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Eco Introyectado
Porqué mentiré con mi máscara de viento, al corazón del mar en ésa estatua, equilibrista del fuego sin remedio, sin el título de ciego por el tiempo, con la venda de relojes en la espalda.
Eco, eco, eco... Más allá de los recuerdos inventados, en los lirios fantasmales asustados, en la obscuridad bañándose de sol, en la esquina temerosa de los ojos.
Por la piel de otros ecos amarillentos, sembrando sueños en las tormentas. ¡Porqué el eco de la prisa, la sonrisa, eriza!. Al silencio perplejo, perdulario, perdurable, en la raíz del insomnio de un cráter craso.
Eco, eco, eco... Tejiendo espejos a una espina, en el metal sudoroso de los perros, en el sonido rojo de la espuma, en el córneo coro corcovado.
Arrastrando grutas en las hojas, del cristal que trepa al tren entrelazado, en el vagón que oculta los instantes. ¡Del humo brillante, de la espiral filosa!. Por matar con la mentira las verdades indefensas.
Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
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Poeta
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ODA A LA LÁGRIMA (I)
Vuelas cantando dentro y fuera acuoso duplicado de ríos, océanos, lagos de llamas alegrías dolorosas en cada día minúsculo a tus ojos.
Una vez de muchas que llenas lavando lluvias formando arroyos desiertos cosechando arenas tempestuosas a veces camino y voz, y canto, y llanto uno solo en una gota, una de muchas millares de infinitos en el párpado esencial.
Que vuelve en en sí, la sal, en dulce, ácido, amargo, fuerte, débil, que vuelve heridas que queman, las sonrisas, engañando, las ventanas escondidas, en el silencio, en el aire, en el hueso.
¡Huecos midiendo humedecidos, los perfumes agudos y esféricos!. Si, sí, humedecidos, en el recuerdo derribadas, el recuerdo derribadas las pestañas amarillas, del oro humo de pronto.
Mil veces cicatrices en los ojos invisibles de los latidos ajenos a la piel propia en el tela mecánica insensata en el bosque en la pradera en los fuertes pequeños gritos bajo la lengua porque seguiremos viviendo, recordando, la soledad inagotable, enredada en el pecho que se sumerge estéril navegante tejiendo islas al destino de corales cascadas de pétalos tiernos y secos en tus fantasmas hay peces desfilando de cabeza en un relámpago fragante bajando y subiendo relojes en la escalera del suelo que perforas.
Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
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Poeta
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ARBORESCENTE LEJANÍA
Esa es la sombra olvidada lejos entre las muertes inocentes que amanecen por cada atardecer en la presencia frágil del resonar evaporadas las campanas en la solitaria flor suspendida del aire con los manantiales rendidos y expectantes que se inventan la existencia descifrando los secretos de las aves en la gota atrapada por los ecos hablando de la nadaen la distancia de acertijos y sortilegios de respuestas en los techos pechos hechos del recuerdo en la maleta complicada más abajo de cualquier duda en el rostro con rudeza con mejillas impetuosas por quién no ve la estampida enarbolada más etérea que la piedra en la escultura del humo que hace muecas al fundirse con la nube escondida en la maleza esperando los ayeres en sus parajes efímeros que corren a salvarse en el frío de los balcones y la luces en el círculo menos cuadrado y triangular, ¡Qué no hace daño a la respiración acompasada! En la superficie multicolor de los espejos ¡Qué se visten de relojes fantasmales! En el calabozo del reflejo sombra En la espalda de la tarde vana En el porvenir extraño ido Con la silla mecedora De la lluvia sin teclas Húmedas ni partitura Roble álamo encina Cedro higuera pino Troncos y raíces Fosforescentes Fluorescentes Florecientes Lamparerías Lacrimosas Laminosas Luminosas Lentejuelas
Autor: Joel Fortunato Reyes Përez
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Poeta
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ATEMPORALIZADO...
Mucho se ha detenido el reloj, por contar minutos nuevos, entre campanadas de arena y sol, que nos dirá como fuimos. ¡De luna a luna de piel a piel!. Soñados sembrados de otoño, ondulantes, de madera y ceniza y mar y algodón soñados. Las nubes emergen, los suspiros descansan. Miradas, fuegos serenos, ídolos genuinos. ¡Del saciar la sed después del apetito!.
¿Qué más contará?. Si mueren los minutos por inventarse, los recuerdos que no han nacido, nítidos, perlados, opacos, tibios, duros, lejanos, dorados, fríos, extraños, ligeros. ¡En la gloria engañosa vencidos sin pasado! Porque las puertas cierran cualquier ventana, entre las paredes perdidas por el piso, de segundos horarios diarios. ¡Por el tiempo sepultado y sin memoria!.
Una vez. Tal vez. De muchas. Manecillas rotas borradas abandonadas. ¡Por el reloj sin tiempo que murió ignorado!.
Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
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Poeta
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Dime Thoth Toth Thot
¿Qué sabe la sopa del hambre de la cuchara?. Y del viento que cree mover, un volcán de lava de luna de lejos, Tan lejos como el color de la luz, de la emoción amarillenta noctámbula, y del sueño por dormir sin dueño.
¡Dí, sí, Thoth Toth Thot, dime!.
¿Qué sabe de la posesión el dinero?. El ópalo del árbol de hielo deshilado, del dolor de la morfina sonámbula, la heroína cobarde del anestésico, ¡Diamante despreciado egoísta carbón!. Dílo, si lo sabes, sabor inodoro adolorido.
¡Dí sí, aunque sea no, ó nada importe!.
¿Qué sabe el dolor del sufrimiento, de la piedra que descrucifica y fabrica, religiones para el consumo, del atroz perdón, en cualquier estrella encarcelada?. ¿Sabes tú lo que todo el mundo ignora, inmundo encarnado, el aliento que no pidió?.
¡Dime sordo porque no tengo, las orejas que me negaste!.
¿Qué sabe el que cree que sabe, contarle relojes, al tiempo en la eternidad atrapado, y que no hay saber si la humilde ignorancia lo abandona?.
¿Qué sabe la lengua del sabor enrojecido, de las ausencias que los mismos labios no han pronunciado?.
¡Dime Thoth Toth Thot, si no, nada importa al que nada sabe!.
Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
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Poeta
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ODA A LA LÁGRIMA (I)
Vuelas cantando dentro y fuera acuoso duplicado de ríos, océanos, lagos, de llamas, alegrías dolorosas, en cada día minúsculo a tus ojos.
Una vez de muchas que llenas lavando, lluvias formando arroyos, desiertos cosechando, arenas tempestuosas, a veces camino y voz, y canto, y llanto, uno solo en una gota, una de muchas, millares de infinitos en el párpado, esencial.
Que vuelve en en sí, la sal, en dulce, ácido, amargo, fuerte, débil, que vuelve heridas que queman, las sonrisas, engañando, las ventanas escondidas, en el silencio, en el aire, en el hueso.
¡Huecos midiendo humedecidos, los perfumes agudos y esféricos!. Si, sí, humedecidos, en el recuerdo, derribadas, las pestañas amarillas, del oro humo de pronto.
Mil veces cicatrices en los ojos invisibles de los latidos ajenos a la piel propia en el tela mecánica insensata en el bosque en la pradera en los fuertes pequeños gritos bajo la lengua porque seguiremos viviendo, recordando, la soledad inagotable, enredada en el pecho que se sumerge, estéril navegante, tejiendo islas, al destino de corales cascadas de pétalos tiernos y secos, en tus fantasmas, hay peces desfilando de cabeza en un relámpago, fragante bajando y subiendo, relojes en la escalera, del suelo que perforas.
Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
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Poeta
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YO VI...
Yo... Vi...
Porqué lloviste las ramas entre las sombras, la mirada derramando entre las ventanas, el pueblo penando entre las cenizas, el rumor recogiendo entre las nubes.
Yo vi... ¡Sí!.
La humedad. De los recuerdos. La sequía. Del los olvidos.
¡Sí, sí!___ Recuerdo el manso sufrimiento.
Del campo abandonado. Del arado enmohecido. Del aplauso adulador. Del rupestre encorbatado.
Yo vi... ¡Sí!.
La sonrisa del metal en la consciencia. Del mismo mal bajo las sillas. Del aplauso del vacío reptando. Del abuso sobre el asfalto.
Yo vi... ¡Sí, sí!.
Porqué. Lloviste. Tiempo. Tus recuerdos.
¡Sí, sí!. Tiempo, tiempo imborrable.
En tu lluvia de relojes. En las espinas coronada. En las ácidas espumas. En las manos de villanos.
Yo vi... Gotear, gotear, gotear.
Mil sombras___ De soles qué no debían morir Cientos Mil veces___ De inocentes lagos y cataratas Cientos, cientos, de fantasmas entre las nubes...
Yo vi... ¡Sobre mi desierto mi sequía incurable!.
Y vi... Lluvia solo. De lágrimas. ¡Ignoradas!.
Donde solo, solo queda...
El dolor que crece entre las matas. Entre las espigas de la fatiga. El vil mantel de la mentira. Entre las lenguas de la guadaña.
Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
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Poeta
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TEMPLADO
El tiempo se ha perdido. En el espacio del sueño. Lágrimas en el reloj. En la cama donde duermen los fantasmas.... En las alas verdes de la noche. En los pájaros del agua.
El tiempo sueña ser eterno. Por el vuelo del reloj entre burbujas. La espuma del cristal escapa.
La piel del eco. Pétalos de luna. En los muslos de una copa. Caminan impacientes los capullos. Hechos de sol y mariposas. Luciérnagas del amor silencio.
El fuego en la mirada. El suspiro en cada latido. El reloj que duerme. La ceniza del tiempo. ¡Puñados de pasión serena!. El éxtasis continuo del ser puro. Donde el amor del tiempo nace y crece. Tierna eternidad.
En el espacio del reloj hecho de instantes. Un sueño permanente. La realidad ... tejiendo despertares. En donde lo perdido vuelve a encontrarse.
Bajo la piel del eco. En la memoria... donde vive la verdad. Contemplando al tiempo detenido. Templado. Tierno. Eterno...
Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
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Poeta
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ONÍRICA PUREZA
En la pureza. De las tortugas y musgos. Los cielos son naturales. En las cúpulas que sueñan. Lunas sonámbulas.
Con sus terciopelos incoloros. La impureza menos aguda. En la nitidez que viven. Al ritmo de sus relojes. ¡La vida fugaz!.
Del musgo magro y claro. Por el camino lento. De la rápida tortuga. Arena, anfibia, alada. En la copa de los pinos.
Embriagados, los antílopes. En la pureza del espejismo. Escapan de los guepardos. Por los sueños naturales. ¡Qué sonámbulos escapan!.
Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
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Poeta
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Helada destrucción Cuando la nieve recuerda su corazón
De fuego habiendo sido Del agua haber habido ¡Aire habiendo sido! Helada Destrucción... ¡Hielo asoleado!.
Es de la esencia de la vejación la probidad Helada Goteando corazones sobre desiertos valles Destrucción De la piel nocturna una mirada ausente Helada Al huir el tiempo de los relojes asombrados Destrucción En los péndulos heridos sin sus ritmos
Al ¡Enfangarse la consciencia abribonada! Al ¡Enlutarse la inconsciencia fascinada! Helada... Helada...
Destrucción En las noches blancas sin sus sombras Destrucción Al salir las puertas por sus ventanas Magnetizados ¡Clavando verbos, tallando estrofas! Al engaitar Ambulantes las miradas sentimentales Al arrobar A lo lejos su soledad decoran Al enlaminar
Los latidos de las campanas secretas Los venenos de las razones ausentes Hielos En la cercana carencia despiertan Evaporados En la muerte eterna de la vida Helada Destrucción
Es La cordura amante de las balas Es La sensatez excluída Es Al tergiversar la prudencia Es Al encubrir disoluto Destrucción Helada
Un temerario ungirse Muladares del bolsillo Desempleados ¡Habiendo sido lucidez! Lastimeros conformistas ¡Ahora! Quinqué apagado Al haber sido empuñado El hilo helado Con brío Sereno Es Donde La nieve olvidó el fuego.
Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
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Poeta
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