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I El tiempo he perdido y he perdido el viaje...
Ni sé adónde he ido... Mas sí vi un paisaje sólo en ocres: desteñido...
Lodo, barro, nieblas; brumas, nieblas, brumas de turbio pelaje, de negras plumas. Y luces mediocres. Y luces mediocres. Vi también erectos pinos: señalaban un dombo confuso, ominoso, abstruso, y un horizonte gris de lindes circunspectos. Vi aves graves, aves graves de lóbregas plumas -antipáticas al hombre-, silencios escuché, mudos, sin nombre, que ambulaban ebrios por entre las brumas... Lodo, barro, nieblas; brumas, nieblas, brumas.
No sé adónde he ido, y he perdido el viaje y el tiempo he perdido...
II El tiempo he perdido y he perdido el viaje...
Ni sé adónde he ido... Mas supe de un crepúsculo de fuego crepitador: voluminosos gualdas y calcinados lilas! (otrora muelles como las tranquilas disueltas esmeraldas). Sentí, lascivo, aromas capitosos! Bullentes crisopacios brillaban lujuriosos por sobre las bucólicas praderas! Rojos vi y rubios, trémulos trigales al beso de los vientos cariciosos! Sangrantes de amapolas vi verde-azules eras! Vi arbolados faunales: versallescos palacios fabulosos para lances y juegos estivales! Todo acorde con pitos y flautas, comamusas, fagotes pastoriles, y el lánguido piano chopiniano, y voces incautas y mezzo-viriles de mezzo-soprano. Ni sé adónde he ido... y he perdido el viaje y el tiempo he perdido...
III Y el tiempo he perdido y he perdido el viaje...
Ni sé adónde he ido... por ver el paisaje en ocres, desteñido, y por ver el crepúsculo de fuego!
Pudiendo haber mirado el escondido jardín que hay en mis ámbitos mediocres! o mirado sin ver: taimado juego, buido ardid, sutil estratagema, del Sordo, el Frío, el Ciego.
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Poeta
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No he visto el mar.
Mis ojos –vigías horadantes, fantásticas luciérnagas; mis ojos avizores entre la noche; dueños de la estrellada comba; de los astrales mundos; mis ojos errabundos familiares del hórrido vértigo del abismo; mis ojos acerados de viking, oteantes; mis ojos vagabundos no han visto el mar...
La cántiga ondulosa de su trémula curva no ha mecido mis sueños; ni oí de sus sirenas la erótica quejumbre; ni aturdió mi retina con el rútilo azogue que rueda por su dorso... Sus resonantes trombas, sus silencios, yo nunca pude oír...: sus cóleras ciclópeas, sus quejas o sus himnos; ni su mutismo impávido cuando argentos y oros de los soles y lunas , como perennes lloros diluyen sus riquezas por el glauco zafir...!
No aspiré su perfume!
Yo sé de los aromas de amadas cabelleras... Yo sé de los perfumes de los cuellos esbeltos y frágiles y tibios; de senos donde esconden sus hálitos las pomas preferidas de Venus! Yo aspiré las redomas donde el Nirvana enciende los sándalos simbólicos; las zábilas y mirras del mago Zoroastro... Mas no aspiré las sales ni los iodos del mar.
Mis labios sitibundos no en sus odres la sed apagaron: no en sus odres acerbos mitigaron la sed... Mis labios, locos, ebrios, ávidos, vagabundos, labios cogitabundos que amargaron los ayes y gestos iracundos y que unos labios –vírgenes- captaron en su red!
Hermano de las nubes yo soy. Hermano de las nubes, de las errantes nubes, de las ilusas del espacio: vagarosos navíos que empujan acres soplos anónimos y fríos, que impelen recios ímpetus voltarios y sombríos! Viajero de las noches yo soy.
Viajero de las noches embriagadas; nauta de sus golfos ilímites, de sus golfos ilímites, delirantes, vacíos, - vacíos de infinito..., vacíos...-Dócil nauta yo soy, y mis soñares derrotados navíos... Derrotados navíos, rumbos ignotos, antros de piratas...!el mar! Mis ojos vagabundos –viajeros insaciados- conocen cielos, mundos, conocen noches hondas, ingraves y serenas, conocen noches trágicas, ensueños deliciosos, sueños inverecundos... Saben de penas únicas, de goces y de llantos, de mitos y de ciencia, del odio y la clemencia, del dolor y el amar...!
Mis ojos vagabundos, mis ojos infecundos...: no han visto el mar mis ojos, no he visto el mar!
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Poeta
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Dícela "El Ebrio"
Aquesto dixo “El Ebrio”, una vegada. Aquesto dixo con su voz cansada. Aquesto dixo por la madrugada.
Yo dello non sé nada.
Bebamos en las cráteras de oro que laboró el cincel benvenutino, champagne, bulbente y bullicioso vino .
Bebamos en las ánforas de barro doria hidromiel; en el panzudo jarro blonda cerveza, y en las cristalinas frágiles copas el anís sonoro así como las finas mixturas sibilinas.
"Porque es dulce olvidar".
Bebamos en las cráteras de oro el líquido tesoro que enloquece las mentes y elide los deseos, y que sume los sueños impotentes en helados Leteos!.
Porque es dulce olvidar. ¿Algo esculpido quedar merece en el cerebro? Nada! Porque es dulce olvidar...
El viento azota la cima de los árboles, tedioso; vacila el corazón ante la rota! El espíritu vago! ¡La voluntad errátil es un tortuoso Yago! y el soñar aterido...: ¡el soñar aterido y no vibrátil ni altanero!... y nostálgico, anheloso de una distinta vida...
Los jardines románticos horros están de idilios. Y son hueros los cánticos jocundos de Himeneo!
Dormita ya el Deseo! Ya dormita el Amor! Y yerra -enloquecida- por sus ludies exilios de Dolor, l’alma pura de Ofelia, mientras Hamlet, moroso y taciturno sepultóse en sí mismo!”
Ya no existe la verdad, si ha existido... Ya no es nada la belleza, y lo es todo! y la tristeza ¡cómo es asaz vulgar y adocenada!
Yo buceo un abismo y el tal abismo es hueco! Todo es superficial, mentido y triste. Todo: el Amor y la Naturaleza, el Mar, las Nubes, la ideal Belleza: sólo restan cinismo, rutina, y el enteco sentido de lo práctico y la cómica metafísica vómica!
Es preciso beber la sangre cálida de los magos elixires! Complicados brebajes, quinta-esencia, sudor de las retortas y alambiques; todos los filtros químicos y alquímicos el díctamo, el nepentes, súmanme en la demencia!
En el absintio quiero que se esconda -tras de sus de sirena glaucos ojos- mi espíritu arbitrario, mi corazón, y toda la amargura de abolidos despojos!
Es preciso beber la sangre cálida, sangre morena o sangre blonda! En el absintio quiero que se esconda -tras de sus glaucos ojos de sirena– mi corazón, y toda la amargura!
"La azul locura pálida, soberana locura, se asile en mi cerebro solitario!"
Bebamos en las cráteras de oro todo el licor que corre por la vena de la pródiga uva; y hagamos la serena -la serena o la loca- vida del que en sí propio no se toca y que en nada se halla...
-Búdico ser en éxtasis, Jaiyám bajo los astros, Edgar en la taberna, Diógenes en su cuba... Desdeñosos e impávidos, sonrientes, mirando la batalla sempiterna, mirando la batalla de apetitos, la gresca y el estridir de dientes y el vulgar forcejeo para ascender, para medrar, para vivir...
"Nosotros -sí, nosotros- olímpicos yazgamos sobre el trípode sacro: claudicantes e irónicos, sonrientes espectadores del simulacro, sin recordar, sin añorar, sin anhelar, ¡sin un solo deseo!"
Brúña el trágico véspero con sus hórridas lumbres incendiarias; dóre el amanecer con vagas lumbres y medias-tintas de atediada suavidad; o aljofáre la luna del bebedor la cabellera bruna o la blonda o endrina cabellera nimbada de doliente claridad, y bebamos el vino, y bebamos el vino, y bebamos el vino!
Aquesto dixo el Ebrio una vegada. Aquesto dixo con su voz cansada. Aquesto dixo por la madrugada.
Yo dello non me curo. Yo dello non sé nada
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Poeta
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A Pepe Mexia
Perfumes, aromas ya idos. .. Aromas, perfumes... Aromas de áloes, sándalos y gomas, suaves perfumes abolidos: ¿en cuáles Edenes perdidos, en cuáles Pompeyas, Sodomas, Lutecias, Corintos y Romas, estáis?
De etéreas, gráciles redomas, de pebeteros encendidos en noches de goces ardidos, cuando los senos eran pomas de áloes, sándalos y gomas...; perfumes, aromas huidos, suaves perfumes... ¿abolidos estáis?
De una guedeja desprendidos; de candideces de palomas...; olor de los besos que tomas de los labios estremecidos de Eva o Lilith...; olor de nidos; de etéreas, gráciles redomas... ¿en dónde -perfumes, aromas- estáis?
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Poeta
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Yo me enveneno con un recuerdo:
En el violado camarín, la seda y el sutil vello y de odorante nardo discreto olor y la hora soñada...
Yo me enveneno con un recuerdo.
En el violado camarín, el mudo férvido amor que en las pupilas arde y el tibio zumo de la boca henchida...
Yo me enveneno con un recuerdo.
En el violado camarín, desnuda la grácil forma sobre el raso verde y a mí enlazada la delicia toda...
Yo me enveneno con un recuerdo.
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Poeta
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(Medellín, 1895 - Bogotá, 1976) Poeta colombiano que se distinguió por su lirismo simbólico, sarcástico, imaginativo y musical, uno de los más originales que ha dado Colombia. Popular entre los poetas e ignorado por el lector común, vivió casi siempre en Bogotá, donde frecuentó sucesivas generaciones de bohemia y de vanguardias. El barroquismo y la singularidad de su estilo lo situaron entre los más influyentes vanguardistas de América.
Pues si el amor huyó, pues si el amor se fue… dejemos al amor y vamos con la pena, y abracemos la vida con ansiedad serena, y lloremos un poco por lo que tanto fue…
Pues si el amor huyó, pues si el amor se fue…
Dejemos al amor y vamos con la pena.. Vayamos a Nirvana o al reino de Thulé, entre brumas de opio y aromas de café, y abracemos la vida con ansiedad serena!
Y lloremos un poco por lo que tanto fue… por el amor sencillo, por la amada tan buena, por la amada tan buena, de manos de azucena…
Corazón mentiroso! si siempre la amaré!
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Poeta
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