Prosas poéticas :  Noche de fútbol
Me gustaría abstraer con cada uno de ustedes una suerte de templo irreverente de… digamos 40000, sí, cuarenta mil personas de todas las edades imaginables, también irreverentes todos, sin moldear ni sujetos a protocolo ceremonial alguno, que no sea el de los tiempos de duración de los encuentros de fútbol que suscitan emociones, reacciones, angustias, gritos, sonrisas, llanto y tantas condiciones que no pueden predecirse ni limitarse…
En este templo, consideremos una final Internacional, que compromete a 22 atletas empeñando todo su talento, esfuerzos y condiciones para perseguir el triunfo, para vencer esa mezcla de sentimientos, de sorpresas y entregarse en estas justas fantásticas que convocan a millones de personas instantáneamente y por mucho tiempo en el futuro.
Pero vivamos con esos pocos miles que están vibrando, expectantes por cada movimiento, que en vivo, no tiene repetición y por ello, no admite distracciones… La sola espera previa, va desarrollando, avivando esta disposición a compartir, dentro también de las más variadas ocurrencias, bromas, cantos comunes, gritos y las infaltables y tan contagiantes barras…
Para mí, la memoria sobre un partido de futbol en vivo, dentro de un estadio, tenía algunas décadas de no vivirlas y aquellas imágenes vividas estaban muy lejos de un encuentro por un Campeonato Internacional y con equipos de gran trayectoria en cuanto buen futbol y jugadores talentosos…
Realmente distaba mucho, de los partidos de mi pueblo, con apenas unos cientos de hinchas asistentes a veces apenas decenas y en donde se derrochaba más entusiasmo que talento, pero que sin embargo sembraron de esa cuasi religiosidad que se vive alrededor de ese fenómeno deportivo planetario, más tarde se cultivaría con las imágenes de la Televisión y las noticias diarias y a cada instante sobre esa empresa gigantesca que sigue creciendo con el fútbol.
El fútbol es a no dudarlo, el deporte de más acogida y convocatoria en el planeta y en nuestra región… practiqué como casi todo el mundo algo de fútbol, siempre que fue posible: en la escuela, colegio, universidad, en el trabajo y en los espacios comunitarios del barrio, de los amigos, de los clubes y hasta de las organizaciones políticas… Con una sola singular característica, no frecuenté los estadios para vivir ese espectáculo en vivo, excepto cuando adolescente desde la cancha jugando un Campeonato Pre-juvenil, pero siempre rondó de inquietudes todos mis años, de ir algún momento a compartir ese especial espacio de un Estadio, de un Partido de futbol…
Quizás ese es uno de los instantes nunca compartidos con mis hijos, que no fue posible y que de hacerlo tal vez habría evitado que mi hijo se haga hincha del Barcelona –ja ja ja-, seguramente hubiese encontrado más espacios comunes y emociones para vivir con mis pollitos… aunque lo disfrutamos tantas veces a través de las imágenes en la televisión, en donde traslucimos nuestras reacciones, la intensidad de alegrías y frustraciones que llegan con cada jugada, con los resultados, con la fuerza que tratamos de inyectar a nuestros equipos, con la discusión de estrategias que debían ejecutarse para mejorar el desempeño de esto o aquello…
Fue gratificante siempre vivir los estallidos de emociones y las expresiones siempre espontáneas de mis pollitos, creo que intentamos aprender a aceptar resultados, también, sobre todo cuando el futbol era practicado por ellos… pero estar allí en un Estadio lleno, era otra cosa, parecía diferente, debía ser más emocionante…
Mis pollitos me dieron referentes inquietantes sobre estar allí… mi hijo Santiago, -me enteré después-, tenía entre sus planes compartir conmigo una tarde o noche de futbol, en un Estadio, en vivo… pero mi María Soledad, mi Solecita se adelantó, es que el Equipo que compartimos simpatías, disputaba una final Internacional en casa y todo se presentó posible…
No fue difícil entendernos una vez más y hacerlo nomás… fue sólo saber la hora y el día; salimos del trabajo -trabajábamos juntos- y aunque el tráfico no ayudó llegamos a… “La Casa Blanca” un hermoso Estadio repleto de hinchas que ya reflejaban cada uno su ansiedad y emoción de estar ahí, de ser testigos de lo que iba a ocurrir… no importa los resultados, el disfrute al máximo de cada segundo de ese ceremonial evento, que inunda el alma intensamente de compartir colectivamente el fragor de cada instante de un Partido.
Sumémosle los efectos de audio y video, las bengalas, el polvo y humo de colores y tendremos un preámbulo perfecto… Con los equipos en la cancha y siendo un encuentro Internacional, corear el Himno de nuestra patria fue algo que casi se reventaba dentro del pecho y cortaba la mala voz desentonada.
Cada jugada fue una suerte de escaramuza peleada y disfrutada, que en aquella exquisita ocasión tuvo como distractores otros elementos propios de estos eventos: en los que se vende más entradas de lo normal y los hinchas terminamos por compartir ajustados los graderíos de asientos, que cada nueva vez que regresábamos a sentarnos después de saltar emocionados por alguna jugada de ataque o defensa, volvíamos a sonreír y solidarios a estrecharnos otra vez… Un hincha sentado a nuestra izquierda adelante, nunca dejó de preguntar “por chupetes”a los vendedores, que se daban los modos para moverse en esa estrechez y resolver su día, con lo que sea que vendieren; no importando lo que llevaran –este hincha- tenía la pregunta lista “¿tiene chupetes?” y los demás disfrutábamos de la ocurrencia que además distendía los ánimos pues, los visitantes nos madrugaron y perdíamos por un gol.
Creo que terminamos cansados, como que hubiésemos corrido también un poco, sería la adrenalina quemada y los gritos, la tensión de los pases perdidos, los casi goles, los errores arbitrales, los insultos a los árbitros que no faltan y cada ocurrencia compartida, nos dejó –a pesar de haber perdido esa final Continental- ¡Satisfechos!, es que disfruté hasta de todo cuanto sigue ocurriendo mientras se abandona el templo y de la compañía de la permanente dulce sonrisa de mi Solecita, que nos acercó algo más que siempre…
Una casa llena es emotiva y vibrante, cualquiera esta sea, pero una casa llena de decenas de miles de espectadores, sale de las expectativas, esta vez no compartí un triunfo, perdimos por ese gol tempranero que nos hizo sufrir el resto del partido, pero tan solo llegar a este nivel fue un privilegio muy especial, que me convocó a saborearlo en la mejor compañía, con mi niña bonita…
Poeta

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JoelFortunato
Publicado: 16/10/2013 2:20
Incondicional
Unido: 23-6-2011
Comentarios: 7989
 Re: Noche de fútbol

Escrito lúcido, interesante, con sentimientos y pasiones, reflexión, amplio colorido en su buena prosa. Un gusto es leerlo. Saludos y felicitaciones.

miltinho
Publicado: 17/10/2013 2:39
Incondicional
Unido: 25-6-2011
De: Ecuador
Comentarios: 1335
 Re: Noche de fútbol

Joel, noble poeta y amigo, mil gracias por sus comentarios tan aleccionadores y gratos... le envío mis saludos de amistad y respeto...

gus_de_las_pampas
Publicado: 16/10/2013 8:15
Incondicional
Unido: 31-5-2013
Comentarios: 3005
 Re: Noche de fútbol

Ahh...el fútbol. Poema entrelazado entre dos pies inquietos. No puedo guardar la coherencia frente a una pelota de fútbol. Un gusto siempre saber que es compartido, poeta. Un gran saludo de mi parte, y de muy grata lectura su escrito.
Gus

miltinho
Publicado: 17/10/2013 2:38
Incondicional
Unido: 25-6-2011
De: Ecuador
Comentarios: 1335
 Re: Noche de fútbol

Estimado amigo poeta Gus, muy agradecido por la visita y el comentario... coincidentalmente acabo de subir este micro relato que tenía maserando algunos meses y ahora ve la luz en medio de una clasificatoria... emociona algo más, saludos de amistad y aprecio amigo...

Claudia
Publicado: 19/10/2013 4:06
Incondicional
Unido: 17-1-2011
De: México
Comentarios: 2442
 Re: Noche de fútbol

Un encantador relato, se pueden escuchar los ecos del partido, a traves de tus letras, querido amigo Miltinho, muy grata lectura.
Saludos, un abrazo!!
Claudia Alhelí Castillo

miltinho
Publicado: 23/10/2013 4:45
Incondicional
Unido: 25-6-2011
De: Ecuador
Comentarios: 1335
 Re: Noche de fútbol

Tanto tiempo querida amiga Claudia, qué grato saludarte y gracias mil por tu compañía, un gran abrazo...