Cuentos :  Aracnoideo sortilegio... (Anticuento)
ARACNOIDEO SORTILEGIO

Llegó afilando el fondo de la quebrada penumbra,
alguien inasible, jugaba con ese silencio, alado,
al salir del anillo eléctrico, obstinado,
la fábrica confidencial de las arañas,
haciendo talleres, en toneladas cálidas.

Y en ese presente demorado, año con año,
el papel velado construía una revista.

Interiormente la noche moría recostada
en la luna tejiendo estrellas inundadas
de fisuras amontonadas en la corteza
de la semana anterior. ¡Arañas moleculares!.
Instrumentos lectores de sueños y pesadillas,
desenredando eléctricos impulsos neuronales,
biopartículas misteriosas, en las pantallas.

___ ¡Y el muy perro me soñó como un gato!.
Dijo el canario transeúnte más
enfrascado, sondeando los rincones,
de las camas, apetecibles, recolectoras,
sedantes, tardes mendigando.
El aire sudaba gotas de luna esa vez,
en la pared clavada del reflejo encima
del foco iluminando al débil camastro
las palabras esbeltas corriendo el vidrio
en la extraña escena de aquél joven
accidente atónito paréntesis cotidiano.

___¡Fuera de la cama!.
Era decodificado el mensaje procedente
del año luz previo, al descomprimirse los
fotones teñidos de antimateria... Más allá,
la vela escondía su rostro céreo con la flama
entusiasta de las multicolores fantasías, y
en los procesadores virtuales transmembranales
del aviario. Si, como un papagayo instalado
en un parque azulado de metálico césped coloide.

La cápsula había derramado el rústico polvo
convertida en una inmensa laguna flotante
justo dónde el letrero luminoso dejó de serlo
cubriendo al cuerpo al fondo impalpable
dejando la humedad del mediodía.

En las masas mesas nubes grises
vistas a lo lejos de los solitarios meses
sin eludir la censura cultivando mosquitos
entre las ventanillas de las bocinas idealizadas
quedaba ensortijado el extraño incidente,
y en el recuadro un trozo de memoria.

Representaba no más de cincuenta años,
en la granja metabólica de la tradición,
semejante al cabrestante nanométrico
de la séptima generación, discretamente
teleférico... Y no eran sólo los años comprimidos
entre los sistemas entrecruzados. No, no, eso
jamás lo hubiera visto.

Y menos en aquélla época, con los retorcidos
mecanismos perversamente electrónicos en la
inversa biomecánica relativista, tan llena de ilusos,
de disimulados proyectores radiales entre la nueva
maleza del sintético satélite de moda.

Lo recordaría. ¡Muy vagamente!. Acaso,
invisible, de no haber sido así.
Y nada podría contar ahora, de este suceso intersubjetivo,
¡Hubiera necesitado una almádena para la memoria!
Pero no es así.
En cada uno de los días grabados en ése anillo,
el tiempo eléctrico quedó atrapado en telarañas.


Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
Poeta

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