|
Cuando regreses no hallarás siquiera las huellas del pasado. En el parque los cisnes se murieron y las verbenas rojas se secaron.
Esos versos liliales que me oías cogiéndome las manos, cambiáronse por otros calcinantes que visten mi alma de ropaje cárdeno.
Y esas dulces promesas que en tus brazos hacíasme temblando, son una cuerda rota en mis oídos y ni un eco doliente me dejaron.
Naufragaron también en mis pupilas tus ojos de gitano, y en mi boca se helaron en silencio las huellas calcinantes de tus labios.
Cuando regreses no hallarás siquiera vestigios del pasado. En el parque los cisnes se murieron y en mi boca tus besos se borraron.
|
Poeta
|
|
Te busco aún imagen ya perdida, cegada luz, desorbitado viento, esperanza tan sólo sostenida por la ternura de mi pensamiento.
Algo tuyo quedose entre mi vida como afilada flor de sufrimiento; sangra mi llanto por tu propia herida y sube tu canción por mi lamento.
Esa es la causa de mi mal cercano, la certidumbre del inmenso hastío que dobla las espigas de tu mano.
Porque tú eres la espuma de ese río que nace en tus llanuras de verano y muere en mis crepúsculos de frío.
|
Poeta
|
|
Voy a partir de nuevo. Mi camino sin alba y sin ocaso, en esta noche es turbio interrogante sobre el vaivén azul del pensamiento, y en la pálida copa del champaña mis labios como pétalos de ópalo inician con su angustia la vieja caravana del silencio.
Mañana será el mar, la lejanía, la blanca inmensidad de los recuerdos, la arena tibia de la playa ardiente, el cielo claro, el barco solo en la pleamar de plata, y a lo lejos como una desbandada, la luna del olvido en los pañuelos.
Yo misma no sé nada. No sé qué busco, ni por qué me alejo. Sólo sé que hay más calma en el oleaje, más ternura en la brisa y más fuego en el alma ligera y veleidosa de los puertos.
Una tarde charolada de brea me besó un marinero; tenía dieciocho años, el cuerpo ágil de color de ámbar, los músculos de bronce, la boca extraña como flor de sangre. Y las pupilas límpidas eran bajo el palmar de las pestañas dos horizontes sobre el mar abierto.
Desde entonces hay noche en mis estíos, y su sonrisa niña puebla mis soledades de ninfas y de efebos; desde entonces sus ojos me persiguen y al mirar otros ojos sus pestañas insomnes suspenden mi deseo. Porque en todas las bocas que he besado sólo busco la leche de su aliento, sólo busco la seda de sus labios y el sopor deleitoso de sus besos.
¡Por ese niño de cabellos claros, esta copa de olvido alegre bebo!
|
Poeta
|
|
Jugadora de sueños llegué un atardecer hasta tu mesa; llevaba en los cabellos ya marchita la solitaria rosa que me dejó un tahúr la última fiesta, y en los labios el rictus fastidioso de una noche ceniza de placeres, ungida bajo el opio de la luna con una media-luna en las ojeras.
Llegué a jugar por tu sonrisa clara mi último granate, y a cambiar por tus manos cariñosas mi última promesa; por eso fui morena de crepúsculo copiando en las pupilas abismadas ese fuego de otoño que en tu cuerpo arde con tonos suaves de violeta.
Jugadora de sueños, de imposibles... En tus besos perdí hasta el cascabel de mi alegría, y sólo traje un tósigo de olvidos en la boca in saciada, y un perfume de pinos macerados revuelto en la musgosa cabellera.
¡Oh, la tristeza de los ojos idos que agiganta la ausencia, y la infinita angustia de los besos que en las noches sin sueño crece como el negror de las pavesas! ¡Oh, las manos amadas que llorando besamos en las noches inmensas, y la boca incitante que tibió de caricias nuestro cuerpo de seda, y el cabello cansado donde locas bebimos un perfume de anémonas!
¡Oh, la blanca nostalgia, de paisajes remotos, donde acaso encontremos bajo soles de gloria un licor de inconsciencia! ¡Oh, la fresca alegría que embriagadas perdimos, por tender solitarias hacia cielos remotos, nuestras alas viajeras!
Jugadora de sueños, jugadora inexperta, entre tus labios dejé mi clara soledad, y hoy llevo un vivac de añoranzas en mi débil bagaje, y de espaldas al plácido horizonte devano los estériles minutos en el ancho telar de las esperas.
Tal vez mañana volvamos a encontrarnos en el vértigo azul de la ruleta. Tú, con la copa del festín vacía, yo, con la risa del placer ya muerta.
|
Poeta
|
|
Esta noche de raso me he enfermado de luna y el perfume del huerto se me fue al corazón, son por eso mis ojos dos diamantes azules dilatados por una brujería de amor.
Ese beso que a tiempo me pediste temblando esta noche en mis labios es granada en sazón. Dime, loco bohemio... ¿no presientes acaso el panal que te ofrecen mis caricias en flor?
Nadie pasa... El camino serpentea en la sombra mancillando la calma con su inquieto blancor... En mi boca los besos son angustia infinita y mi cuerpo es un nido palpitante de sol.
Ya lo ves, cuando ansioso me pediste ese beso, se nevaron mis labios con tu claro fervor, y esta noche, que hubieras agotado tus ansias, por creerme de hielo sepultaste mi voz.
|
Poeta
|
|
Amor No Es...
Ya ni versos escribo, sólo queda este soñar de lágrimas teñido, y una queja distante en el olvido azul lejano de tu voz de seda.
Amor no es, es algo que remeda la desmembranza del rosal caído, donde ya ni las sombras hacen nido, ni el viento en rondas de cristal enreda.
Algo que ayer fue lirio de mi fuente, frescura de mi noche, y suavemente luminar en mi senda florecida.
Algo que en mi agonía aún retengo, porque es la única verdad que tengo y no puedo arrancarla de mi vida.
|
Poeta
|
|