Poemas de despedida :  La Vieja Durmiente
(A mi perra, que ya vieja recogí hace cuatro años de la calle y ayer se murió):

Duermes, mi perra, junto al limonero
como invierno y verano has dormido ante mi puerta.
Duermes bajo tierra porque moriste ayer.
Y como la vida es lo más indiferente que hay,
amaneció de fiesta: ¡meta pájaros y flores y abejorros!
mientras vos, “La Vieja”, mi perra, estrenás muerte.

El limonero sí, es más sentimental y le asoman
cien lágrimas gualdas que, duras como las mías,
caen algunas y rebotan cerca de tu manto de terrón, “Vieja”.
Sentimental el citrus, digo, como tu amigo “Estopa”;
el perro vagabundo que casi hasta el alba, a hondo punzón
de lamento por vos, le abolló del todo a la noche
su palangana de argento.

Y yo, a cirio de cigarro calmo, velé tu fosa
hasta muy tarde, amiga, aun sin saber si habrá un “más allá”;
pues, si a más preciso instinto vela el perro por días,
la tumba de su dueño, señal que éste no dio un paso
fuera del camposanto.

En fin, “Vieja”, porfiando lógica, igualmente confío
que un día o noche de éstas, me reciba tu ladrido celeste alla arriba en la réplica de ésta nuestra casa
para hacerte el resto de caricias que te pospuse en vida
por lo optimista de creerte eterna y a mí, inmortal.

Por tanto, con mi congoja yo no puedo hacer de tu alegría
una perra triste, pues, un can que se precie de tal
actúa en consecuencia al carácter de su amo y sé
que tu recuerdo, “Vieja”, me esperará haciéndome fiesta
en cuanto abra mi puerta en las mañanas, para renovar
aquel optimismo mío, que con o sin gloria, te lleve al paso del lado de mi corazón.


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Poeta

Poemas :  Descarrilamiento... (Experimental)
DESCARRILAMIENTO

La
Vieja
Orilla
Se abandona.
¡Hilo qué cohibe la oquedad con ahínco!.
El
Nuevo
Cauce brioso
En la luna que se baña
Un lucero
En la fuente sin la sombra.

¡Qué sobra blanca enlutada!.

La serpiente.
Libre de las dudas.
Doliente la trenza busca.

Libre de los rencores.
De la flecha excitación desasosiego.
¡Decrépito el vacío per cápita!.
Se abandona.
El nuevo cauce.

Casualmente.
Por lo acolchado atasajar humaredas.
La redondez del techo anoche.
¡Longanimidad genuina!.
La lluvia firmemente construida.
¡Intimidad generosa!.
De la necesidad preñada.
¡En la voz veraz!.
Bien trenzada al seno tardío.

Porque.

¡Solo fonéticas verás danzar!.
Y lanzar... Al gozar simbólico del eco.
¡Péndulas disimiles caratulas!.
Descifrables reminiscencias.
Al suscitar imprescindibles.

La dolorosa condición del océano.
La tranquilidad expresa en olas.
La espuma sin hacer daño.
La burbuja sin carencias.

Aquél de quien fuere la muerte cultivando.
Y sabiéndolo, quien la cosecha.

En la orilla brioso el cauce siente.
¿De qué valieron las justas leyes?.

Del lo nuevo y viejo que se abandona.
¡Sólo un reverendo bledo!.

Al gozar simbólico del eco.
A fuerza de ilusiones forjarse.

Al llenar de ojos una lágrima.
¡Entre plurales indeclinables!.

Nuevas y viejas las cadenas libres merodean.
Por

Eso... Aquí, allá, y más allá tal vez después.
Verán...¡Qué pasajeros son muriéndose
los trenes!...¡Des-ca-rrila-mi-ento al frente!.

Prisioneros.
Del cielo antes.
De serlo nuevo y viejo.
El descarrilamiento libre de dudas quieto.


Autor: Joel Fortunato Reyes Përez
Poeta