnio y al sueño que no llega,
para que lleguen los recuerdos hermosos,
para que el latir de mi corazón recuerde el tuyo
y recupere el ritmo, para inyectar coraje
y esperanza a la terrible lejanía.
Poeta

Prosas poéticas :  Apuntes para dibujar un borrador...
"Apuntes para dibujar un borrador"
“…No es que el paisaje sea triste,
es que la nube de frailejones calla
y observa impasible el vuelo señorial
del viento, del cóndor,
del cóndor como viento.
Es que el paisaje es profundo y amplio
profundo hacia la bóveda azul
donde el Chiles y el Cumbal
besan con sus picos albinos
su vientre inmenso e intenso;
amplio como el frío
que cala hasta los huesos
y mantiene despierta el alma.
Es que el paisaje es único,
es que el paisaje es nuestro,
y es que comulgando con sus faldas
nosotros somos el paisaje…”
Tomado de “Mi Tierra” (M. Álvarez – Antología Añil / 1995)

Soy Milton Henry, hijo de Jorge Isaac un zapatero soñador y Rosario Herminia una bella artesana del dulce y la ternura, me trajeron a la vida en Tulcán una pequeña ciudad que se extiende alrededor del Chiles, un cerro que se abrasa entre frío y viento con el Cumbal en la vecina Colombia.
Ambos nacieron en la capital, más buscando organizarse fuera de Quito llegaron a Tulcán, tras de mi abuela materna Carmen, una viejita bonachona, la gestora de trabajar el azúcar para hacer tantas y tantas golosinas, así llegaron a esa pequeña ciudad, fría pero muy activa por el comercio con Ipiales (Colombia) a sólo treinta minutos en taxi.
Mientras vivió la abuela, generosa como amorosa, no permitió que su hija trabajara haciendo dulces, sin embargo la partida de la abuelita que no dejo imagen en mi memoria, más las necesidades de una familia pobre, que apenas tenía el esfuerzo del buen artesano zapatero que fue mi padre, puso pronto a todos en movimiento, en la herencia de trabajo de la abuela Carmen.
Entre manualidades y mucho movimiento mis hermanos y yo aprendimos tan pronto pudimos, que teníamos que engranar en el especial equipo de los Álvarez Viteri, pues había tantas cosas que hacer que siempre existía una tarea para cada uno, pero también tiempo para charlar, reír o leer revistas.
Alquilábamos revistas en la tienda frontal de la casa y claro, los más asiduos lectores éramos nosotros, así llenamos en nuestra mente tantas y tantas historias, más fantásticas que reales y las reales fantásticamente contadas y dibujadas, creo que aquellos años de imágenes, aventuras sin fin, alimentaron nuestras dotes naturales de buenos dibujantes, el cultivo de la memoria, alguna amplitud en el vocabulario, pero por sobre todo un horizonte basto, místico a veces, idealista siempre, pero por nuestra realidad, con un corazón inconmensurable de determinación y esperanzas lleno.
Más tarde papá dejó la zapatería como actividad económica principal de ingresos, para con mamá hacerse cargo de la atención del bar del colegio en el que estudiaba Margoth Anabella mi hermana mayor, entonces las tareas se multiplicaron, había que preparar más cositas, comprar otras cruzando la frontera, etc. Aquellos viajes a Ipiales y/o Pasto los disputábamos todos, porque aunque había que ir a caminar mucho, cargar paquetes, etc., podías sin embargo también, deleitarte con el ajetreo del comercio, el especial espectáculo de la gente embebida en la tan especial ceremonia de comprar y/o vender, y por supuesto, disfrutar de las golosinas que mamá o papá compartían con el acompañante beneficiado.
Familia modesta que por el trabajo colectivo habría vivido sin dificultades, tuvo que encarar desgraciadamente las tristes secuelas de las enfermedades, por no acceder desde el vientre a una atención médica preventiva, (sin contar que los pocos médicos locales eran todólogos, pues debían convertirse en especialistas de todo mal, con más modestos que profesionales resultados), los esfuerzos por heredar una buena educación a sus hijos, puso pronto a Jorge y Herminia, a luchar cada instante contra los ataques de las enfermedades, ya que terribles infecciones tempranas, arrancaron a dos de sus nueve hijos: Edmundo el tercero a quien no conocí y Johnson Patricio el séptimo, mi bebé que parecía juguete, que se fue sin despedirse cuando yo iniciaba mis estudios en la escuela primaria; cuando mis primeras letras, debieron enseñarme a decir adiós, y mis primeros juegos debieron incluir lágrimas de despedida.
Los dos se fueron muy tiernos, que debían ser para Dios decían, no llegaron a saber mucho de este mundo, ni siquiera alcanzaron a caminar y caerse en el intento.
Nací el quinto de nueve hijos, hoy soy el segundo de los cinco que quedamos, el cuarto Tyron Elvis fue nuestro mártir, padeció cáncer en sus riñones entre los 8 y 14 años, los años de juego, de hacer picardías, de aprender cosas, de los pedidos inverosímiles a Papá Noel, se diluyeron antes que sus riñones.
Pudo sin embargo expresar su increíble sensibilidad, para demostrar muy temprano, que fue el más virtuoso en el dibujo y en el uso de las letras para decir lo que el alma grita; sus cartas de “noche buena” al niño Dios pidiendo como favor, como bendición lo que cada niño sano tenía, el aliento para jugar, correr, caminar sin dolor al menos, mirar los ojos de sus padres, libres de la represión de las lágrimas, brillosos aunque sea de esperanza, ver sus rostros descansadas, libres de la ansiedad, de las muecas de dolor contenido, de la ira contra natura. Sí, podían romper cualquier nudo de garganta para permitir el paso a raudales al llanto que hace descansar algo al espíritu, para ponerlo nuevamente en guardia a soportar la siguiente embestida.
Nuestros viejos no paraban nunca, luchaban sin descanso para no dejar que una vida más les sea arrebatada, cuando fue necesario llevaron a Tyron a la Capital al Hospital de Niños, que jamás fue una garantía de mejores posibilidades, la ciencia desarrollaba recién en esos años, los primeros pasos de implantaciones artificiales y mi país tenía algunas décadas de retraso respecto de esos primeros avances. Pero no se quedaron allí, buscaron en la fe también, experimentaron hasta con una Virgen de esas que se asoman de cuando en cuando, hasta un pueblo Colombiano de nombre Piendamó lo llevaron a limpiarlo en las aguas bendecidas por aquella, algunos galones extras también les vendieron para llevar a casa, para que la virgen milagrosa completara la sanación (los consabidos negocios forjados paralelos a las apariciones); todos nos embebimos en esa esperanza que emborracha a los necesitados, especialmente a los que no teníamos cómo optar por otras alternativas.
Cuando por fin -dios debe haber sido-, Tyron murió, lo hizo peleando una esperanza más, lo habían llevado a internar en el Hospital para niños de la Capital, papá había ido a buscar ayuda con Doña Corina la esposa del Presidente Velasco, para tratar de alcanzar alguna solución para los riñones de mi hermano que casi no existían; esa ayuda tampoco fue posible, no estuve allí, pero ahora sé que sólo tanto amor y esperanza de mis padres esperando un milagro, pudieron soportar tanto dolor y angustia. Tyron fallece asomando a sus catorce años huérfanos de adolescencia, cansados de luchar, lacerados por las limitaciones de la enfermedad, pero maduros a más no poder de esperanza, de persistencia de negarse a bajar los brazos, de no querer llorar, pues ya bastantes lágrimas habían en los ojos de mamá, se fue deseando volver corriendo como tantas otras veces y aunque hubiese regresado en brazos de papá, habría sido un triunfo más de su fortaleza infinita, una pincelada maestra que retoque su estatura sin igual de ser humano.
Cuando alguien muere sus recuerdos dicen, van en proporción con los años de vida, yo no lo creo, van en relación con la calidad de vida que se ha tenido, Tyron se nos fue dejándonos como herencia su tesón por la vida, su gran sensibilidad al dibujar y pintar, su poco niñez y su ninguna adolescencia debido a la madurez extrema de tanta ilusión por sanar, y sobre todo, nos dejó un hueco enorme como el hambre, en la casa toda y en el recuerdo que no se llenará ni saciará jamás.
Pero de los que se fueron, había un sol que también se nos iría, el cariño hecho hija y hermana, mi “hermadre” Margoth Anabella la primera, la que tenía besos y caricias para los pequeños que mamá no podía atender, porque estaba consolando el dolor y las angustias de Tyron, la que encontraba el estímulo exacto para todos, hasta para los viejos, la de la sonrisa dulce, aquel ser que su belleza espiritual le desbordaba también físicamente, nuestro ángel.
Nuestra Margothsita que tuvo la fortaleza, la inteligencia y todo el amor del mundo, para desprendernos del pedazo de falda de mamá que peleábamos los pequeños buscando su cariño, un pedacito de ternura, un instante de sus ojos amorosos, nos hizo sentir compensados, nos enseño que debíamos apoyar a nuestros padres y cada que podamos hacerles saber que les queremos mucho y que podían contar con nuestro apoyo, para la epopeya de buscar ganar la lucha por la vida de nuestro mártir.
La bella Margoth que se fue queriendo ser madre, que no resistió saber que su tercera maternidad había parido un hijo, que a las pocas horas no pudo continuar respirando y que la dejó aún más sola, en la distante Caracas, en donde no estaba y no pudo llegar raudo el consuelo de mamá, … sólo se fue, … no sé, si renegando con su corazón que se negó a seguir latiendo o pidiéndole que ya no lo haga más, porque su tercer intento de tener sus propios hijos se marchitaba, sin embargo su imagen angelical flotando llegó, hasta el rincón de nuestra tristeza, para consolarnos con el recuerdo de su dulce sonrisa y sus ojos grandes como su alma, acá en la casa, el hueco de hambre se hizo hueco de tristeza y rebeldía, de sentimientos inciertos, manos vacías, de frío en la espalda y ojos cansados.
La partida de cada uno de los ausentes, estableció huecos sí, pero la rebeldía de la impotencia para detener lo inevitable, pudo trocarse en determinación por avanzar, pues aún éramos muchos, que sobre todo nos necesitábamos tanto y por ello aprendimos a apoyarnos, a hacer del beso y el abraso el mecanismo más continuo de cercanía. Pudo especialmente convertirse en madurez, de sabernos capaces de superar tormentas, de entender que nuestro trabajo nos da la medida de enfrentarlas, y toda la ternura que podíamos recibir y generar el motor para nunca darnos por vencidos.
Aprendimos que no podemos perdernos los detalles de vida de cada uno de nosotros, que no necesitábamos consuelo, que era más importante la compañía, el compartir los alimentos y el saludo, el trabajo cotidiano y los sueños y hasta el chiste que nunca falto, porque había que encontrarse al menos sentido del humor en la desolación y la desesperanza.
En casa al igual que se preparaba la suela y los nuevos lindos zapatos, se amasaba el azúcar y envolvía los sugestivos dulces, más tarde toda la gama de artículos para los bares, etc.; la insistencia en los detalles y en el trabajo de grupo de todos, nos ayudó siempre a acentuar los cuidados entre todos, nos hizo entender que la felicidad es un instante y que por ello hay que darle intensidad a la entrega, a la expresividad, aprendimos por ejemplo con Raymundo el sexto, mi entrañable hermano Ray, que teníamos que alimentar la ilusión de Carmita y Harold los últimos, que debíamos reeditar el derroche de amor de Margoth y otra “Nochebuena” lloramos después de haber logrado algún regalo para los pequeños, sus sonrisas al otro día serían la mejor recompensa y nuestra Navidad, quizá el enfrentar situaciones de este tipo, determinaron que fuéramos convirtiéndonos en algo padres y no cuates de juegos, triste manera de forjar distancias y barreras generacionales, pese a la insignificante diferencia de edades.
En aquella “nochebuena” mis padres habían tenido que asistir en la Capital al primer embarazo fallido de Margoth, su muñequita no alcanzó la vida, murió prematura con la belleza corriendo por su pequeña estatura, mamá y la otra abuela tuvieron que envolver entre lagrimas y un atuendo blanco aquella tierna vida frustrada, como dos niñas grandes compartiendo la misma muñeca preferida, para con el murmullo de sus sollozos velar su sueño eterno hasta apagar la luz con los clavos que cerraban su lecho.
Jorge Isaac Jr. el segundo hijo, estudiaba lejos y tampoco estaba con nosotros, tuvo que aprender a imaginar cómo se va el agua entre las manos, aunque esta no corra refrescando. También él se nos quedó lejos, por aquellas absurdas distancias generacionales, cómo podíamos entenderlas entonces, para acercarnos y protegernos, para hacernos fuertes y sostener con mayor abrigo la fe en la vida, en la esperanza loca de tener un amanecer distinto.
Aprendimos…, siempre aprendimos, buscamos entender la lección de cada pasaje, pero era necesario que algún momento pongamos en blanco y negro estos pasajes de nuestro fortín, del remanso en media guerra, de la casa, de las ilusiones después del llanto, de cómo se afianza y crece la familia, a pesar de los detalles desgarradores en ocasiones de esa al fin y al cabo nuestra historia; algún momento había que hablar de lo vivido sin temor a llorar por hacerlo, rescatar la memoria de los ausentes, por sobre la cultura del dolor, por sobre el sacrilegio de no abandonar las lecciones de vida, que la calidad de los años vividos dejaba.
Para tranquilidad de mis padres los más pequeños fuimos buenos estudiantes, en mi caso había despuntado como un excelente alumno en mi escuela, pero injustamente compensado, mi escuela era la típica escuela de pueblo chico, en donde brillan o más bien se hace brillar a los hijos del maestro o al hijo de familia de recursos, “ tanto tienes tanto vales” es un maldición que se cumple inexorable; a pesar de no haber tenido punto de comparación, se me relegó injustamente repetidas veces, como que hasta en eso mi ambiente no encontró incentivos.
Recuerdo como los hechos más sobresalientes de mi vida escolar: que me seleccionaron como declamador innato desde el primer año; a mis 8 años tenía a toda la clase en mi rededor, escuchando historias increíbles, quizá una mezcla de las 30 a 50 historias que semanalmente devoraba, cuando las revistas nuevas llegaban a casa; ese año participé en un concurso de dibujo con otras escuelas con niños de hasta 12 años y quedé tercero, lloré mucho antes de llegar a casa con la noticia, ese año mi Tyron dejó de asistir a la escuela, lloraba porque sabía que si él estaba aún en clase, abríamos llevado dos premios a casa. Cuando terminaba la escuela primaria, uno de los profesores jóvenes, -que luego despuntó como uno de los poetas de mi ciudad-, al leer mis perspectivas de vida en una composición que hice en el concurso por la medalla de oro (que también me robaron), se acercó a felicitarme y a decirme que tenía una gran inventiva y que debía explotarla.
Quizá estos no gratos antecedentes determinaron que en el colegio busque otros atractivos a más de pasar los años sin dificultades, sin prestar mucha importancia a algún estímulo que recibí, entre ellos la de uno de mis profesores de literatura, que me resulta especial ahora, me dijo una ocasión que escribía con mucha madurez y que debía dedicarme a estudiar Literatura, después de calificar un ensayo de cuento que había presentado, pero fue un comentario que se le hace a un niño de 13 años y nada más, una felicitación más, vaga e intrascendente. Hice algo de teatro a finales de secundaria, y pude mantener mi fama de buen declamador hasta cambiarla después por la oratoria.
Para entonces mis padres administraban el bar de mi colegio, de modo que mis recreos los dedicaba a ayudar, mis amigos más cercanos no salieron del colegio, los tenía en el barrio; sólo cuando cursaba los últimos años de colegio y toda la influencia de la revolución cubana nos llegaba a través de los movimientos de izquierda, encontré respuestas difusas a mi rebeldía, a la angustia en todos los rostros de la miseria galopante, al olvido inmisericorde de pueblos como el mío, traté de ser un líder y pretendí tener respuestas, pero era más la confusión y las complejidades de las ortodoxias mal explicadas y aplicadas, que proyectos concretos para generar cambios, viví sin embargo la crisis de una de las masacres más terribles de esa década en mi país, la matanza de los obreros del azúcar en Aztra; luego el retorno “democrático” con todo su circo de curanderos sociales, inventores del progreso, de la justicia social, demagogos traficantes de la miseria popular, no tuvimos que esperar mucho para sufrir la desilusión de constatar las equivocaciones, la corrupción y los engaños de los nuevos títeres de turno; nos regocijamos y estallamos en solidaridad con el auge del sandinismo hasta la nueva decepción de su caída posterior.
Vinieron más tarde las ramificaciones de la familia, Jorge que se hizo Técnico de Aviación nos trajo a Yolanda, pronto llegaron los primeros sobrinos y nietos, Jorge Isaac Tercero y Patricia, cuando ella nacía, yo también abrí mi ramal con Ruth Silvana, mi compañera, jóvenes impulsivos pusimos nuestras frentes y puños al viento, con la coraza férrea de un amor del tamaño de nuestros sueños, dueños del futuro y las herramientas para forjar un núcleo diferente en nuestro hogar, echamos a andar, allí fuimos dando forma a las sinuosidades del camino, tratando de esperar los ramalazos de luz de mejores amaneceres, para que las bendiciones de las maternidades de mi muñeca-mujer encuentren al menos más amplio el horizonte para volar y soñar.
Poeta

Poemas :  Quiero soñar
Quiero soñar


Y aunque sea terrible despertar
sin los destellos hermosos de tu sonrisa,
¿porqué no soñar?, si al hacerlo
mi alma se fuga al mágico espacio
que más se parece a nuestro tiempo,
sin cansancio, plenamente explotado.

Encontrar allí los espacios desconocidos
y explorarlos incesantemente,
como si fueran nuestros cuerpos
los que ansiáramos conocer,
disfrutar, fundir en nuestras piel y recuerdos
hasta extasiarnos sin que importe despertar.

Morar en los espacios de Morfeo
abre aún más el universo que quiero para ti,
para entregártelo y pasar el resto del sueño
de la vida, del camino y la cordura
encontrando más y más recodos, oasis,
que se parezcan a ti, que me hablen de ti.

¿Porqué no abandonarme al sueño?,
si acorta distancias y acelera intenciones
si recrea la vida toda y la multiplica,
si es allí donde la fantasía explosiona,
emerge, inunda como fuente cantarina
y arrolla como catarata, como tsunami,… como sueño.

Como poder renunciar a alimento más frugal
si me trae como un te quiero tuyo,
toda la intensidad y esencia
de la inspiración, de las ansias de vivir,
si me eleva, me convierte en dueño del tiempo
de la distancia y puedo volar a ti.

Quisiera sobre todo…
soñar que sueñas conmigo, que cerraste
tus hermosos ojos y estás conmigo
levitando, explorando y amándonos,
soñando que la distancia es una falacia,
soñando que tenerte no es un sueño.
Poeta

Poemas :  No quiero dormir
No quiero dormir,…

No quiero dormir, no quiero soñarte,
es que despertar y no poder estrecharte
es una tortura inenarrable,
es recibir el alba sin abrigo, sin luz,
es que la fantasía de tenerte es sólo comparable
a la de soñar amándote y despertar contigo,
allí, la continuidad de sueño y realidad
se convierte en un indescriptible regalo divino.

No quiero dormir, no quiero soñar
tu invades mi subconsciente y allí,
eres también mi ama y señora
perfecta magia que deleita y cautiva
hasta que el despertar llega y entonces
se rompe el encanto de los paisajes fantásticos,
de los ambientes sugerentes,
de la inquietud galopante de amarte sin control

No, no quiero dormir para no desencantarme,
es que cuando los amaneceres llegan lejos de casa,
hincan de nostalgia y soledad mis retinas
quebrantan las expectativas de mis sentidos,
congelan este calor en mi cuerpo
que ebulliciona buscando el tuyo,
quiebra la alegría de sentirte y termina
arrojándome a la desolación de no tenerte.

No quiero dormir, no quiero siquiera cerrar los ojos,
quiero todos los espacios para saborear en mi memoria,
las imágenes y sensaciones tangibles
de los exquisitos momentos compartidos,
quiero encontrar en sus adentros
los ensoñadores encuentros al volver a casa,
de vivir reflejando en la mirada
esa alegría única, de ser feliz amándote.

No quiero despertar y extraviarme
a plena luz, lúcido y sano, delirando a ese pesar,
porque era otro espacio el que nos acogía
y embelezaba hace apenas instantes,
era tu calidez y ternura
la que me cobijaba y embriagaba
éramos allí, los dueños del tiempo, del agua,
de las estrellas y todos los deseos.

No quiero soñar sin ti a mi lado,
tendría que despertar con cruel orfandad
en mi piel y manos, de tus caricias y candor,
tendría que sacudir los ojos, secos de tus formas,
llenos en un instante de miradas distantes,
buscando en el horizonte rastros del sueño
y en el viento alguna imagen tuya
para perseguirla como sombra.

Quiero estar despierto y no soñar,
es que quiero buscar en el firmamento
entre estrellas, luceros y la misma luna,
todos los destellos y senderos
que me lleven a ti, a la vida, a la razón,
quiero viajar en el más fugaz cometa
hasta el hogar y recibir en tus hermosos ojos
el amanecer que con tantas ansias esperamos.
Poeta