Convidada de todas las batallas y sueños,
abrecamino, mensajera de nuevas auroras,
abrigo, alimento, brisa fresca, consuelo…
te encuentro más allá de lo inimaginable,
abriendo las alamedas de luz e ilusiones,
dando fuerza y coraje hasta en lo imposible.
Eres como sonrisa remordida, que inútil,
intenta retener el terminal suspiro…
Que, en la adversidad más indómita,
llega ligera, como pausa a brindar paz y
en el umbral de los adioses que derrotan,
rompe la congoja y anida otros comienzos
Como inesperado soporte a media caída,
como islote que abre al naufragio más vida,
eres respiro profundo desatando inyecciones
de savia roja, por todos los rincones ateridos…
eres beso reconciliador, abrazo desesperado
después del marasmo más truculento y gélido
Eres la inmortal sensación que alimenta,
manto de nuevos alientos ante el infortunio,
anidas también mis páginas en blanco…
esperanza, sé que habitas aquí muy cerca,
vecina de la inspiración, del coraje, del alba,
bienvenida siempre, blasón de utopías…