Poemas, frases y mensajes de josepomez

Sonidos indirectos.

Sin saber ni quien eras esta tarde te extraño

tú: la alegre alegría transparente y blanca;

encendida en la calma y rompiendo el mediodía

de un instante acotado por recién descubierto.

Igualando,

igualando,

el talento y la suerte.

Entre pulsos de estrellas estarán tus abrazos

el ritmo que mejora con sentimiento y alma

ha perdido los lazos que cayeron opacos

sin cambiar el destino del éxito y abismo.

Los consuelos,

los consuelos,

mejoran los recuerdos.

Y al buscar el sabor herido de la pena

lo anuncia tu semblante igualmente acompañado

encuentras su mirada justamente en la puerta

de versos que no quiso mejorar la fortuna.

Quedarán,

quedarán,

donde ella se encontraba.

José Pómez

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Rotunda agua a las siete y veintitrés.

Póster cuadriculado es la metáfora
dentro de un verso exótico palpita
claramente aceptada en los muchísimos
lugares donde nacen los demás,
la evidencia terrible en los escasos
lugares donde viven los recuerdos,
y en la estética de los numerosos
lugares verdaderos y olvidados
misteriosa esperanza atina donde
esa crítica unánime no almuerza.

José Pómez
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El optimismo en rama. Puede saber de frío
mezclar con la ilusión el asombro y el aplauso,
dar y agradecer un cálido gracias en sueños.
Desafecto a la grima, al odio y al enojo,
bagatela a regañadientes no le lastima.

Entonar zambullida de mil besos hermosos
si se atasca la gracia entre nosotros un tiempo,
y me acarician tus provocaciones a ratos
suaves y otras pintadas y unidos a las lilas
sin los ricos lugares los cosquilleos vuelven.

Quizá hasta hora no fue preciso ni perfumado
de esperanza el lamento con una flor de Agosto,
olvidadas las penas de lucha al aceptar
se acaparan sus letras en cuadernillo nuevo
y se derrite el bloque blanco de circunstancias.

Si regalo un sombrero para él es un tesoro,
escondido en sus hijos puso su corazón,
desapegado de sí mismo y de los jardines
con la lección perfecta atronará el carraspeo,
y se desliza suave es realidad en el cielo.

El mejor hecho no desilusiona en rodeo
y recuerda a quien amas y ve a tu alrededor.
Una pequeña tabla muy delgada y estrecha
larga es la queja de los dados articulados
si te atreves a diario con la primera hoja.

José Pómez
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No podemos decir nada más por el momento.

Mi aurora de mi oriente de mi amor y alegría
esa colonia moja una ladera imposible
peñasquita azulada de destellos dorados
soterrada en el cielo de todas las violetas
bendecidas en las noches de apuro a los bordes;
Del duermevela o pueblo de los sueños cumplidos
cobija en los parajes distantes escalones
de espuma muy antiguos circulares perfectos
con dos siglos de historia ya vividos te mando
solo para decirte que aprendí a obedecer.

José PómezNo podemos decir nada más por el momento.
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Di no y dilo hoy más muchas veces muchas

Al banco por mucho que lo modules
queda su entrada estrecha siempre hueca
porque en la silenciosa discoteca
pocos bailan por más que los adules.

Ha llegado hasta los cielos azules
con algunas de sus ramas resecas
que enfrenta a la coquina con la breca
restaurada salina de baúles.

!Uh¡ añorar: jardín viejo florido,
el hocino engrasado y tareeros
de lomas del recuerdo sostenido,
que acompañado por los limoneros
permanece el olivo vasco erguido
en la tierra del mar de los esteros.

Ya no me funciona mi cuerpo Octubre
cuando camino por fuerza sendero
nunca quiero dejar en el mis huellas
solo dejo tras mi paso las suyas.

Con la Paz que lo envuelve me llegaron
sus sonrisas, me cuentan las fronteras
que existen inventadas entre hermanos
quieren nombrar dieciocho y no lo hacen.

La tozudez del mundo es toda nuestra,
un dolor imposible de ocultar;
porque estoy muriéndome enamorado,
y todavía puedo imaginarte.

Une: diecinueve, veinte, veintiuna...
si acaso escribes al besar el agua
en Octubre eterno amor mio recuerda
las cosas que me impiden ir a Chile.

José Pómez
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Blancas estelas en tierra te esperan

Imaginaron día de llegada,

Encontraron tu cuerpo detallado.

No se estrecha la estancia que encallada

Vislumbra la esperanza a veces muda.

Entregada en las noches con azules

Necesidades contra soledades,

Iban juntas y nunca iban dormidas.

Densa entrega que surca el semejante,

Oh, camino terrero sin el agua.



Conocidos espadas precedieron

Ollaos del aire nuevo y estrellas

De inoíbles extremos modelados;

Enviaron las luces y las escalas.



Una marea nueva en seda lleva…

Web escondida en ti colonizada.



Bajo la vela clara y sostenida,

Zarparon los amigos en tu encuentro.



José Pómez

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Se propusieron otros sentimientos

y nada quedó en blanco ni en las fuentes

del aspecto girado ni en terreno

dedicado al clamor visible y firme;

porque tiene un propósito la paz

apretado escondido y descansado.

Ni en la quietud intensa y combustible

repetitivo intenta en multitud

compensada establecer que amanece

penumbra inexistente superada,

y al descubrir el cambio del momento

persistente el piadoso y desolado

de la fábrica quieta y de los buques

voladores que marchan a otras burlas.

Curva un leño que no sea egoísta

ni brillante en los astros apagados,

y eternamente así invaden despacio

la ruta de los rayos congelados,

y es la mezcla de tierra una mañana

insensata oscilante oscurecida,

y hasta la una sin el aire de ardiente

recodo desolado y temeroso

de unos pocos viajeros retornados

que ayudaron en una tormentosa

esperanza en ti de nuevo y que habitan

el fogón y la antorcha de los sones

reuniéndose felices en sus horas

pospuestas y alejados por el mundo.

José Pómez

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Como es niebla es tierna y maravillosa
sencilla casi siempre en la defensa
cierta de los respetos a su modo,
finalizando un día delicioso
y en la nada inestable que lo ostenta.

Sin nada extraño parte y recomienza
permanente y flexible entrelazados
que encontrarás allí donde tú acudas,
retomando el momento sorprendente
que sobrevive en la realidad.

Cautivada que enseña afirmación
continua invade eterna pesadilla
de suerte y de sombras irresistibles,
sorprende desengaño de ola y fuego
despacio y en la mezcla se confirma.

Entre los astros otra vez el agua
y el surtido de ejemplos acelera
la ventura brillante de los barros,
conduce sin temor al fin del mundo
el precioso y pequeño hecho de risas.

José Pómez
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Será
cómo se espera algo maravilloso
sin vértigo y sin prisa que lo olvide
y estorbe al distraído apresurado.

Vendrá del horizonte aparecido
con la candidez del significado
único en la razón definitiva.

Y regresará con esa caricia
escandalosa de la lucidez,
el simple fuego del amor divino.

No hará nada y lo hará todo
como esperando la vida dirá:
entre los tres pendientes viaja un guiño,
la incomprensión.

José Pómez
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Puestos a pedir pido la sonrisa
de la señora a la puerta en la acera
sentada al lado del mercado y pide,
quizá para comer algo y a diario
y ayudar a sus hijos y sus nietos
o para saber de todas las almas.

Puestos a pedir pido en esa nada
difícil de encontrar el equilibrio
y concentrado en ella únicamente,
la ocupación bendita y amarilla
de marcar los almendros de algún modo
y distinguir amargos de los dulces.

Puestos a pedir pido sentimientos
acordonados sobre las veletas
puede que no discutan nunca más,
si resulta un lenguaje extraño o viejo
yo no pido que nadie me traduzca
quiero que todos hablen este idioma.

José Pómez
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Grullos y alrededores

¡muevan rama esa noche!

que no suceda nunca.

Al final de la tarde

justo al pie de un gran árbol;

enroscada dormita

una espléndida gata,

esperando la noche

que no tarda en llegar.

Con algo de paciencia

el árbol observado,

a ella le proporciona

el sustento sin falta.

¡Pobres mis pajarillos!

José Pómez

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Llega a la fuente el turno
después de los espejos
saltan papeles viejos;
para el canto nocturno
de lápiz y cartucho
medio pozo no es mucho.

Y si me estás diciendo
que me quieres no es nada;
ni precavido yendo
en rima desusada.

Y quizá pronto pueda
hacer camino oval,
para la eterna rueda
que advierte al mirlo Olimpo:
si escasea el aval
por defecto en la manga
comprar el monte Olimpo
resultará una ganga.

José Pómez

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Maceta.
La llave prematura.

Con centeno pendiente
vendes tabla de luces
y pimientos del sur
como un entrenamiento
entre flores y auroras
mimadas y empatadas
de brillo y polen.

Muestra con tu alegría
el vertical destello
y la puntualizante
esclava en la virtud
¡siempre perfecta!
¡Yo lo he intentado siempre releyendo
en tu cordura!

Trozo de suelo
el camino en la capa
enjaulado en el hielo;
pero regresa
maceta repintada,
quiere sembrar estrellas;
para ver sus colores
escucha la mar habla
sin pausa.

Melenas,
escalada de fosa,
árbol del mirlo anual
maleta permeable,
¡cadenas!
risas, cantos y méritos
destetados candados
de rosa y blanco.

Los tiestos que se rompen multiplican
tormentas en sus trozos
casi enmendados.
¿Y ante el tardío espera ruda arruga?
La mañana es de trompo
de enseñanza y olvido con dos viajes
¡Y de globos al viento!

Con algún brinco
¡cunde algo esférica!
plegadita en mis hombros;
plegadita en mis hombros,
toda la culpa es mía,
y te alcanza hasta el alma;
y te alcanza hasta el alma…

José Pómez
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Una hija que bien nace
casi siempre se llama
Isabel, Isabel
es la musa y poeta,
y además Isabel
que es todo pensamiento,
sabe transmitir fuerza
regalando a su madre
las más preciosa joya
que reluce en su cuello
y según me dijeron
no es otra que ese abrazo
que le da agradecida:
Madre mujer de versos.

José Pómez
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Hermosa España
es tu mano y la mía
que acaricia a sus hijos
al llegar y al partir.
Que palpa el pecho
y que persiste en ti
porque sabes amar
buscando el corazón.

Encuentra el alma
de árboles y las piedras
y creas con amor
la cuna del deber.
Que es el futuro
porque todos sabemos
que España es la mayor
de la tierra y la mar.

Ya no estás con los huesos de los patos en flor
y ya no llevas brazos de noche y pasaporte,
la imagen que renueva su recuerdo en la fuente
es distancia a la realidad la única unidad.

Hoy no vino el poema con una musa o hada
ni con las hojas rojas de luces y corales.
Si te cruzas de pronto con luna deformada
todo tu cuerpo queda delgado y estirado.

No existe la neblina terca errante asolada
en los árboles de revoloteo y de túnel
quizá el destino de niñez sin roturas llegue
como la dama del arco como tarde fresca.

No puedo terminar esta ortiga de alabanza
sin decir además que este puente se sostiene
con brazos y con piedras y golpes de cariño
¡Ay qué bien se venden los espejos mentirosos!

José Pómez

Sin pericia derrite

la senda distinguida.
Y afirmando un despido

la fresca rosa avisa.
Su atolondrado lema
es busca desafíos

de astros abrasadores

y causas ignoradas.

Continua y apacible
en campo de la almena
la sombra caudalosa
alegre en la ribera.

Persistente en el canto
y un solitario día
la silenciosa alcanza

el dolorido lago.

Al margen de ese pueblo
cercano abandonado

y vestida descansa
enfrentada a los peces.

Débilmente alejada

mirada de otro trazo

al tráfico del norte

con triunfo residual.

Y aplica y la mitiga,

la avalancha impacienta

la parte venturosa

bárbara y desdichada.

Trabaja consonante

más de todos por nada

por ser un vocalista

y algo más sospechoso.

Con el peso dudoso

de éxito mantenido

no estructurado y hueco

vence y gana una parte.

José Pómez

Saca las colchas.

Alfombrada y rotunda entre piedras surge entrega
la expone y la prolonga defensora incansable,
olorosa recién cortada la hierbabuena
zigzaguea en los ramos adornados de adelfas,
ajuar de la avalancha en las plantas de los campo
inventando la antigua balconada y descubre
natural de amarillo la verdad anunciada
aún intacta se conserva en mantón bordado.

José Pómez
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Acunando el barómetro aneroide inmóvil
al tope de las veinte alarmas transparentes
se dispersa el sentido e incorpora el abismo
piramidal esquivo de las apariencias
al habitado exacto de otro inexistente,
incluso la pregunta ampara porque a veces
la libertad sorprende con la exacta prosa.

(José Pómez)
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