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“De Lara, . . . el más musical.”
Tlacotalpan se engalana, nubes blancas lleva el viento, el trópico luce hermoso esperando magno evento.
En el río, las mariposas acompañan a Agustín, baten alas cariñosas previo al musical festín.
Unas garzas bien bonitas ejecutan tersas claves, los grillos tocan marimba, pasan trinando las aves.
La brisa parece lira, maracas el agua clara, tañe el arpa verde iguana, ¡es la Orquesta de mí Lara!
Se menean las palmeras al compás de lindo son, por la música embriagadas quieren bailar un danzón.
Entre tanto, allá, en el cielo se mira al sol aún dispuesto, está pidiendo un bambuco que es del gusto del Maestro.
Ya despuntando la noche una estrella resplandece, le sigue el ritmo al Jarocho que, cantando, le agradece.
Tierno enjambre de cocuyos, con cadencioso decoro melodioso asaz cintila, le hace coro al Flaco de Oro.
Aparece, ya, la luna preciosa en cuarto menguante, invitada a dicha fiesta llegó muy de pipa y guante.
En el lugar se comenta que los dos son elegantes, que Agustín mucho la adora, la luna y él . . . ¡son amantes!
Autor: Lic. Gonzalo Ramos Aranda Tlacotalpan, Veracruz, México, un 30 de octubre . . . Dedicado a Don José Luis Morán Bautista, adorador del Maestro Lara . . . Reg. SEP Indautor No. (en trámite)
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Poeta
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“Sinfín de esqueletos de huesos . . . repletos.”
Se reflejan en mis penas nostalgias tristes, extremas, las que exterminan el alma, la muerte vida desarma.
Corto limitado tiempo más te sufro menos siento, entre campanas suspiro féretros que son de olvido.
Previamente a la penumbra cavaré mi propia tumba, la fosa será de tierra el llanto de aquel que entierra.
Sábana blanca mortaja, finado desciende, baja, a entrañas de un cementerio de los mortales misterio.
Sepelio muy doloroso cadáver cayendo al pozo sumergiéndose en la nada tras palada, tras palada.
Muerte fiel del que la espera fúnebre caja, madera, el encierro cruel paisaje descomposición . . . ¡qué ultraje!
Consumada cochinada de gusanos marejada, huesos que serán caliza la calaca tiene prisa.
De llevarme a sus dominios pa’ conocer sus demonios, el fin no conoce edad la causa una nimiedad.
Vigor frágil como paja quebradizo que se raja, la existencia es solo un hilo que se rompe y queda en vilo.
La pregunta se actualiza, la incógnita se desliza sobre el paso al más allá ¿qué consecuencias traerá?
¿De fallecer que te ataja?, cuerpo, materia piltrafa, savia que se perderá nunca jamás volverá.
Defunción irreparable, ¿es la muerte como un sable que lacera el sentimiento dando paso al sufrimiento?
La presencia es pasajera, ¿el alma imperecedera?, ¿vitalidad es quimera o es la cosa más certera?
Morirse no es sólo un viaje ni ataúd vistoso traje, polvoso negro camino ¿inframundo es el destino?
¿Sustrato queda o se pierde, la conciencia te remuerde?, ¿extinguiéndose la vida en cierto lugar anida?
La muerte es un laberinto, llegar a lugar distinto, separarse de los vivos buscando otros objetivos.
Autor: Lic. Gonzalo Ramos Aranda México, D. F., a 02 de noviembre del 2012 Reg. SEP Indautor No. (en trámite)
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Poeta
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“Simbólica dama fina que toda vida termina.”
Flaca típica osamenta que nuestro destino enfrenta, “calavera garbancera” de la muerte romancera.
Fuiste creada por Posada en la gráfica ilustrada, estilizada figura, grabado, caricatura.
Así quedaste plasmada Catrina la más osada bautizada por Rivera con genialidad certera.
Un Mural pinta tu esencia, México tierna querencia, has trascendido fronteras tus hazañas son quimeras.
Digna de la aristocracia te muestras firme, reacia, posas muy “aburguesada” eres fémina paseada.
Ataviada ostentas galas, tu presencia nos regalas reina de estampa elegante luces vivaz, fascinante.
Esquelética delgada silueta fiel delineada; nunca pasarás de moda la “tilica” se te apoda.
Calaca siempre espigada te encuentras tan arraigada en cultura popular que hasta te ponen altar.
No sé cuántos años tienes, con mortales te entretienes huesuda canela fina eres la hermosa Catrina.
Todos te llevamos dentro en alma y ser, bien adentro, aunque “nos peles los dientes” ten los ánimos pacientes.
Coqueteando con esmero portas un fino sombrero, te vistes de seda y raso nos quieres en tu regazo.
Autor: Lic. Gonzalo Ramos Aranda México, D. F., a 02 de noviembre del 2014 Reg. SEP Indautor No. (en trámite)
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Poeta
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“Nunca fenezcan las tradiciones, jamás sucumban nuestras pasiones”
Pátzcuaro, bella región lacustre, Michoacán mira tu lago ilustre, México entero ve su lucero, brindas al mundo calor sincero.
En tus riberas celebraciones seres que afrontan tribulaciones, traigo poesía que habla a los muertos que Dios nos salve de esos entuertos.
Señora Muerte prenda su mecha suelo p’urhépecha Usted acecha, Señora muerte oiga esta endecha línea de vida se encuentra estrecha:
Reunión Janitzio con ultratumba por sentimiento agua retumba, almas en tránsito, otro camino, bogan tranquilas rumbo al destino.
Muchos trayectos, lanchas, canoas, como presagio de ardientes horas olas henchidas vueltas carrozas, flamea el cortejo de mariposas.
Muy alumbrado se ve el sendero parece cinta, listón lucero, es como un cuento de fantasía, es como fiesta de la agonía.
Mostrando siempre su seriedad tan respetada mortalidad resurge presta desde el más allá, porque a los vivos resignará.
Cita evidente que dan los muertos de esencia ausentes, pues yacen yertos, tañer doliente de una campana que, a la penumbra, hace su hermana.
Los días primero y dos de noviembre se guarda pena a lo que se pierde, falta existencia no impera vida más bien carencia, el duelo anida.
Ambiente es reino de la tristeza más en el trance surge entereza, breves momentos vena discreta, en tal sentido doble faceta.
Las tradiciones, usos, costumbres, añejas formas de muchedumbres, llegan complejas al cementerio como la magia, como un misterio.
Ceremonioso se inicia el rito, mustio suspiro mortal marchito folklor nocturno, sombrío bosquejo, se escucha llanto, canto reflejo.
Es voz tarasca ese lamento que cura entrañas de sufrimiento, sonidos, notas, son armoniosos, mieles arpegios van cadenciosos.
Mujeres buenas cruzan las sendas, al panteón llevan cientos de ofrendas, viandas con panes, dulces y frutos, rostros humanos encarnan lutos.
Marchan silentes, su paso es lento, fieles guardianes de ese sustento despliegan prontas finos manteles, las servilletas bordadas redes
Toman asiento junto al difunto a él se arriman, se le hincan . . . punto, cumplen formales el serio culto su regocijo se esconde oculto.
Sombríos sepulcros, se sahúma incienso, se hace presente responso intenso, el sacramento es ensalzado en voces solemnes, el “Alabado”:
“ . . . morir antes que pecar, o antes que pecar morir, . . .”; esas mil lágrimas hay que secar, turba y agobia ese sufrir.
Hombres que atentos lo observan todo siguen la usanza con gran decoro, están presentes tras de las rejas respetan, honran, creencias viejas.
Animecha Kejtzitakua es la ofrenda a los muertos, Animecha Kejtzitakua que se ofrece a cielo abierto.
Gimen pesares los entes vivos ante despojos definitivos, vagan sus sombras, negras siluetas que, oscurecidas, no quedan quietas.
Todas las flores de mil colores conforman ramos encantadores, el cempasúchil, clavel de china, tono amarillo que amor germina.
Brilla en las tumbas su resplandor resguarda restos glorias de honor; ¡se oyen plegarias, las oraciones!, rezo en silencio, imploraciones.
Lucen altares las sepulturas lo religioso remonta alturas, lápidas grises, blancas las cruces, rojos matices, las velas, luces.
Ceras, pabilos, candelas, cirios, por los finados lloran delirios, ánimas velan la aciaga noche también estrellas hacen derroche.
¡Mi Santo Señor de estos cielos! los fallecidos guardan anhelos, preserva Padre este homenaje bendice, cuida, su etéreo viaje.
La eterna guía del noble copal, humo oloroso de intensa señal que purifica, limpia energías de la isla, isleños, sus dinastías.
Pa’ todo aquel pensante doliente ¡va la charanda, harto aguardiente, lo acompaño en su trágico penar, ya que debe dolores mitigar!
Luz de anochecer, lo agradezco, grata distinción de la UNESCO al estimar como una obra maestra a esta gran festividad tan nuestra.
Ya es Patrimonio de la Humanidad, Oral e Intangible tradición, dignidad, ojos del mundo en magna cultura, gratitud por tan loable postura.
Todos los turistas indiscretos, ávidos de conocer los secretos, habrán de comportarse con mesura ante este ceremonial de altura.
El fisgoneo no es permisible, el espionaje es inadmisible, porque los enigmas de los muertos se quedan entre las tumbas-huertos.
¡La terca parca se hace presente! en la hermosa cuenca está latente, si el lago sufre basura, estiaje, morirá pronto su lindo oleaje.
Autor: Lic. Gonzalo Ramos Aranda Isla de Janitzio, Pátzcuaro, Michoacán, México, 02 de noviembre del 2011 Reg. SEP Indautor No. 03-2012-030612103900-14 (Versión corregida . . .)
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Poeta
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Al lúgubre doblar del duro bronce prestas resurgen almas de agua dulce, despiertan los guardianes del tesoro quienes, en vida, actuaron con decoro.
Murieron en la defensa de su honor a manos fieras del despiadado invasor, su tumba, lecho isleño primoroso, cándido, fiel, p’urhépecha orgulloso.
Mis leales Príncipes, Mintzita e Itzihuapa, suban la dura cuesta, el llanto escapa, diríjance al panteón con luz de plata ligados por su amor, sangre escarlata.
Musítense palabras cariñosas, platiquen de Janitzio, de mil cosas, resguarden de miradas indiscretas la tierna oscuridad de sus siluetas.
Reciban toda ofrenda de los vivos por esa muerte de la que son cautivos, coman los charales, beban charanda, fumen buen tabaco, cumplan su manda.
Quemen sacro incienso, sahúmen el copal, retribuyan con bien, nunca jamás con mal, son bienamados, son muy bienvenidos, finados con vivos, todos harto unidos.
Dialoguen con el kurucha urapiti de su eterno sueño, de su frenesí, regresen a sus fosas tan sumergidas y cúrenle a su terso lago . . . las heridas.
Autor: Lic. Gonzalo Ramos Aranda Isla de Janitzio, Pátzcuaro, Michoacán, México, 02 de noviembre del 2011 Dedicado a Don José Luis Guzmán Soto Reg. SEP Indautor No. 03-2012-030612580800-14
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Poeta
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“El prócer Morelos murió sin recelos.”
Magnífico monumento te digo mi sentimiento, cuarenta metros de altura, de Morelos tu estatura.
Escultura colosal, coloso sensacional, toneladas de grandeza nos dan fe de la entereza.
Estatua que imagen guarda, que al mestizaje resguarda, de sobrio estilo art decó que el sol cautín resecó.
A los mil quinientos bloques el clima ha dado estoques, bizarra cantera rosa ha triunfado glamorosa.
Digna cuadrícula blanca grata de conciencia franca; pulcra efigie nos asombra, el árbol no te hace sombra.
Que estructura original, las venas son de metal, fibras de hormigón, de alambre, tejidas como el estambre.
Desde Pátzcuaro te veo y, presto, acercarme deseo, el lago rinde homenaje con lo bello del oleaje.
Tu aposento hermosa Isla, por ella siempre legisla Morelos noble patricio, vigilante de Janitzio.
Tienes la mirada altiva, virtual vista fugitiva, que apunta rumbo al oriente hacia horizonte naciente.
Saludas devoto al cielo, largo como rascacielos fuerte, recio, cual granito, alto puño al infinito.
Su hueco es un mirador que nos acerca al Señor, se domina así la cuenca y al ave que ahí se acerca.
En cabeza, el paliacate del villano es acicate, la túnica que te cubre es la coraza del pobre.
La justicia a ti te honra por eso es que se te nombra fiel Siervo de la Nación, te brindo mi corazón.
Fue recta tu trayectoria, espada de la victoria que empuñas con mano izquierda, que este país no se pierda.
No desenvaines el arma, que brille al filo del alma con valor y patriotismo la gloria de tu heroísmo.
Siempre has sido rey de reyes, en el regazo las leyes también un sacro rosario, Dios te hizo el escapulario.
Tu figura acampanada me recuerda una alborada, sonidos de libertad de un pueblo mayor de edad.
La base piramidal nos transporta a algo ancestral, esa hermandad de los hombres dignos, como tú, . . . enormes.
¿Recuerdas Valladolid? fue tu cuna de adalid, haber nacido en Morelia diciendo no a la miseria.
Michoacán ¿la paz extrañas?, ¡ay, “Niño” de las entrañas dispara balas de salva!, que aparezca pronto el alba.
Escaleras de espiral, venciste, así, al cruel rival con arrestos de insurgente, me postro ante ti . . . doliente.
Murales en intestino proyectan triunfal destino, no repitamos la guerra sembremos con bien la tierra.
Libro abierto, Carta Magna ¡mi México se desangra!, Cura Morelos bendito venid que te necesito.
A esta Plaza, fino atrio, ¡ondea lábaro patrio! hacen falta tus principios olvidemos los prejuicios.
Hagámoslo con gran valor, retomemos sin temor “Sentimientos de la Nación”, mas, con mucha devoción.
Si la impunidad escala, si la maldad no se acaba, si la violencia no ceja, poner fin al vil Calleja.
Por la espalda, ventanales, tú sí entraste a los anales de la historia universal, columna, espina dorsal.
Cañones de artillería muy prestos con gallardía, llamados León y Leona, hacen guardia en tu casona.
Comprendan propios y extraños, suplico no causen daños fuera y dentro del recinto ¡respeto al caudillo extinto!
Autor: Lic. Gonzalo Ramos Aranda Isla de Janitzio, Pátzcuaro, Michoacán, 18 de abril del 2011 Reg. SEP Indautor No. 03-2011-041513462700-01 (Versión corregida . . .)
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Poeta
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“Hay que estar documentados en cosas y hechos pasados.”
Más de cien aniversarios, honrar principios primarios, la verdad por siempre irradie sin que se moleste nadie.
Airoso, florido léxico, ¡honor a la Ciudad de México!, démosle certeza y gloria de Agustín Lara . . . su historia.
Lo real jamás se inventa, sucedió un octubre treinta, sábado, mil ochocientos noventa y siete, sin cuentos.
No es quimera, ni vil sueño, “El Flaco de Oro” es defeño esto nada nos lo quita él nació aquí muy cerquita.
Por la mera “Lagunilla” tocando una tonadilla vino al mundo, a este planeta, el gran Músico Poeta.
En una casa modesta, sobria, comenzó su gesta, calle sombría tan antigua que hasta la Virgen santigua.
Bendita Puente del Cuervo donde germinó su verbo preludio de una rapsodia, República de Colombia.
Con número dieciséis por favor no lo olvidéis, cambia la nomenclatura y la vieja arquitectura.
Pasados algunos días, por ley, por costumbres pías, nacimiento registrar, bien llevado a bautizar.
El catorce de noviembre, para que la fe se siembre en un hermoso Sagrario misa, rezos, un rosario.
Parroquia de La Asunción entonando una canción, al lado de Catedral, en la pila bautismal.
Recibió las sacras aguas de su inspiración parteaguas, el padrino muy formal, la madrina espiritual.
Le impusieron varios nombres, que no se asombren los hombres, en principio Ángel Agustín, se bautizó a un serafín.
Joyel Metropolitano, su piano Guadalupano, les guste o no fue “chilango” aunque le encantaba el tango.
El eterno Centro Histórico claro, nítido, retórico, fue la forja del Maestro, recémosle un padre nuestro.
En el Distrito Federal cien por ciento cultural vio la luz niño “Ticón” de musical corazón.
No fue una casualidad se dio la causalidad, para aclarar justo el hecho apelar al buen derecho.
Está el Registro Civil dando la luz de un candil, también Parroquial Archivo, más tengo a Dios por testigo.
Existen constancias, actas, la fe de bautismo, intactas; ¿ya lo ven? fue citadino así lo quiso el destino.
Con lo dicho no hay ofensa, que lo cierto nos convenza: nació en la urbe Capital aunque Lara es . . . universal.
Autor: Lic. Gonzalo Ramos Aranda México, D. F., a 31 de julio del 2010 Dedicado a Don Ramiro Burgos Eguiza, en honor a la verdad . . . Reg. SEP Indautor No. 03-2010-102913333100-14
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“En la gratitud concuerdo . . .”
Monumento de Morelos en Janitzio los anhelos de un gran grupo de orgullosos visionarios, enjundiosos.
Al buen Tata Lázaro como premio abrázalo, fue suya preclara idea, Padre Eterno dijo: . . . sea.
Dos brillantes escultores genios artistas, Señores, cito a Juan Tirado Valle en la excelencia y detalle.
Del diseño, sin matiz junto a Don Guillermo Ruiz el de talla primorosa uniendo cantera rosa.
Muralista, Ramón Alva, disparemos una salva, su esposa Doña Eloína ardua asistente, heroína.
A todos los constructores rendirles regios honores a trabajadores leales albañiles y oficiales.
Tras labor de mucha gente Sexto Batallón, presente, de Infantería de Morelia, en esta obra tan seria.
Apoyo presto incansable cotidiano, invaluable, de nativos lugareños ¡qué vivan, pues, los isleños!
Autor: Lic. Gonzalo Ramos Aranda Isla de Janitzio, Lago de Pátzcuaro, Michoacán de Ocampo, México, a 18 de abril del 2011 Dedicado a la Señora Elsita Tirado Moreno, orgullosa hija del escultor Don Juan Tirado Valle, sin cuyo apoyo y debidas aclaraciones no hubiera podido corregir este texto, dignificando la verdadera labor en esta obra monumental de su genial padre y artista . . . Reg. SEP Indautor No. 03-2011-041513462700-01
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Poeta
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“Pareces media naranja posada sobre sus gajos, seguiré la acuosa franja para estar entre tus brazos.”
La diestra en lo alto, a tu gloria exalto, el puño en el cielo buscando un anhelo.
Isla de Janitzio de la paz resquicio, cabello de elote el lago tu escote.
Lugar de unos cuantos, algunos muy santos de sangre lacustre, territorio ilustre.
De Pátzcuaro orgullo, Michoacán es tuyo, México y el mundo te siguen el rumbo.
Desde un principio, de ti ha sido el sitio del turismo, bastión, en la linda región.
Por las nubes, patos que vuelan muy gratos me dan bienvenida hasta mi partida.
Estás en la mente de toda la gente, Jarácuaro, Urandén, amores van sin desdén.
Ahí, en la Tecuena, quise a mi morena, por Yunuen, Pacanda, la virgen lo manda.
Acuático lirio vencer con delirio, lograr terso anzuelo para el desconsuelo.
Mariposas redes quedo a sus mercedes, mi enamoramiento hasta el firmamento.
La barca se mece, el verte enternece, en el frente el faro y un lecho preclaro.
Las boyas me guían, pues en mí confían, hacia vida aislada por agua rodeada.
Que hermoso amaneces, la corte de peces con suave candor se forma en tu honor.
En el Monumento de Morelos tiento paz, la libertad, vientos de lealtad.
Janitzio y montañas canto a sus hazañas, bóveda celeste firmamento agreste.
De plata es la luna con figura de uña que, como ninguna, tu destino acuña.
En comercio, pesca, gente pintoresca amable, agradable, ¡qué su casta hable!
P’urhépecha idioma que el oído aroma, lengua cantarina que la voz afina.
Son blancas tus casas, algunas grisáceas, rojizas de tejas, focos candilejas.
Del buen visitante cariño al instante, lindos rinconcitos, oleajes bonitos.
De alma reposada tan cordial posada, pasión desmedida sin cruel despedida.
Bonitas las fiestas con baile y orquestas, comer, ni se diga, ¡qué Dios te bendiga!
Tristes días de muertos las tumbas son huertos, laten corazones huellas de emociones.
Aquí, en mi pensamiento, con fervor ya siento la ilusión de ver a Dios antes de decir . . . ¡adiós!
Autor: Lic. Gonzalo Ramos Aranda Isla de Janitzio, Michoacán, 02 de noviembre del 2010 Reg. SEP Indautor No. 03-2011-041513462700-01 (Versión corregida . . .)
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Poeta
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“Cuando la zona era virgen . . .”
En cada gota del lago hay historia, hay empalago, leyenda, recuerdos vivos, ensueños, sendos motivos:
Sucedió hace mucho tiempo entre soplidos del viento, Curicaveri, testigo de todo esto que les digo.
En épocas harto remotas en las áreas más ignotas de la extensión michoacana, en su época temprana.
Cuando era imberbe natura y p’urhépecha cultura todavía no florecía, cuando existencia nacía.
En lo que fuera un buen valle, para dar mayor detalle de floreciente belleza, fértil, donde la entereza.
De primeros habitantes sedentarios muy pujantes los llevaba a ser felices germinando en sus raíces.
Fue un día en que, entrada la tarde, “la cosa se puso que arde” porque Eolo huracanado bufó a “pulmón desatado”.
Sobre de los cuatro puntos cardinales con barruntos de que algo iba a suceder, de inminente acontecer.
Cabe mencionar, por cierto, el miedo, el desconcierto, que las ráfagas primeras inusuales, duraderas.
Causaron entre la gente que, ante el peligro latente, se espantó y despavorida huyó como en estampida.
Junto con los animales, a ciertos aledaños lares implorando, al fin, clemencia a los dioses su indulgencia.
Magia, presagio de abrojo, el cielo pintó de rojo desprendiéndose gran masa ardiente, roca argamasa.
La cual, con terrible estruendo, el de un bólido tremendo, pegó de forma muy fiera entre sembradíos, en tierra.
Siguió al duro cataclismo, terremoto, intenso sismo, que hizo tambalear los montes, las colinas y horizontes.
Ese lugar, hoy tan sagrado después fue bien bautizado, como preludio de dicha, con las voces “Huecoricha”.
“Huecorencha”, también “Huecorio”, “lugar de la caída”, exordio de formación de arroyuelos, de veneros en los suelos.
Abiertos desde su entraña, líquida, divina hazaña de “ojos de agua” cristalina dulce, prodigiosa mina.
Que conformaron el Lago de Pátzcuaro, tierno halago, que a la región dio más vida después de la tal caída.
Aliviando, al fin, el trauma, pues, reforzó flora y fauna, con tul, zacate, chuspata, vegetación toda grata.
Humedales, peces, lustre de este sitio tan ilustre, endémicos del caudal thirus, acúmara, charal.
Urápiti, chehua, achoque, todos milagroso brote para bien del ser humano desde entonces fiel hermano.
Autor: Lic. Gonzalo Ramos Aranda
Huecorio, Pátzcuaro, Michoacán de Ocampo, México, a 24 de octubre de 2020 Dedicado al Maestro Melchor Ramos Montes de Oca (QEPD) Reg. SEP Indautor No. (en trámite)
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