Textos :  EL MIEDO HACE QUE CAMBIEMOS NUESTRAS VIDAS.
Lo que hace el miedo.

Lo que hace el miedo. Hace unos veinte años yo practicaba natación en la piscina Virgen de los Reyes, aquí en Sevilla. Era un nadador muy malo, cuando yo llegaba a un extremo de la piscina los nadadores y nadadoras que allí nadaban ya le habían dado vuelta y media a la piscina. O sea que hacía el puto ridículo nadando. Y además sin gafas no veía absolutamente nada. El caso es que iba todos los días e incluso creo que llegué a contraer una enfermedad en los oídos por culpa de la piscina. Pero me gustaba mucho nadar y era un deporte algo saludable. El caso es que aprobé las Oposiciones y me fui a Madrid y dejé de practicar la natación. En Madrid había una piscina pública en el barrio de la Latina, pero me cogía bastante lejos del trabajo y de mi residencia. Así que me llevé seis o siete años sin practicar la natación. De regreso en Sevilla, hace de esto unos doce o trece años, decidí volver a practicar la natación en la Piscina Virgen de los Reyes. Así que una noche fui con mi hermana a inscribirme en “natación libre”, estaba a punto de entrar en el recinto cuando vi a un nadador (vestido) que salía del recinto y que me miró con cara de mala leche. Inmediatamente me eché para atrás del asco que me dio aquel tipejo miserable, que era como un mulo de fuerte, y decidí no inscribirme, y regresé con mi hermana sobre mis pasos. Era más bien asco que miedo. Aquel tío que me miró con cara de mala leche evitó que me apuntase de nuevo a la Natación y en vez de eso me apunté a un gimnasio de culturismo, el gimnasio “Sevilla Gym”. No sé en lo que habría cambiado mi vida si le hubiese echado huevos o mejor dicho si no me hubiese dado asco la cara de mala leche de aquel tío que se creía que la piscina era suya. Pero la historia de mi vida hubiese sido totalmente diferente. Quizás me hubiese debilitado practicando la natación mucho más que practicando culturismo. Quizás hasta hubiese contraído el SIDA. En fín, Historias de mi vida. Lo que hace el miedo. O mejor dicho: Lo que hace el asco.
Ahora, actualmente, puedo inscribirme en la piscina porque ya no me daría miedo la cara de ningún tipo pero estoy tan debilitado físicamente que no quiero debilitarme aun más practicando natación. Además ya no puedo corregir la mierda de cuerpo que tengo. Aunque practicase la natación todos los días no podría adelgazar porque los músculos de la barriga se han deformado hacia afuera. En fín, lo que hace un tío con cara de mala leche. El hijo de la gran puta se creería que la piscina era suya y por eso me miró con cara de mala leche. Hace de esto unos doce años. He olvidado la cara de aquel sieso hijo de puta. Quizás hasta me hizo un favor porque en la piscina quizás lo único que hubiese cogido son enfermedades. En fín, lo que hace un malage. O más exactamente lo que hace el asco a un malage. Mi vida hubiese sido totalmente diferente si no me hubiese dado asco aquel tipejo. Lo mismo hasta me hizo un favor. Seguramente.
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Francisco Antonio Ruiz Caballero.
Poeta

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