Poemas :  Alimento inútil
ALIMENTO INÚTIL

El caldo lacta mieles en las horas
derritiendo labiales los minutos
suculentos, acabando las noches,
del cuerpo, el amor que falta,
en el pulso de las gemas a fuego lento,
en el frente, de la dicha radiante, fácil,
de lejanías, la creciente siente,
el sabor sublime del aroma,
de las huellas que purifica.
¡Hojas, ramas y tronco!.

Donde el futuro ya no tiene pasado.
Y calla, y habla, y grita.
Donde el pasado ha muerto ignorado.
Ve, observa y escudriña.
Donde el camino no tiene salida,
piso, paredes, ni techo...
Ni recalienta.
Ni entibia.
Ni refresca.

El caldo incendiando la lengua.
Enmudece el espíritu yerto,
al silencio que es más que fracaso,
a la voz que es menos que palabra.
Golondrina y halcón y águila.
¡Lactando mieles de amargura!
Cóndores, palomas y gorriones.

Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
Poeta

Poemas :  Humanoide
H.U.M.A.N.O.I.D.E.

Porqué del viejo, futuro son los,
vasallos ocultos al tiempo nuevo.
Al escribirse con el agua siendo arena,
los amores inesperados los primordiales,
reparos los encuentros en peligro.
El viejo futuro ya no habita su casa,
estando la sed que aclama sola.

Humana no es.
Desnudándose.
Entre los ojos puros.

Al descubrirse el pelo anaranjado,
en la curiosidad del higo.
¡Dónde suena verde el viento!.
Al recuerdo gris donde se aferra,
el barro mirándole plástica,
en la física codicia perdida,
al vestir la izquierda de la música salada.

Desnudándose.
Entre los ojos puros.
Humana no es.

La mirada la mesa enajenada la enarbolada conexión,
una vez desunida imperturbable delicada,
una vez impermeable deseada intrincada.
¡Con los ningunos hechos presentes!.
Entre pasados por hacerse.
Pesados los algodones y vapor el plomo.
¡Cuándo los días de nuevo se añejen!.

Entre los ojos puros.
Desnudándose.
Humana no es.


Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
Poeta

Poemas :  Limítrofe monótono
LIMÍTROFE MONÓTONO

Sobrepasó.
El rumor.
La muerte.
Limítrofe.
En el útero un pañuelo.
Desespera una lágrima.
¡Recóndita inocente!... Monótona en los caminos las saetas doblemente grandes por las rodillas desvalida
una mejilla sutil del abedul del cuello al suelo.


¡Monótono, ya huye presto, al tono insípido!.
El único emblema del alfiler.
Por la mirada que al miedo arrastra.
Del espacio llorado en la espesura.
Al tiempo del fantasma escultor de espectros.
Con el ruido en el cabello.
Al sabor del final seco carente del eco útil.
¡Cada rostro aleteando su tragedia infame!.
En la máscara.
Encarnada del infinito.
¡Donde muere de pié al futuro perdido!.

La vida.
En la palabra.
Limítrofe___De la sangre un dardo.
Monótono___Escudar al cielo un caminar.
El zumo de la cueva sudoroso angustia.
La mariposa vagando.
¡Al enorme perfumar de sombras!.
¡Al candor del recuerdo sin retorno!.
Y más, aun, si cerca vive al hueco sin eco.

En el silencio, torbellino impune.
¡Porqué astilló su música enroscado!.
Antes del abandonado instante.
¡Con el después a cuestas!___Salvo espera ser.
De la mañana un tambor escuchando su mudez.
Donde un poco de horizonte cae lejano.
Del espasmo por las calles.
Del asilo de la espera desolado.
El mar natal de una palabra.
Detrás de la nada una paloma.

¡Seis años de arteriales desfiguros de malvado!.
De las páginas al fin perdidas cree escapar.
¡Caminando de ebriedad tatuado el aire mismo!.
Viendo cualquier vidrio, donde un pañuelo late,
cada párpado, cada hoja, cada rama, raíz de la mirada un ruego de justicia misteriosa del inefable material de la congoja límpido y adriático al destello obligatorio incólume.
Limítrofe.
¡Ha quedado la matriz del amuleto!.
Al humo que corroe cuajada aurora ensombrecido.
El chirrido candente carnoso mugiente.

De la quietud callada del abandono en añicos.
En la distancia incierto cántico.
En alerta tocando avispas un lirio espera.
En el verano corazón amarillento la respuesta.

Infalible.
Del otoño bajar al hielo sin hilo de plata.
Cuando al invierno crucifica el fuego del ciprés.

Del inclinado clamor tortuoso cada familia miles.
Mármoles de primaveras inevitables del mañana.
Limítrofe.
Una lágrima seca su tragedia en nuevos lagos.
Al rostro inmediato de innúmeras ausencias.
Del tiempo tierno del hombro al techo.
Cada lecho del interior inminente labra el ambiente en la faz húmeda forjada del ceño.

Monótono.

Del sonrosado lapidario, sin calvario culpable, raudo derretida y frágil desilusión del piso,
el plumaje tiembla, en la rústica guadaña triste,
con la mirada que muerde, cada luctuoso aliento,
del anhelo que estremece quimérico capullo justo.


Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
Poeta