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Aire funesto
Fue cuando el destino se vistió, de libertad disfrazado, entre cadenas danzando espinosas, entre las puertas sangrantes. ¡Migajas del hielo quemado!.
Aire funesto. Por la idea fundamental, de la contracción-extracción-concebida, que no solo es desacuerdo endulzado, por las masas rígidas que actúan solas.
Por el tiempo de corbatas insensibles, por las nubes de sillas robadas raudo, al falso suelo sobrio insalubre cumbre, pobre alambre estambre raigambre de... ¡Desnudares desnudo el desencanto descubierto!.
Aire funesto. Como topes ante la presión del listón, de las masas de litosfera cratógena, que siálica engendra plegamientos, en la sangre afrentosa silenciosa.
Con la fuerza de la sombra. Con el engaño de la espuma, de la orgiástica servidumbre, del banquete de los horrores triunfante. ¡Súbdito del invasor descarnado!.
Aire funesto. En el estruendo furibundo uncido, en el día del adiós de la esperanza, ingenua del cielo manchado, por la injusta memoria eminente.
Pétalo del perfume inclemente, mudable y miserable y detestable, cabizbajo el sombrero espuela pleno, el camino viajero ataúd inocente. ¡Ternura que baña que lanza que muere!.
Aire funesto. De las hojas fanáticas de otoño, del invierno destilando mieles fuegos, en la punta sonrosada de los sueños, de los párpados de un hueso.
En la humilde trinchera del humo, del inseparable reposo de la brisa, donde guarda el caracol al mar, en una gota de silencio seco, en una voz arrastrada por la inercia.
Aire funesto. De las pestañas de un hueco, de las uñas de un cabello, contemplando el embeleso de una flama. ¡Adoradora de la ceniza!.
Renace rebaño reblandecido, tierno de alabanzas codiciosas, y ambiciosas mariposas rubicundas, por los labios de los instintos ocultos, bestiales negociantes de edenes infamantes.
Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
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Poeta
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PÓCIMA CARA
El Rostro De papel Tiene hambre De tinta fuerte ya Que persigue una calle Por el espejo débil drama Licuando al fuego de casa y cuchara De cama y tenedor de puerta y tristeza Pintando de noche las ventanas sedientas De la vil justicia sanguinaria con el tedio raudo Adulterando al auditorio del armario lento Estrechando los aplausos del cementerio En la obscuridad erguida que inventa En la frenética copa que teje latidos En la caja monedas que afiebran Odios horizontales honorables Pésimas piedades pintables Laudables lenguajes lanza Papeles entintados Licuados caros.
El papel mortecino del humo ha sido piedra en la cabellera del silencio caballero pardo con la tormenta de las algas en las pupilas y la danza de los musgos en la mano suave De miel y fuego, de piel y jugo, en la luz hoy Que sabe a higos con los pechos de alabastro entreabierto en la distancia que estremecida mira la intimidad ardiente de la hormiga alada con la mariposa que arrodillada canta córnea en la cándida montaña bajo el puente papelero
Estando El brebaje Decorando La siesta débil Con la boca seca Inseparablemente Acuática en la memoria De la carne de las tumbas Salvajes reminiscencias ricas Rindiendo rejuvenecidos cultos Al insensible suelo sacrificando zupias.
Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
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Poeta
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PRELUDIO INUSITADO ( Neosurrealista)
Con el infinito huésped en el corazón de una gota, el vuelo sueña unas alas, y unas olas su mar, de cortezas como plumas de nieve, y la espuma en una burbuja, medita y anida, como el delirio en una sombra solitaria, que aún palpita de ansias, por amar su luz, en las entrañas de un eléctrico drama... En la quietud inerte, de un hondo arcano, que al fuego derrite, en su pecho. Por el latido encarcelado el aliento vertiginoso espiga irresistible fruta vistiendo anhelos de apresuradas llamas envueltas con la luna delicada, intacta...
¡Arpegio brillante, obertura relampagueante!. ¡Transfiguración... Procreadora. No como acto No como posibilidad de cumplimiento Sino Como Nostalgia Creadora. ¡Irreductible presa del momento!.
¡Tibia flor!. De pan nuevo el día con labios y caderas de miel con alfileres y cadenas tejidas con sigilo decimal, decorado, delante, delicioso, perfumado prólogo esférico, especial, estimulante, por el lecho tierno del susurro y movimiento... ¡Aterciopelado resonando!.
El pasado, es una mezcla extraordinaria de singularidad, y misterio, por una fértil llanura de materiales de aluvión, y la bondad humedecida, con el portento candoroso de la sonrisa, en un espejo sin reflejo, como estremece el vuelo de mariposa a las montañas lejanas, que por sus vivos colores palidecen, con el vigor de los robles, entre la vanidad y la envidia, regando las mustias azucenas, del arte malogrado. Al principio sólo tormentas arriba y abajo rompiendo los hilos de la vida con la consciencia triturada de los peores engendros de la tierra ahogando de azul al cielo blanqueando más la nieve contándole arenas al desierto ¡Por esta primicia, por este chispazo!. Cualquier dios es solo debut.
Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
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Poeta
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BELDAD EN MALDAD
Eran solo amarillas, las fantasías de las noches rojas de sangres, verdes en la brisa miel goteando. Aquellas olas muslosas como el enjambre fragante, en el temblor del verano y la luna de pinos. ¡Donde las sirenas se pierden serenas!. En los paisajes de los lentos rebaños, por los tibios besos de nadie.
Pues si no. Si no. Aquéllo de otra manera. Se hubiere erguido. Legible y flexible. En el púdico regazo. En la caverna audaz. ¡Beldad en Maldad!.
¡Atrás de las paredes blancas!. El silencio tiene un sabor alegre. ¡Bajo los claveles de las alfombras!. El agua hace pájaros de plata. En la luz fatigada de las flores. En la paz perdida de los caminos. En la voz apagada de las consciencias. ¡En la tierra de los nuevos escombros!.
En Aquéllo Que si Quisiésemos irguiésemos De Otra Manera ¡Más allá de éste astronómico fracaso!.
Por el amarillo fúnebre atigrado. Por el sangriento fino almidonado. Entre las noches que gotean los techos, en las mesas de mil espectros, en los peces de mil perdones. ¡Las mieles reparten los ataúdes!. En los enjambres del hambre alambres. Por los silencios con fiebre fríos.
Y No Que Solo Se irga La Impotencia... ¡En la enclenque y desmirriada razón.
Con esta beldad en maldad. Por estar ahí. ¡Cuando ellos yergan solo el fracaso!. En la quietud que al horror da miedo. Por las sendas enlutadas. ¡Prócer de lo borrascoso!. ¡Expolio de lo legítimo!. En las últimas razones donde solo lo sinuoso brilla.
Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
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ODA A LA INOCENCIA
Desmembrada multiplicándose por esta tierra imperceptible llegas de la raíz a las hojas del tiempo de pies desnudos cayendo sepultados en todas las nieblas evidente mil tambores. ¡Sangran sagrados!.
Silencios sin remordimientos en la miel desordenada de las campanas de las corbatas del veneno acumulado. ¡Desbocado manantial!.
En la ignorancia del ramaje de las calles pueblos, edificios en trozos.
¡Oh, inocencia!. Del reloj entrecortado bajo el infortunio decorando la impotencia de las aguas qué oyen lágrimas de nubes y tormentas. ¡Agitando sus olvidos!.
Sus campanas en la selva del cemento en la espina del suelo volcanes mordiendo la sed en una sola mirada desnudando los sillones hambrientos las cúpulas podridas los valores extintos las llamas congeladas.
¡Inocencia, oh, bella inocencia!. Vestida de intemperie aquí el océano teje los caminos de nieve riendo de las puertas de los hogares. ¡Hechos añicos!. ¡Inocentes olvidos permanentes!.
Busca, diamantina inocencia penetrar la destrucción negada del tormento del cabello en los techos qué crepitan en todas las calles los vientos con rabia levantando las manos ciegos en cada esquina menos que gusanos insoportables envueltos de basura sentados en la hediondez saludan sonríen haciendo. ¡Cadáveres a diario!.
Y sonríen... Sonríen, negándolo...Tapándolo, con circo y fiesta de pájaros en la madera con la saña del silencio provocado con las uñas de los dientes en la misma piel del agua y del aire.
¡Búscate inocencia... las carnes en otras tierras!.
Encuéntrate serena bajo las tumbas como aquí se venden los cielos sangrantes los escombros que hablan y dirigen los alfileres los papeles al temor de cascabeles con traje en la peor cara de la imagen perversa que se vende por las esquinas las palomas y los peces perdonados por el hambre del enjambre agrio.
Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
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Dadivosidad Indómita
Porqué nació el fin resuelto a empezar, en el reino del vapor fidedigno. ¡Manzana manual almendrada!. Superficial fealdad callando, el mal tono del recipiente, fuelle desinterés del daño. ¡Habitación feroz de paladar cruel!. Al interés tenue del invierno, el huésped se derrite pleno.
¡Carente permanencia insigne!. La virtud, del abandono, sin fe. ¡Apacible jarro sin destellos!. Nace, Nace débil la miel fértil, En la espera invariablemente oscura. ¡Valle informal del pez grasoso!. Al sol infeliz que incendia. ¡Cada luna incurable lago!.
Ruido. De cadenas. ¡Libre!.
Porqué... ¡Guarda fingiendo al silencio!.
Indómito dadivoso en la dadivosidad indómita.
En la blanda benevolencia de la pared menos distraída carne impersonal de cera invernal es blancura por excelencia tres veces del elástico penúltimo en la cicatriz de la tablilla funeraria al borde de los barcos parcos dotados botados de avidez por la vida al comienzo de la audacia qué subsiste por encima del drama de la cara cortés obtusa de nuevo bajo un casco desnudo por eso del fantasmal crudo interior incalculable.
Indómito En la dadivosidad Indómita Dadivoso
¡Oh, conmovedora existencia!. Del fruto melodramático al contacto precoz. Del ascenso extenuante. Del ritual intermediario. ¡De la edad tardía de la escoba!. Del ínfimo rango ostentoso. ¡De la larga mirada de la oruga!. ¡De la profética trompa de la hormiga!. Un escarabajo explica meticuloso. Los desenfrenos del agua, entre las ramas del fuego caídas, las calles danzando en las gotas. ¡Decorando campanas portuarias!.
Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
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Los tibios ecos Ecos Que Congelan con el fuego viejas ausencias. En el sentido insistir. En el intervalo de las calles. De la mayoría. De los intentos renovado. Hay golondrinas anudando nubes. Tan graciosas gárgolas sin precio. Al amparo de cualquier mañana. ¡Cargados y espinados!. O encadenados a una luna. ¡Qué llueve noches al espejo!. Ausente, maquinal, fabricando nadas. En donde cunde un año tras otro. Al último principio del salir entrando. En la ribera tierna de cañones. En la miel volando impresa. ¡Piel de las palabras yertas!. ¡Música tejida de las ausencias!. Los tibios ecos.
En el mar infinito. Los tibios ecos. En el recuerdo. Flotan hielos. Hilos ya. Sin ser.
Ecos. Peligrosas alas del silencio. Ecos. ¡Qué descuelgan las paredes agitadas!. Con el variopinto promover. El sonido anual del siglo. Segundo a segundo. ¡Otros más incluyendo!. En los muros bajo el mar. ¡Dónde los desiertos cantan!. Contemplando el rumor de sus arenas.
Simulando cualquier barco. A los ojos del camino hecho sandalia. ¡Con las muestras del espacio espeso!. Ecuánime ecuatorial ecuestre.
¡Por el énfasis añadido!. Hipócrita hiposo hipotético. ¡En la permeabilidad pionera!. Repartiendo universos imposibles. Forajido forjador formalista. ¡Dónde la niebla limpia sus murmullos!. Tibios Los Ecos tibios, tibios, tibios.
En el paralelismo doble. Anímico anómalo anónimo.
De la emotividad sencilla. Desesperada madurez del círculo. Reposa extenso al viento. ¡Qué gratuito ejerce al vértice!. Borrego botarate botellero.
En la mentalidad emisora. ¡Dónde anidan las máscaras del crítico aliciente!. Del auténtico actuar periódico. Del afirmar habitual simiesco. Eco de gotas agotado. Rebaba rebanada rebatible.
En La Pura Voz De Letras Interiores Tibios Los Ecos Son Eso Solo
Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
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ENTRE LA ONEROSA INERCIA
Por no tener dos veces en los mismos brazos la obsesión qué desmenuza el trasfondo de las flaquezas. Al remodelar la máscara próxima y extraña. Del día siguiente. Del ojo torturado. Del aliento caído. Del tiempo lejano.
Inercia Onerosa Inercia En el ángulo enfermizo deslumbrante de la tarde valeroso campanario una cascada de discretas colinas incomprensiblemente indiferentes al peligro divulgado en el proceso del patio interior una guía en el instante confuso celebridad radical en el provocativo camino del entrañable misterio. ¡Qué llega por las mañanas!. Invitando a la superficialidad, pasajera.
¡Sí, sí!. Pasajera conclusión precipitada. En la palabra imposible. En el informe incurable. En la cordura dispersa. En el actual pasatiempo. ¡Precipitada, conclusión, pasajera!. Onerosa Inercia.Cuando la noche, lava sus estrellas, en edificios que apresan rayos de sol, del frío espejo de la indiferencia, en la sonrisa del bostezo. ¡Oneroso como inercia!. Como un hormiguero de nuevas edades, con los dedos del pescado que adormila, en el más mínimo baúl. ¡Gansos de leche, pavos de miel!. entre los guantes del umbral. Inercia, inercia, inercia.
¡Onerosa!. Esa noche caía del silencio. Donde se encolerizaba la llanura. Del hombre tejiendo platos y cucharas. ¡Sirviendo la sed protectora!. En la cerveza embriagada del trago. Entre la luna sentada qué saluda. ¡Onerosa!. Esa noche que lava... Una estrella tras otra... Los rayos liberando... De serpientes y de topos, edificios arrogantes, aplausos de orangután, poniendo, las masacres en peligro y la culpa, arrinconada, en los dientes de las perlas, en los clientes de las peras. Como Un bostezo Entre La onerosa inercia. ¡Sonriendo!. A las meditabundas hormigas. ¡Qué desayunan sus hambres endulzadas de ignorancia y abandono!.
De la noche, entre faroles, en la calle sin historia, de la tarde en un trocito. ¡Del tiempo desnudo al revés!.Inercia onerosa. Porqué el mar se moja la mano, en la sonrisa del viento, en la brisa del sueño, en el cristal del cementerio. Onerosa inercia. Por Los labios del silencio lejano. Por El vacío que respira cualquier nada. Donde el cielo desnuda muros boca abajo.Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
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Vuela tibia
Por la mañana la llama roble una veloz hoja con el nido en la voz escucha de nieve la suave marea. ¡Qué brisa el eco!.
En la honda tarde, un soplo de arena, dócil abeja, la miel con el viento, llama, verde, oblicua, lento, telón, levantando, al coral vistiendo, de playa el otoño, los pasos reenciende, mañana suave aliento, recordando, veloz, aquél nido, que brota, del eco, la miel, por el viento.
Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
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Perfectible no más
Porqué nada han perdido de la nada ganada De la sangre menos roja palidez azul En el fondo alumbra soledad perdida ¡Qué paz en medio de un latido! ¡Qué inquietud inmóvil vuela! En la costa casta cuesta Per Fec Tib Lee Nom Mas Al yerto hueso yermo El fuego más caliente ardiendo ¡ Al menos frío hela nevoso ! Por... Por estar un poco muertas las tiernas tierras tiernas... ¡ Envejecen lo qué finge un fósil ! Nom Mas Per Fec Tib Lee De vestir transparente al invisible De sepultar al silencio sin ruido ¡Al mirar infelíz al candado entre cadenas! El trigo riega al sol tostando ¡Felíz avena el pobre suelo! ¡Juntas las paralelas...Profundas las alturas! Per Fec Tib Lee Mas Noo Una hormiga cien elefantes desayuna El bosque en una hoja en un segundo Miel insípida de verdades perfumada ¡Todo el peligro en la mayor tranquilidad! Nada ha pasado con todo lo perdido ¡Nunca menos como ayer jamás!.
Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
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