Poemas :  Flor de un día
Yo dí un eterno adiós a los placeres
cuando la pena doblegó mi frente,
y me soñé, mujer indiferente
al estúpido amor de las mujeres.

En mi orgullo insensato yo creía
que estaba el mundo para mi desierto,
y que en lugar de corazón tenía
una insensible lápida de muerto.

Mas despertaste tú mis ilusiones
con embusteras frases de cariño,
y dejaron su tumba las pasiones
y te entregué mi corazón de niño.

No extraño que quisieras provocarme,
ni extraño que lograras encenderme;
porque fuiste capaz de sospecharme,
pero no eres capaz de comprenderme.

¿Me encendiste en amor con tus encantos,
porque nací con alma de coplero,
y buscaste el incienso de mis cantos?...
¿Me crees, por ventura, pebetero?

No esperes ya que tu piedad implore,
volviendo con mi amor a importunarte;
aunque rendido el corazón te adore
el orgullo me ordena abandonarte.

Yo seguiré con mi penar impío
mientras que gozas envidiable calma;
tú me dejas la duda y el vacío,
y yo, en cambio, mujer, te dejo el alma.

Porque eterno será mi profundo
que en ti pienso constante y desgraciado
como piensa en la vida el moribundo
como piensa en la gloria el condenado.
Poeta

0 puntos
0 0 0