Poemas :  Habré doblado cien esquinas
La sinceridad en el pecho, inevitable, en el
fuego del amor puede que se plasme mi rastro,
más yo habré doblado cien esquinas,

es como que uno debe conservar la obligación
del inicio, pero preguntarán a la mariposa
por sus ancestros e intentarán convencerla
de que todo tiempo pasado fue mejor,

bohemia la ciudad no sabe aún que
la libertad mal aprendida se prostituye
calamitosamente,

la excepción del enfado corresponde a la
falta de respeto,

desde el suelo se aprende, y se construyen
citas con la realidad, pequeñas aunque prolijas,

entonces irrumpe la ética con perfecto
placer, y su boca ensangrentada
que no abandona el verso, otorga y señala la
ignorancia,
más yo habré doblado cien esquinas,

la prosa para celebrar dice que la máxima
verdad de una guerra es la primera víctima, lo
de más se acopla naturalmente,

quizá la verdad sienta que su trabajo es
inútil, de hecho habrán fluido
pensamientos equivocados que no seleccionan la
demanda,

y seguirá pedaleando el anhelo en busca de
su meta, y seguirá alguien
sosteniendo su corazón con perfectas caricias
envidiadas,

el realismo descarnado continuará entregando
experiencias y entrevistas salvajes al crucifijo,
más yo habré doblado cien esquinas,

un fuego encapuchado habrá derretido las aldeas
de la razón en un agitado murmullo,

la fascinación de la mente nos regalará
una ilusión cada día con el color de la noche,

somos la víctima, pues en el mundo de la
mente no hay opciones,

las ruinas del control son un total descontrol,
más yo habré doblado cien esquinas,

a oscuras tendremos la habilidad de hallar el
blanco y el negro de nuestra memoria, los
recuerdos renacerán haciendo la consciencia en
una consecuente ocurrencia,

la mente será una ciudad rudimentaria
agonizando y cada día más cerca de la muerte,
solitaria y avarienta,

quizá sea una encrucijada despiadada a las puertas
del corazón mientras nuestra carne de grandes
ojos soporte y envejezca,
más yo habré doblado cien esquinas,

juntaré mis días escondidos para contarlos
en un efímero instinto pues cada sendero
tendrá su propio idioma,

y esperaré, porque esperar tiene un sabor
especial... es esa mirada fértil, provocante,

enfrentado a la ventana de la vida
dios no preguntaría cuanto gana un hombre
sino cuanto vale su consciencia,

puede que proseguir lleve a las memorias a
mecerse donde quieran oyendo un gorjeo de estación
sobre extrañas corrientes,
más yo habré doblado cien esquinas,

tanta rivalidad se desplomará en la cruz del
altar cuando estremezca su grito ese amor de
humildes que triturará un quebracho a la hora
de la cena,

en el ocaso del hombre un otoño quizá se cuelgue
de los párpados detestando retirarse, hasta
que alguna sonrisa amiga haga sus magias en
el final de una tarde y brinden sin hambre
el individuo y su fervor,

... más yo habré doblado cien esquinas.

Joprge Rosso
Poeta

Poemas :  La espera
La espera es ausencia mortal,
el la mueca del tiempo donde el cuerpo alcanza su
plenitud disfrazando un principio incumplido,

la espera es ansiedad,
es una amiga perversa que excita al viento y
recorre el mundo con ojos de horizonte,

la espera es la incomprensión,
es una frontera desnuda que no se deja ver,
es un baldío en la intemperie de la piel,

la espera es una apócrifa libertad,
es la imposibilidad de cerrar los ojos y perder
la cordura por un instante,

la espera es un tiempo indescifrable,
es estar sin estarlo y entregar sin entregarse,
es tiempo programado sin volver,

la espera es el anhelo que no existe,
es la transparencia absoluta pintada de marrón
cuando la horada la mirada,

la espera es un momento en replanteo,
es la búsqueda inacabable de uno mismo frente al
espejo indolente que a diario inventa una mentira,

la espera es una terquedad indigna,
es la inlucidez ignorante que mantenemos vigente
entronando a quien sabemos que no va a volver,

la espera es un silencio perdurado,
es la sed impaciente del espíritu por compartir
en su momento lo que aún no ha sucedido,

la espera es un amor que no corresponde,
es la negación áspera que emana a contra beso
desde las piernas de la vida junto al vino
que la seduce,

la espera es un lecho de lágrimas,
es un lugar donde la emoción y la tristeza
parecen hallar su felicidad con ideas diferentes,

la espera es un sendero de penumbras,
es una poción a la que alguien recurre cuando
los miedos atacan desde el desierto de la soledad,

la espera es una lluvia intensa,
es un acople a lo diáfano pisoteado por las
sombras que intentan cercenar la luz de una
mirada,

la espera es el andrajo del alma,
es ese implacable momento que profana y subasta
los últimos minutos del atardecer,

la espera es un arraigado corazón,
es la intriga y la incertidumbre de un más allá
cargado de esperanzas que creen y esperan.

Jorge Rosso
Poeta

Poemas :  Y vuelvo a recordarte esta inmensa vez
Al desflecar, mi mano, la palabra,
la palabra tirita su secreto,
el secreto triste del otoño
que sangra en jirones soñolientos,

enrosca, el viento, la barbarie y
miente un impulso que amamanta la razón,
el día invita a prolongar su final
oblicuo,
y andando, el deseo fugaz, alumbra entre
la brisa y las mareas,

mascullando la voz de una guitarra,
la guitarra ennegrecida por las nubes,
las nubes aliadas y alejadas,
me dan la espalda y acechan el orgullo,
traspasa el frío la burbuja que me curva,
y vuelvo a recordarte esta inmensa vez,
la mañana soltó la lluvia desde su estómago
violento como las bolas del azar,

y allá vamos, calmos como terneros con
nuestras piernas desnudas hacia la quilla
del amor,

entre un revuelo de olas y de velas
pintas tus alas en mi cuerpo libre,
sacuden tus brazos un extraño vuelo y te
instalas la tarja del amor insomne,
los ojos se entrecierran y lloviznan en sus
cuevas oscuras e insufla cálido el jinete
puntual, ya caen las hojas y las horas, la
sombra desmenuza la palabra sin sonido,

y entre el cielo de truenos, me queda este
recuerdo que levantó su cabeza, soltó su
grito y se apagó.

Jorge Rosso

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Poeta

Poemas :  Una abstracta magia
Desde la sustancia de la médula parece flotar esta
magia hundida en el silencio del aire,

en esta tierra con párpados de barro,

como pájaros de invierno y ojos de niebla se
escapa el pensamiento y el sonido,

bajar la vista y hallarse entre raíces en una
penumbra desnuda como tú,

mientras pinta la luna todos los paisajes tuyos,
cuando rompe la atmósfera y la luz desgarra la
garganta y las dársenas del alba,

y haré brisa con mis manos y mi pulso,
solo dime si en el sendero funerario de mis ojos
se rehace el equilibrio,
esa abstracta magia que antecede lo perfecto,

simetría en movimiento desde la holgura del alma, en
las tabernas del ansiado movimiento
solo tú, y la oscuridad donde agoniza la palabra,

mariposa desnuda, danza sobre mi piel,
has la medida de mi ser en el espejo de tu suelo,

limpia mi soledad con el arte de tus manos y
sóplame una canción de bruma,

brótame un mundo de nieve para elevar mis andrajos
con la flor derretida y
plántame un retoño en la caricia trovadora,

has que brille la noche en el fulgor del reflejo y
recorte la figura de tu cuerpo,

menea este centauro ruiseñor que en el hechizo del
paraíso no habrá son ni dolor.

Jorge Rosso
Poeta

Poemas :  Que aunque los sueños de la tarde nos envuelvan
Hasta la próxima esquina donde la vida se detenga,
donde se hagan materia los sueños,

donde un ángel me regale su mejor sonrisa y
en un bálsamo me recuerde la flama del corazón,

donde se junten las manos y las bocas se fusionen,
donde un chelo nos aturda con dulzura,

donde las palomas liberen su gracia y su vuelo,
donde la poesía sutil nos demuestre el sentimiento
del alma.

Hasta la próxima lluvia donde renazca el amor
que anhela su otra mitad, donde de un cielo que
llora caiga el milagro de una estrella,

donde el silencio solo exista cuando descanse el
viento y algún poeta con su simple canción nos divague
la cabeza,

donde la lógica deje su poder a la demencia divina,
donde los esteros del amor permanezcan húmedos
y los deseos no embauquen la pasión,

donde los pies descalzos se topen con las blancas
arenas y no lastimen su impaciencia, donde la flor
conserve su prestancia.

Hasta la próxima sábana donde la penumbra me
sorprenda con mi mano en tu cintura, donde la palabra
soledad se adormezca y no moleste por un rato,

donde la estúpida mentira agonice y no entorpezca
la llegada de la paz interior, donde florezca
la sublimación de los seres,

donde las ventiscas cerca del mar disuelvan las
neblinas del pecho y se introduzcan a sotavento
todas las verdades esenciales,

donde el pájaro nos cuente el secreto de la luna
en su cuna de cristal, donde las borras del corazón
no hagan mella en sus senderos.

Hasta la próxima historia donde un redondo sol se
duerma engendrando una llama en el cielo, donde
como por encanto las campanas repiquen como pianos,

donde no existan los héroes y la igualdad desde la
colina marche en un continuo devenir, donde se
dispare la sangre entre orgasmos y gemidos,

donde las mandíbulas se carguen de sustancias y
cada principio obtenga su final valiente, donde
derechas e izquierdas se crucen en un ritual de
firmamentos,

donde remendadas primaveras hablen del otoño y
entre sublimes pensamientos inundaciones y sequías
hagan las pases, donde por fin niños y sonrisas
conjuguen un bienestar de paz.

Jorge Rosso
Poeta

Poemas eroticos :  Esa sutileza deliciosamente sexual
Estoy parado en el barranco de la tarde,
mi cuerpo espera por ti y se deshace,

una sola penumbra dentro tuyo se refriega en
soledad meditante al tiempo que me erizas,

todas las letras son un vacío ancestral cuando
te abres para mí al borde de la espera,

y dónde está el pudor cuando el amor nace si
los hijos del amor se recluyen en ti?...

y dónde se ocultan las aguas de tu cuerpo
cuando mis labios lo recorren con sentencia?...

esa tintineante piel desflecada y entregada
a la sola pasión de nuestros sexos desnudos,

todas las arterias se degüellan estrepitosamente
entre caricias hasta el punto del indicio,

tu, devoradora del pecado, has hecho de
mí, un hombre de nada ni nadie,
has permanecido asida de mi sexo y de mis muertes,

y aquí estoy porque he latido, despertando en el
interior de tus tormentas,
impregnado de ti y dentro tuyo,
hermanando el polvo de tu sexo que derramaste
en mis encías,

una sola multitud de voces me llama desde el
centro de tus senos tambaleantes y traduces
con los ojos este enjambre de piel,

ardiente el sendero de tus nalgas húmedas,
vacilantes, cual si fuesen crepúsculo de sangre
que irrumpe entre mi sangre,

a la vuelta de un día viven todos los recuerdos,
y a la vuelta de tu cuerpo se derrama mi esencia
contenida, sosteniendo la voz de la trompeta,

toda la miel dispuesta entre tu vulva,
sin obstáculos ni gritos, sin sonrisas sumergidas,
solo mi lengua transparente en tu clítoris erecto
y las nubes incendiadas,

tus pechos en mis muslos, tu boca en mi sexo,
gimen los minutos en la garganta del diablo y
divulgan la fiebre calcinada,

a toda marcha, compañera desnuda,
la carne del amor desata las formas tuyas y mías
enclavando sus mástiles en un punto por donde
se ausentan soles,

las lenguas se entrelazan como ausentes a todo,
las manos merodean la piel en sentido endemoniado
de lunas y de vientos,
los sexos se inmiscuyen en aquellos rincones donde
no se admiten los secretos,

todos mis pliegues tuyos, todo tu llanto mío,
y los cuerpos mecidos anocheciendo propósitos
lentos, imprudentes,

en este cielo de principios incesantes he bebido
todos los jugos de ti, y habrás calmado tu sed
con mis fluidos,
habremos ceñido las frentes y apretado los ojos
hasta incentivar un granate estremeciendo la piel
de los silencios,

mis dedos habían ido por tus ríos de fiebre al
comando y a la orden del gesto inmaculado,
y a la hora de cruzar nuestros espasmos no
tardaría un amanecer más,

hemos vivido uno en la desnudez del otro,
habrán penetrado tu cuerpo partes de mí, hasta
nacerse en algún camino fronterizo,

canta aún mi corazón entre tu carne
y entre el reloj y el calendario vive nuestro mundo
consumido de orgasmos,
todo el mar arrasado por nosotros cuando ya trepa
por la lluvia la luz original.

Jorge Rosso

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Poeta

Poemas :  Hasta el instante en que tu boca se desfogue
I

El tiempo liba como un milagro cuando huyen los
pájaros en una trivial bandada,
y fértil, la risa del cielo entre los árboles,
busca a palmas, los labios bajo la humedad de la
tarde,

cuando mis cinco dedos cincelados confunden del
bosque estas hojas truncas, y el otoño cruje en
los sueños de amante,
se suicida la lengua, confluencia certera en el
confín de mi piel,
hasta el instante en que tu boca se desfogue,

II
después de la lucha que mis vértices conceden,
hay más que una palabra de muerte,
una derrota en el sendero de la calma
convoca a este antiguo jinete, y el tiempo
de largas piernas con sus gemidos cobardes,
ahonda la nostalgia de las manecillas del goce,

lejos, lo permanente es el amor, la cresta retorcida
donde todo resbala y las ventiscas rechinan,
hace eco un suspiro y nace antes de la agonía,
hasta el instante en que tu boca se desfogue,

III

el grito hace silencio hacia las tempranas horas
de la lluvia, la tempestad solo existe entre los
pechos arqueados,
y estos pobres músculos hasta su holgura en las
sombras bajo la sábana dócil, relinchan,

y cuando ya se despide la víctima interna, dentro de
mis huesos, desciende fugaz tu boca de halcón
buscando en mi tumba un principio sin fin,
que disgregue la cristalina verdad,
hasta el instante en que tu boca se desfogue,

IV

el destino ejerce su magia y nos conecta con sus
brisas y cúspides,
los hombros y los muslos anónimos inventan el
espacio en un acribillado enjambre,
y forman un lamento las gargantas nobles apuntando al
cenit,

expuestas las heridas de azúcar arrastran un recuerdo,
la vida es una soledad acompañada y en
el lago del cuerpo, solemne y diáfana, la mirada del
vino habla azorada en su capullo incandescente,
hasta el instante en que tu boca se desfogue,

V

la lengua marca estas huellas hostiles,
hace la sangre y la fina cáscara desde la dentellada
blanda,
mueren la voz y la lágrima cada vez y fuerza una
segunda batalla este día con tonada de himno,

y dice adiós el encapuchado sol que se diluye,
haciendo sombra de tus labios sobre mí,
desnudo demonio pintado de arco iris junto a mis
restos en cruz horizontal,
mientras todo existe y vive,
hasta el instante en que tu boca se desfogue,

VI

veo a mi tiempo asesino jadeando,
tu espasmo de mujer se esparce en mí,
yagas absolutas describen versos y tientan a ciegas
el carretel del misterio,
tras la luz y bajo el agua toda una extraña corriente,

suena tu campana a lo largo de mis dedos y se
desploma la sonrisa que nutre tu boca,
a través de la flor, empapa mis ojos el lado más
sutil de tu rostro,
hasta el instante en que tu boca se desfogue,

VII

en los polos de la piel y en esta intemperie interior
donde duermen los mirlos, la seducción apacible brinca
purpúrea como una guarida donde asoma la sal,
en los pliegues y en esta planicie nuestra, inicia
un recorrido táctil el desprevenido tiritar,

y es así que los volcanes copulan a ritmo de los
cuerpos que devoran el sentir implacable,
arena de los vientres movedizos que arrasan la
locura y asciende despavorida la miel que se modela
con las manos donde la caracola murmura,
hasta el instante en que tu boca se desfogue,

VIII

puedo olvidar la tierra y temblar sobre tu pecho,
puedo palpar estas manos que me eligen,
entonces, con cimientos por piernas, este hombre de
oculta mirada y no más que plumas en los bolsillos,
araña el ardor celeste sobre la raíz en aquél
pubis indigesto de la madia noche cuando en él
me hundo,

padezco la armonía frágil y la curva que te plasma
lamiendo el susurro que nace en ti,
robando el sabor y el clamor del espejismo pegajoso
donde calmo mi sed para dormir atrapado en tus
piernas,
hasta el instante en que tu boca se desfogue.

Jorge Rosso




Poeta

Poemas :  Soneto de la lágrima
Cuento de penumbras y días varados,
en mi cuerpo el quejido del mar,
una imprevisible lógica,
y algo estalla en el camino gris
extrañamente ancestral,
ejecutando sus dantescos brillos,
escaramuzas, luego,
apenas un goteo deshilachado y vacío,
como si un nuevo recurso me negara el
milagro del sustento,
desvanece el ahora,
se desliza raramente, se menea,
como el diluvio y el infierno,
voladura de tul,
dulce veneno triste
como estas palabras rústicas,
y un suplicio poético, misterioso y húmedo
brinda su fiesta en el cielo,
quisiera cantarte y disolverme en mi
cúspide sin esperar la decrepitud,
la lágrima es mi completa lucidez,
detona una revolución y se
somete al hechizo,
un universo se estrella y se agrupa,
renace un río en la esfera
más allá de los ojos,
una lenta languidez,
ancestros de emoción y deleite,
una semilla fluye y trasciende
sobre el fruto sangrante,
y en la mejilla del cielo la carne
partida, insípida y tosca,
se derrama con su voz larga y
vehemente y cierra sus mentes la
memoria,
cincela la huella la dama húmeda,
cava una tumba en el pecho y
despliega un aullido, la muerte,
convive y se debate, y naufraga en el
lecho de los ojos,
asesina un suspiro el paisaje de voces
secas y rechina, iracunda, la verdad,
gime el viento en los bordes de la aurora
y arrastra estos restos de llanto,
ya no hay diluvio ni infierno,
ni siquiera tu amor.

Jorge Rosso
Poeta

Poemas :  Hace una razón

El viento que detiene los golpes castra una serpiente,
lleva consigo una fecunda burbuja y el invierno
entre los árboles,

atmósfera desnuda que consume el mundo,
un dios de piedra fija la mirada y es un tiempo de
estación hacia la vida que no tiene párpados,

tambalea la razón en alguna habitación,
se destruye y se hace polvo junto a la tenue luz
que recorre los pliegues y las cumbres,

construye magias de madre, impulsa un corazón
que conoce desde la memoria de la tumba y se despoja
a sabiendas del mar,

vive dormida en un silencio de gritos, presta,
aunque se desmembren las fuertes pompas aguachentas
del cielo, sostiene una única verdad equilibrada
en gestos y se desliza, la razón, por las aceras del
impulso asumiendo su forma exorcizada y brillante
entre el bullicio sórdido que ofrece esta
mágica vida,

afirma la calma entre los dedos y despliega sus células,
ávidas manos que evitan una guerra sobre la piel
del hombre borracho de amor,
la razón disuelve los confines de una duda sin dientes,
se aferran las dunas a su dibujo inmaduro,

deslumbra, ahora, en su lecho de algas la precisa
audiencia por alguna noble razón que devora la tierra,
sabe la desgracia del viento en su nuca, aquél que
responda cuando el sol segundo caiga del paisaje y la
luna dance entre las manos,

soy yo, dijo la razón, la que requiere trozos de vida y
añade su verdad infinita, soy yo, la que disculpa
la apócrifa escena de aquél que desvariaba con sus
hijos y bebía con su enemigo sobre el pecado de la tumba,
y soy yo, también, la que muere a diario entre las piedras
derribadas desde el suelo del cielo, haciendo ecos
prodigios en esta atmósfera muda,

los tejidos se unen, se desploman, con la razón en el
crepúsculo,
la coherencia, hermana orgullosa, descansa en el jardín
mientras la ciudad de esponja recorre el sendero
en la memoria,
y duerme el padre dentro de su madre, por azar, para
que la razón nazca.

Jorge Rosso
Poeta

Poemas :  La nada, nada en los ojos
Del tomar y del dar nacen circunstancias insaciables
y el oído, amarrado a la bendición del mar, eleva
tu mano hasta mi calmo cuerpo,

mi calavera gigante es una trocha en la
cintura salvaje, y baja el gusano hasta el jardín
del día de la sangre,

el amor se ama en una sola dimensión,
y la nada, nada en los ojos,

camina entre las aves con su estribillo errante y
las palmas gordas de caricias,

esta piel que yo jalo rompe el gozo del sueño en
la gruta de cenizas,
y es allí donde celebro la comunión de las manos y
los cielos,

en la tragedia del día es mi muerte ahogada entre
tus aguas, murmurando la palabra sublime,

y es la carne encapuchada, oculta entre dóciles
cabellos quien esparce sus lamentos,

la piel repleta de llamas y de formas arrepiente un
silencio,

descansa ahora en el umbral, el capitán del navío.

Jorge Rosso
Poeta