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Lejos, distantes e indiferentes estamos, cada uno con el dedo índice señalando; marcado contraste en todo momento encontramos; clara es la señal; uno de los dos sale sobrando.
Aquel amor declarado nunca se asomó a la salida; fue imaginación surtida entre rosas prendidas de una primavera de pétalos de mentiras; con retoños secos y espinas pulsando como lira.
Iniciamos mal; sobre terreno frágil jugamos, desventurado deseo no debió ser consumado; desunión, alejamiento en la esquina nos espera. Cupido se fue corriendo, ya ni lo veo allá afuera.
Se espanta el oído; palabras furiosas llegan veloces, dispuestas con sable y espada tajando al afecto, y en la lluvia congojosa ahogan al corazón con cada aguda puñalada.
Eludir, evitar, esquivar más no puedo desencanto asfixiado indaga escapar; alejarse es la perfecta salida de este enredo, deshojando destellos para no volverme a empapar.
Julio Medina 9 de septiembre del 2017
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Poeta
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La luna se le acercó a paso lento hasta poder abrazarle; mientras los ojos de la tierra fisgaban el momento con lentes negros para atestiguarle.
Y el cuerpo celeste que la esperaba su frialdad cubrió con llamas; calor intenso, amor de fuego ella deseaba; tras cien años de espera entre las damas.
Cortina oscura cubre el trayecto de este romance de corta anchura; esta alineación es acto perfecto del Creador en las alturas.
Parte la luna, y el sol satisfecho yace tendido en su corona, preguntándose por la novia que estuvo sobre su pecho: -¿Cuándo volverá la enamorada amazona?
Julio Medina 21 de agosto del 2017
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Poeta
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Por el camino estrecho voy andando sin desviarme ni a izquierda ni a derecha; soy como un niño dando sus primeros pasos. Este sendero no es fácil, pero es grato saber que me guías tú… Jesús.
Y por la vereda angosta sigo avanzando, con movimiento firme ando buscando alcanzar al final de la salida, la corona de vida eterna prometida.
El enemigo ha intentado detenerme; con tu santa palabra lo he refutado. Mi espíritu salvo por Cristo, ya no perece porque dejé atrás al viejo hombre, y uno nuevo emerge formado.
Julio Medina 18 de agosto del 2017
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Poeta
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¡De qué me valió que fueras la preciada alhaja de un ensueño profundo de amores, de zumo del agua; y tus tiernos suspiros con grandes ojos azules llenando mi mente con sensitivos aromas y enchules! Del universo me trajiste todas las estrellas, pero poco a poco se apagaron ellas. Detenida en mis dedos te soñaba toda; niña bonita, preciosa, vestida a la moda, tu sonrisa única impregnada a mi figura pareciera la noche de luna más pura; la luna sin noche con manos de seda. Aquellos besos el sol sin los rayos ahora los veda porque salió en la penumbra una sombra hecha hiena y le pintó desaires a nuestra mágica escena. ¡Y se esfumó la princesa del cuento ante mi vista! ¡Y se formó un escenario de murmullo surrealista! ¡De qué me valió tenerte en mis brazos, si con la llegada de la intriga soltaste los lazos!
Julio Medina 31 de julio del 2017
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Poeta
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Que mal pasé la noche aquella cuando creído dormitaba entre tus brazos, sobre las velas cayeron rayos y centellas, y con nosotros naufragaba aquel barco.
La noche aquella yo estaba bien seguro que nada entre tu yo había cambiado, y ahora por este camino andado, he vivido lo dudoso, lo inestable... ¡Y es tan duro!
He visto entristecer a las flores Las más bellas… ¡Las del jardín envidiable! En tu corazón las sembré de todos colores, aquello fue un romance inolvidable.
Deseo irme otra vez tras tus huellas, pero ya no tengo la misma fuerza para hacerlo. El cielo me dejó apagadas las estrellas, y el camino oscurecido ni puedo verlo.
Julio Medina 5 de julio del 2017
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Poeta
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De la lejanía busco henchir mi necesidad, mirando estoy a lo lejos; a lo más distante, hasta donde mis ojos puedan alcanzar. ¡Y solo encuentro silencio, un inmenso silencio haciéndome desmayar!
Sé que en tu momento te habré encontrar. El grito salido de mi espíritu es tan fuerte… Y éste corazón no sabe callar.
Las lágrimas de mi alma llegan a las puertas del cielo, y como un riachuelo se derraman por la eternidad; escudriñando el consuelo de tu bendita verdad.
Te pido Jesús que extiendas tus manos para yo poder tocarlas, y así sentir el calor de tu abrazo edificador. Porque si bien es cierto que necesito conocerte más, no es menos evidente, la falta en mí, de tu eterno amor.
Julio Medina 1 de julio del 2017
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Poeta
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A tu casa he venido a pedirte mi Señor oigas tú mi ruego ahora y me dejes beber en la roca que brota agua nueva vida.
Dame agua fresca de vida Jehová, Dios poderoso sáciame la sed del alma, nutre a mi corazón de ese líquido precioso.
Sediento de tu palabra necesito tu eterno amor, quítame esta sed que ata me abrasa y me mata; te ruego Señor.
Julio Medina 4de mayo del 2017
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Poeta
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Solo el amor de Dios supera al amor que una madre da a su hijo, porque el Creador es la fuente misma que le diera ese don maravilloso con el cual la bendijo.
Es la madre dedicada y cuidadosa colma a su hijo de amor desde el interior del vientre, lo cría ella siendo tan celosa y evita así que en su niño, daño entre.
Y con amor de madre crece el adolescente aprendiendo las cosas buenas que mami enseña, este afecto entre ambos se hace firme, resistente; ¡tan inquebrantable como una peña!
En la adultez ese hombre cuida de ella con fervor y devoción inseparable, y esta mujer, es para él, entre todas la más bella porque le regaló vida con amor incomparable.
Julio Medina 10 de mayo del 2017
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Poeta
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En este mundo muchos libros he leído… ¡Y he dejado tantas páginas abiertas! Porque ninguno a mi vida ha conmovido como cuando el mensaje divino a mi corazón entra.
La palabra de Jehová es fuente de agua viva, sacia la sed del espíritu; creer en Él te salva, su palabra es bálsamo aplicado desde arriba a todos los que le adoramos con el alma.
Abro la biblia, y al instante, mi mente rebosa de luz; la sabiduría divina de su palabra eterna es victoria ¡que edifica mi vida!... y al buscar el rostro de Jesús obtengo la consecución de gloria.
Julio Medina 15 de abril del 2017
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Poeta
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Atroz el dolor que la embarga, cruel desvarío, causaba desánimo la palabrería ensalivada de veneno que por la lengua babeada en las fauces de Bárbara el odio insaciable brotaba. ¡Y no le conmueve el terrible golpe asestado con toda intención a Sentida! Siendo tan certera le destroza el corazón, desbarata a su propio origen sin más razón que la de disfrutar aquel suplicio insano; de su acción se jactaba, y justificaba la espantosa humillación, despiadada, maquinada, sacada de una película de horror. La pupila prepotente, empolvada de orgullo, vestida de soberbia y envanecida, desollaba con sus propias garras la causa que la trajo hasta el eje de este mundo imperfecto; enjuagaba con lodo ante los ojos incrédulos del murmullo el amor que una vez aquella parida le dio desde sus entrañas… Y todos tuvieron pavor, y todos miedo sintieron, pero para remediarlo nada hicieron.
Y yo que estaba tan cerca de Sentida, veía como la irritación de Bárbara desgastaba aquella débil esperanza de perdón, de intrínseca reconciliación que la desdichada madre buscaba. ¡Y secaba con mis manos el llanto estrepitoso que rodaba por las mejillas quebrantadas; recogía en mis brazos sus lágrimas de angustia, intentaba calmarlas en mi pecho turbado! Mi corazón confuso comenzó a sentir el mismo dolor que estremecía a Sentida; era llanto agudo, de gemido pesaroso, un cántico nostálgico tajeado con puñal de acero en la intimidad de las fibras del alma. ¡Manaba sangre el agravio como creciente del río; acosaba el flujo turbulento, impetuoso, continuo!… Desaguaba lamento la queja incontrolable; y al final, tuve que resignarme ante tanto quebranto, porque también empecé a sufrir lo mismo que Sentida… Al intentar aliviar la severidad de aquella angustia imparable, quedé inerme; ni tan siquiera pude detener del diluvio la tempestad de lágrimas; mas lo único que conseguí hacer fue llorar con ella.
Julio Medina 22 de enero del 2017
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Poeta
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