Crónicas :  Freddy
Esta era una familia humilde de una pareja que tuvo dos hijos: Freddy el hijo mayor que tuvo que madurar y crecer con una suerte de responsabilidades muy tempranas para su desarrollo; su hermano menor por 11 años, había nacido con labio leporino y de alguna manera se enteró que esa lesión, enfermedad o malformación, sí tenía cura.
Estaba apurado por crecer, tomó la especialización de mecánica en su colegio y quería trabajar pronto para ayudar a sus padres a juntar el dinero que haga falta para operar al hermanito César, que ya no aceptaba más, las burlas y las limitaciones que devienen con su labio leporino.
Los hombres, la sociedad suelen ser muy crueles con las personas enfermas, con las discapacidades en general, para disimular se consiguió llamarles capacidades especiales, pero igual en el día a día, no han cambiado la sorna, la burla mal intencionada, la discriminación, el autoaislamiento.
A Freddy le dolía y molestaba más que a César este cruda realidad y buscó de todo, en una sociedad que no brinda oportunidades para todos sus ciudadanos, en donde la Patria no es de todos; tuvo que olvidarse tantas veces de su Mecánica, para trabajar aquí o allá, de lo que se presente, obrero, posillero, ayudante de cualquier oficio… así llegó hasta aquel Proyecto grande, como ayudante electricista, este es un país en el que la gente, los jóvenes tienen que trabajar en lo que asome, en lo que puedan, no en lo que quisieran.
Su vivacidad, energía y contar con su objetivo de vida -de ayudar a César-, le conseguía multiplicar fuerzas y paciencia, ser dócil, amable, colaborador, era parte de su entrega diaria, había cumplido unos días atrás los 22 años y la tranquilidad que le brindaba el nuevo trabajo, en aquel proyecto grande, le había hecho soñar hasta en algún plan más serio con su enamorada; pero también quería que ella estudie, que termine sus sueños, lo que él no pudo, ser Ingeniero Mecánico y tener su propio taller de reparaciones en Mecánica Automotriz; tener una camioneta grande 4X4, en fin, estaba contento por el trabajito en el Proyecto Grande, como ayudante electricista, ahora nadie le podría quitar esa sonrisa de la cara, con la que amanecía cada día y salía a trabajar.
En uno o dos meses más César tendría su operación y ya libre de esa maldita malformación, estaba seguro que podrían salir juntos a jugar, al fútbol y reirán juntos; al cine, seguro que le gustarán esos centros comerciales inmensos, con algunas salas de cine y patio de comidas y juegos y reirán juntos; tanta gente, muchas tiendas y reirán juntos, comerán helado y reirán juntos, tal vez una hamburguesa de esas inmensas y reirán juntos…
Ese día la empresa estaba organizando la nueva bodega, que había sido reubicada y había que ponerle instalaciones para la iluminación; como era bodega temporal, para unos 8 o 10 meses más, no había que gastarle mucho, bastaría con cubrir el techo con zinc del más barato, total se echaría a perder después de ese tiempo.
Cuando Freddy subió a realizar su trabajo, prefirió no ponerse su arnés, ¿para qué? Si no habían instalado una línea de vida a la que se podría anclar, sujetarse, asegurarse. Para alguien la línea de vida de cable de acero, habría podido doblar las hojas de zinc del barato, los encargados tampoco inspeccionaron si esa línea estaba o no instalada, hay quien dice que hasta sacaron un permiso diciendo que la línea se instaló; nadie lo verificó.
Y como iba a ser poco el tiempo en poner las hojas de Zinc y en tirar un cable, para qué perder el tiempo, no iba a pasar nada; además eran algo más de las doce y estaban atrasados al almuerzo, sólo había una hora para ir hasta el comedor a hacer cola, comer y regresar.
No hay línea de vida, para qué el arnés, Freddy casi había alcanzado la parte central de la estructura de aquel techo (8 metros de altura), cuando:
¡Ay!, la hoja de zinc del barato cedió, el último paso de Freddy se fue con la hoja de zinc al vacío, en la caída su cuerpo giro y cayó con uno de sus brazos adelante buscando protegerse, el casco se desprendió de su cabeza y su frente recibió el impacto contra el suelo.
Con trauma múltiple craneoencefálico, creo que se escribe así, uno de sus brazos (qué importa cuál) con varias fracturas también, sufrió algo más de seis días en un Hospital para pelucones, hasta un chip le instalaron, el coma fue terrible para Freddy, para sus padres, para César.
Freddy murió ayer como a las tres de la tarde, hoy lo enterraron, la empresa le compro un lugar en un cementerio del lugar, aunque Freddy en su último paso, dejo doblando una hoja de zinc del barato. César de todas maneras tendrá su operación, el mira extraviado las escenas de dolor de sus padres y lo incoherente e inexplicable de tantas cosas que pasaron fugaces en estos días, su rostro está congelado, ya no reirán juntos…
¡La cultura de seguridad en el trabajo, es una necesidad urgente, que necesita de todos, que se comprenda ya mismo, que la vida no tiene valor, que la vida, es el recurso más importante en cualquier proceso productivo!
Poeta

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Claudia
Publicado: 16/8/2011 15:38
Incondicional
Unido: 17-1-2011
De: México
Comentarios: 2442
 Re: Freddy

Todo por querer ahorrar algo de dinero en el techo barato, se perdió una vida. Y sobre todo, por no apegarse a las reglas de seguridad, que sin importar la calidad de los materiales, se deben respetar. Saludos Miltinho. Claudia Alhelí Castillo

miltinho
Publicado: 17/8/2011 14:10
Incondicional
Unido: 25-6-2011
De: Ecuador
Comentarios: 1335
 Re: Freddy

Cuando entendamos que la vida no tiene valor y que la vida del hombre es lo más importante que debemos atesorar, habremos escalado algo en nuestra condición de seres inteligentes... Freddy y su accidente son reales, aún no puedo contener la ira que deja su muerte...