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Oh gracia de tu rítmico cuerpo gozado un día! Oh misterio inasible de tus ojos sedeños! (Me persiguió tu hechizo por ilusos y lueños países encantados que holló mi fantasía...)
Oh gracia de tu cuerpo que ritmó la alegría para danzar la Danza Única de mis Sueños! (Cuando adivino la dura negación de tus ceños me refugié en las nébulas de la Melancolía...)
Perfume de tu cuerpo, que lo sexual integra! Perfume de tu tórrida cabellera nocturna! Y tu boca! ( En tu boca naufragó mi albedrío )
No perfuma tu boca mi inútil noche negra! (Tal vez con ella tope mi boca taciturna en algún ilusorio lunario señorío...)
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Poeta
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Venías de tan lejos que ya olvidé tu nombre.
Venías de tan lejos... Mejor que no llegaras... Sonatas de silencio y en claves inaudibles contúrbanme el sentido con tácita latencia. Cantatas de silencio, con voces abolidas me inundan, cataratas sordas, mudas, de hielo...
Venías de tan lejos... Mejor que no llegaras, mejor que no advinieras...: llegabas de mí mismo. Función, mito, entelequia, trasunto, resonancia de malhadados sueños sin apenas relieves, sin apenas volumen: fantasma de quimera, claridad incorpórea, sombra de fantasía: eco, luz, cavilancia -verberación del sueño-, poema sin raigambre para en jamás escrito. Venías de tan lejos que ya olvidé tu nombre.
Venías de tan lejos... Mejor que te quedaras...
Sonatas de sortílego fervor -imperfectibles- contúrbanme el sentido -substancia sin presencia-. Cantatas jubilosas, patéticas, transidas, me invaden, cataratas de pasión sin anhelo.
Venías de tan lejos, mejor que te quedaras, mejor que no advinieras: te nutría mi abismo.
Eras trasunto: recolmaste mi espíritu y mi estancia. Eras mis sueños y resueños inútiles y densos o asaz leves. Función o Cavilancia. Fata irreal, y única, y verdadera. Claridad, eco, sombra, lumbre: si todo a ti me asía! Substancia, resonancia, ficción... Cordial, filtro o beleño...
Poema incorporado. Rito sensual, Sollozo, Extasis. Grito. Venías de tan lejos que ya olvidé tu nombre.
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Poeta
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No te besé la boca sino cuando me decías que el viento te besaba... Si te gocé, ello fue si te gozaba también Eros....: con él te iba gozando.
Yo sólo se decir como es "amando" ni supe ni sabré como es "amaba".... Más libre soy si tengo el alma esclava: y esclavo soy, joyoso, duro y blando.
No te besé la boca, alta Fonoe reticente, si no porque venusta quemada del deseo, la ofrecías:
si te gocé, Belinda ( o Nice, o Cloe o Altacira ) fue cuando combusta pira de Eros, lujuriante, ardías...
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Poeta
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Señora, Dama, dueña de mis votos! ¿cuándo veré tus ojos encantados, tus manos inasibles, tus dedos abusados, y tus cabellos -piélagos ignotos-
Cuándo veré tus ojos encantados, y oiré tu voz de ritmos sosegados...! Pero serán todos mis sueños rotos por el furor de inevitables notos... y tus manos pequeñas -los dedos ahusados- no curarán mis rudos alborotos, ni darán paz a mis martirizados labios, que ardieron odios y sedes y pecados...!
Señora, Dama, dueña de mis votos! nunca veré tus ojos encantados, ni tus cabellos -piélagos ignotos- ni oiré tu voz de ritmos sosegados..., ni besarán tus labios ambiciados, sobre mi frente, mis ensueños rotos...!
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Poeta
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"Esta rosa fue testigo" de ése, que si amor no fue; ninguno otro amor sería. ¡Esta rosa fue testigo de cuando te diste mía¡ El día, ya no lo sé -sí lo sé, mas no lo digo- Esta rosa fue testigo.
De tus labios escuché la más dulce melodía. ¡Esta rosa fue testigo: todo en tu ser sonreía! Todo cuanto yo soñé de ti, lo tuve conmigo... Esta rosa fue testigo.
¡En tus ojos naufragué donde la noche cabía! Esta rosa fue testigo. En mis brazos te oprimía, entre tus brazos me hallé, luego hallé más tibio abrigo... Esta rosa fue testigo.
¡Tu fresca boca besé donde triscó la alegría! Esta rosa fue testigo de tu amorosa agonía cuando del amor gocé la vez primera contigo! Esta rosa fue testigo .
"Esta rosa fue testigo" de ése, que si amor no fue, ninguno otro amor sería. Esta rosa fue testigo
de cuando te diste mía! El día, ya no lo sé -sí lo sé, mas no lo digo- Esta rosa fue testigo.
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Poeta
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Atardecer. Temor crepuscular... Inquietudes que el véspero insinúa... Luces violadas. Nombre de mujer que escucho musitar cuando el silencio se acentúa...
Angustia tremulenta. Indeciso dolor que no se nombra... Indeciso dolor que se aposenta -frío y taimado- en lo interior de nuestra sombra!
Parpadear lento, undívago, ingrávido, en la penumbra... y el mismo musitar yel mismo acento del nombre y de la voz que mi cansancio / apesadumbra! Atardecer. Campanas augurales. Tristeza insomne, múltiple, que en su gris me / circuye: y un rostro de mujer tras los cristales, que me mira y me nombra... y que me huye!
Abulia; anhelos de languidez, de sueño..., ¡no sentir! Escancio tu licor, oh crepúsculo!, en los hielos del cansancio... tu licor en los hielos del morir!
Atardecer. Temor crepuscular. Inquietudes que el véspero insinúa. Luces violadas. Nombre de mujer que escucho musitar cuando el silencio se acentúa!
Atardecer...
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Poeta
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Tímida, la palabra de tus labios caía, y en mi pálida frente dolorosa y macabra, toda melancolía se regó, evanescente, blanda, como un arrullo...
Oh tu voz adorable... ¡Voz única entre tantas! (Bajo el influjo suyo fue placer inefable mi dolor...) -Hoy no encantas este fúnebre yermo...
( No sé dónde se riega -toda melancolía- tu voz... ) -Y estoy enfermo porque tu voz no llega a bañar de alegría mi sufrir... en mi vida dolorosa y macabra, tal vez hubieran sido para curar la herida, tu voz y tu palabra que yo jamás olvido...!
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Poeta
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I Tiro los dados en el azul tapete de la noche para jugar el albur supremo!
Juego mi vida! La llevo perdida sin remedio...! Bien poco valía!
II Juego mi vida contra una sonrisa de Venus Cipriota hembra madura, parpadeante en acecho del primer cupido; o contra la Osa Mayor que ha de bailar en las ferias al són del adufe; o contra el anillo de latón de Saturno, viejo verde, taimado prestamista, insigne usurero; o contra el rebaño de las Pléyades, -vírgenes necias, capretinas locas-.
Juego mi vida contra la Cruz del Sur, condecoración barata, o contra un guiñar de ojos de Urano, andrógino, equívoco planeta, ebrio Narciso; o contra el diablo Aigoi, veleta de Perseo, ágil funámbulo; o contra la farola pintarrajeada de Sirio, trovador nocharniego; o contra el Cinto de Orión que apresa los flancos voluptuosos de la Noche: febril sacerdotisa de los ritos secretos, de las íntimas lides; o contra un beso frío de la Luna ofélida!
Tiro los dados en la azul alcatifa de la noche para jugar el albur supremo!
Juego mi vida! Bien poco valía! La llevo perdida sin remedio!
III Para la burla de Venus Veleta mi corazón es el premio; y mi sonrisa -flor de indiferencia-.
Para las fechas del Sagitario el amplio pecho, y mi sonrisa -flor de cansancio-.
Para Scorpio traicionero, mis zancajos, y mi risa sin odio.
Para Shylock y su balanza, mi carne, que es el precio, y mi sangre -adehala.
Y para Zoilo y Compañía -en el estuche del silencio- la flor de la sonrisa.
Juego mi vida! Bien poco valía! La llevo perdida sin remedio!
Juego mi vida, oh Noche, contra el abrazo perenne de tu cuerpo moreno y felino, fogoso o hecho ascuas de nieve! Contra tu abrazo, oh Noche, Oh Sheherazada! oh tú, Sacerdotisa de las íntimas lides, de los ritos secretos!
Me extenúen tus besos profundos! Me extinga entre tus brazos de terciopelo! En tu seno aromoso me sepulte! y naufrague en tus ojos de sombra y de lascivia y de misterio!
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Poeta
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Mi pobre amor se está yendo... yo me quedaré llorando... La lluvia, leve, cayendo; una nube, allá, glisando...
Mi pobre amor se está yendo.
Lejos, muy lejos!, soñando la dulce amada, y tejiendo su ilusión, me va matando... Mi pobre amor se está yendo...
¿Qué pasa, que nada entiendo? Qué pena se va a acercando?
La lluvia, leve, cayendo... Una nube, allá, glisando... La dulce amada tejiendo su ilusión, que voy matando!
Mi pobre amor se está yendo... Yo me quedaré llorando!
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Poeta
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No te me vas que apenas te me llegas, leve ilusión de ensueño, densa, intensa flor viva.
Mi ardido corazón, para las siegas duro es y audaz...; para el dominio, blando...
Mi ardido corazón a la deriva... No te me vas, apenas en llegando.
Si te me vas, si te me fuiste...: cuando regreses, volverás aún más lasciva y me hallarás, lascivo, te esperando...
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Poeta
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