Poemas sociales :  Jesucristo, tal cómo lo vi en Naguabo
Mi Cristo medía 5 pies y ocho pulgadas y caminaba descalzo por la plaza pública de Naguabo. Casi siempre a las 4:30 de la tarde y también caminaba descalzo los fines de semana por Tropical Beach lugar de arenas tostadas por el sol, olor a bronceador y palmeras. A mi Cristo la piel le ardía y era de un extraño y pálido color rosado, incongruencia para un verano eterno en el Caribe.

Mi Cristo vivía como casi todos los bohemios del humo de un cigarrillo Doral y gustaba de las canciones de Pedro Flores y Felipe Rodríguez en las velloneras. Mi Cristo dormía debajo del puente de la Barriada Relámpago y ahora que tengo 61 años y me enfrento a la miopía, el astigmatismo y a la pesadilla de los costos de los planes médicos; creo verlo todavía sobre papeles de periódicos mojados, durmiendo con los ojos abiertos… abrazando un carrito de Supermercados Econo.

Mi Cristo tomaba caña y era un tanto huraño y en ocasiones se les escuchaba hablar solo…quizás porque estaba harto de los romanos en nuestro senado y del César Africano que vive en Washington. Y a los romanos no les interesa oírle y nadie quiere creerle y nadie se atreve a lanzar la segunda piedra. Mi Cristo no repartía tratados ni recogía limosnas en las esquinas. Fueron unos pescadores de la playa de Naguabo los que dijeron que era Cristo, pero apóstol no vi ninguno….salvo en el senado de Puerto Rico. Judas muy bien podría ser el Secretario de Hacienda, Pedro vestido de verde aparece en la prensa del país diciendo ‘’ no tengo nada que ver con el hombre, no andaba yo con ellos’’.


Mi Cristo medía 5 pies con ocho pulgadas, la cruz es Borinquen, los fariseos, y saduceos son el senado y la cámara de representantes. César sigue en Washington preparando su discurso’’recortes al seguro social, sí mataremos más niños en Iraq, Siria, Yemén, seguimos con el envío de bolsas negras , cadáveres de jóvenes boricuas, pensiones a las viudas’’¿ Me preguntas por María Magdala? Ella abandonó su profesión de Maritornes y con el dinerito que obtuvo, se compró una casa de masajes y montó una agencia de modelaje.


Mi Cristo era barbudo como nuestro próceres Betances, De Diego, Hostos y más flaco que atleta del maratón. Mi Cristo no entraba a las iglesias, no sé si por bochorno o es probable que curas, pastores fundamentalistas y ministros no se lo permitían por su deplorable aspecto o porque la calle y el puente de Relámpago eran su casa. Un día lo vi escarbando entre la basura de Joe’s Pizza y después nunca más lo vi.[img align=left width=300]http://naguabo.ucoz.es/_si/0/s70463023.jpg[/img]
Poeta

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