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Es preciso volver a mirar este hoy
dejando marchar los rencores
nacidos del odio, escapados de la soberbia,
y acunados entre nanas
sentir los arrullos que anuncian un nuevo día;
es preciso creer que es posible volver a confiar,
que es posible inventar una sonrisa
y dibujarla con las yemas de los dedos
bajo la atenta mirada que aliviada y sosegada asiente.
Es preciso reconocer el error
de no haber amado más,
de no haber mentido menos;
la injusticia de haber condenado
al inocente por blandir su silencio;
es preciso aceptar que no fuimos…
y que tampoco llegamos…
preciso es conciliarnos con nuestra pobreza
- morada donde habita nuestra grandeza-;
porque en ella están las respuestas
a tantas preguntas en horas de desconcierto.
Es preciso “desaprender” y dejar, como río vivo,
que fluya en nosotros “otra” emoción,
aquella que nos libera, que nos acerca un poco más
a lo que, sin saber, somos.
Es preciso volver a mirar la tierra y sonreír,
a perdernos en la noche soñando
y a encontrarnos en el día amando.
Es preciso reinventarnos en nuestras ilusiones
y cabalgar sobre el corcel desbocado de nuestros sueños;
es preciso abrir los brazos
y comenzar a abrazar sin saber a quién ni porqué;
es preciso dejar de decir….
… ¡ya no puedo!
Es preciso saber que es posible otro amanecer,
que otro despertar confundido entre murmullos de paz
abandona la noche queriéndonos abrazar.
Es preciso dejar de ser y estar con todo lo que nos condena,
para comenzar a Ser y sentir de todo lo que nos libera.
©jpellicer2012
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Poeta
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Te levantas por encima de las piedras del camino oteando horizontes de ensueños, moviendo tus manos como yo mis alas queriendo estar vivo; rompes los caminos para volverlos a inventar tras tu sombra, dejando abiertas las puertas del destino en ese interminable ocaso que cada día, vestido de oro, te saluda y desaparece. En esa liturgia rodeada de paz -cosmos de Tánatos- que llama y conmueve, admiro tu grandeza y tu belleza, aquella que roba las palabras y se las lleva, y las cambia haciendo con ellas versos, como los que en esta quietud escapan en vuelo eterno sintiéndose tocados por otra emoción. Con los ojos clavados en tu historia te imagino jugando a encontrar el viento en las tardes del estío; con las puertas abiertas de par en par dejando escuchar el canto de tu solera; otro Quijote me sentí ante ti, otro caballero a lomos de su locura, persiguiendo un sueño: este que me hace seguir, … que me hace vivir. ©Jpellicer2012©Jpellicer2012
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Poeta
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Frente al infinito
el presente se acobarda
y se hace pequeño en la confusión
de clamores desconocidos;
frente al infinito
no se ve el otoño
bailando con sus hojas,
ni al rocío lavando los colores,
ni tampoco el verderón acompaña.
Es camino vestido de silencio,
es ayer y es mañana,
son las manos que pesan
acaso por el alma que se cansa;
es camino sin vuelta
que no tuvo despedida,
un mundo sin puerto ni mar
donde un suspiro profundo parte la noche
tomando la voz de la mirada perdida
y se escapa dibujando otro mañana.
Déjenme vagando solo,
¡que no perdido!
en esta multitud de soledades,
que es bueno no ser nadie
en esta escena de vanidades.
©Jpellicer2012©Jpellicer2012
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Poeta
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(Desde el respeto, en el inicio de la celebración del Ramadán 2012 para los lectores de Nurain Magazine)
Dicen que abren el día con cada amanecer,
y dicen que en él, en voluntaria ofrenda,
entregan y se entregan a una verdad
que también los hace libres y grandes;
dicen que son felices amando y compartiendo,
-también en el dolor- sintiéndose hijos de la divina renuncia;
dicen que miran y escuchan con las manos abiertas
como aguantando el cielo y abriendo los campos,
de rodillas como quién no puede con el peso de tanta soledad;
que hablan con el corazón cambiando lo fútil de sus pasos
por toda la grandeza que saben les espera.
Dicen que sus plegarias se marchan tras cada ocaso
dejando la grandeza como respuesta al sacrificio;
dicen que la alegría sale por los ojos y las manos,
y que pegadas al corazón, se abren y se buscan
inventando el nuevo abrazo en este –otro- nuevo mundo.
Dicen que sus cánticos son versos de paz,
perdidos entre estrofas que ningún poeta supo escribir;
y dicen que la vida y la muerte se mezclan
confundiendo los momentos,
llevando la vida donde vive la muerte,
dejando la muerte donde se desprecia la vida.
Me piden que escriba un poema
que hable de lo que veo;
que mis versos sean caricia en este día,
me piden que con ellos comparta su dicha
y con ellos sienta la paz vestida quizá con otra cara.
Aquí os dejo mis versos - oración de poeta-
desde el respeto y la esperanza
que nacieron de una verdad, de esa tan grande
que veo con los ojos de la hermandad.
©jpellicer
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Poeta
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Llego persiguiendo las huellas del que soñó antes que yo; del que hizo bandera del amor, de aquél que inventó otra forma de decir “te quiero” sin temor a perderlo.
De la caricia de la soledad me dejo llevar al compás de los sones que van marcando los anhelos; sintiendo que voy sintiendo una mano dibujada en lontananza se despide dejando estelas imposibles, rotas en la amargura del desencanto.
Ni una palabra que acompañe a un recuerdo, ni un gesto por faz del hálito de la amargura, solo un presente huérfano de ayer y prisionero de un mañana que aún sin llegar parece haber consumido ya su atardecer.
Llego persiguiendo las huellas que va dejando la música de la vida, una nota perdida en este pentagrama de melodías imaginadas, de sonidos que se confunden con los pasos que a mi paso, esta emoción va dejando.
©jpellicer2012
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Poeta
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Y te escapas de entre los dedos como el agua que llega y se va, sin llamar y sin pedir; como el agua que llega y se va quedan mis manos vacías de ti. Y siento el frío que tanto soñaba, y busco y no encuentro, y dejo mi grito colgado en el horizonte esperando… de nuevo soñando. Colores que se asoman dibujando nubes y descubriendo cielos, auroras que llaman abriéndose paso entre las luces que ya se apagan, te escapas huyendo, rendida, …otra vez vencida. Es la pena que marcha, la que huye dejando desnuda el alma la que no oye y en su silencio arrastra capas de miseria, lodo y fango; aquella que ahora se escapa de mis manos llevando su carga de ira y de guerra, la que dándose por vencida hoy, como agua entre los dedos, marcha abriendo la puerta a mis sueños. ©jpellicer2012
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Poeta
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He sentido la paz, mirando, absorto en tu recuerdo, la belleza que sin dueño ni nombre de nuevo se escapa; ese caudal de emociones que roba espacios a la sangre haciendo de las venas por un segundo “eterno” insólitas rutas de ilusiones. He sentido el silencio, estallido de la nada que retumba y que todo lo calla; no hay espacios, no hay lugar, ni principio ni final, ¡silencio!, solo silencio y paz. Candileras que van trazando sendas por donde perderse; ¡perderse!... acaso única forma ganada por la ceguera y pobreza del hombre, en ese loco y justo afán de volver a encontrarse. ©(Jpellicer)2012
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Poeta
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Henchido el corazón de la quietud que se escapa por los ojos queriendo ser paisaje –otro protagonista inconmensurable- de tan singular belleza, el silencio del tiempo que ya fue, regresa recorriendo las arrugas de la cara con los dedos sin mácula ni odios, ni venganzas por cumplir; solo la paz del ahora, la que ha sabido perderse del ayer y del mañana.
A solas con los que ya no están y escuchando todo lo que un día se dijo, quedo esperando la palabra del color y la sonrisa de la hoja; sigo mirando lo que vive tras la puerta y sintiendo lo que muere tras esta ventana mía que de par en par sigue abierta.
Frente a la vida, -mar de anhelos- tantos momentos vividos como tantos perseguidos; todos son los que veo esculpidos entre las sombras del mármol de esa fachada que tampoco lo fue; así, perdido en la fábula, acaso de otra vida, sigo creyendo que pronto me veré salir.
©jpellicer
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Poeta
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(a Fulgencio con mi silencio afectuoso…) Se pierde la voz en los confines del tiempo -que sientes no pasa- confundida y enredada como hiedra de lamentos; se pierde la voz y con ella la vida que se sufre entre los laberintos del interior que se sueña, imaginando azules huérfanos de cielos radiantes y soñando con noches de Lunas por amor robadas.. Se pierde la voz y no queda nada, no queda la fuerza, perdida en la insistencia, ni la paz, arrebatada en la batalla, tampoco la razón que esclava de la ceguera del corazón huyó sin destino buscando otro justo y noble motivo. Los pasos del hombre oyendo su voz, mirando cada día el amanecer que no llega, soñando despierto entre nubes de promesas y acompañado de todas las creencias; los pasos del hombre por sentir y vivir su interior sin terminar de comprender que vivir en una cárcel, aunque suya y de oro, es la peor de todas las condenas. Cuando el hombre pierde la voz comienza a hablar con el corazón; cuando desiste de luchar por la razón comienza a ganar la batalla que lo hace grande, maravilloso y único en ese mundo que tanto buscó. ©jpellicer
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Poeta
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Es el miedo, sima donde se pierde el alma, el que llama robando la luz del instante dejando –maldita estela- violada por Fobo la ilusión; es el silencio profundo que en los surcos de la tristeza va sembrando ecos de despedida, rasguñando la entrañas llevándose con él la última sonrisa; es el llamado final, el ocaso infinito, la incierta verdad hecha presente, es la causa del adiós y el abominado motivo que me empuja despiadado a perderme.
Es el miedo que atenaza y amenaza, que destruye sin mirar… sin estar; el que escapa entre dientes apretados y puños cerrados acaso protegiendo la última esperanza; el que enfrenta al hombre con su historia y la cambia, vomitando sobre ella trozos de momentos ensangrentados de indiferencia, abrazos que atravesaron conciencias, y amores que sólo bebieron en la fuente de lo que nunca fue.
Es el miedo el mayor enemigo, el que roba la verdad cambiando el camino haciéndose noche en mitad del día y día en mitad de la noche; el que deja confundida la palabra vida vistiéndola de muerte; el que está ocupando la sombra enlodando de grises los colores; el que va frenando los impulsos de la reconciliación construyendo los muros que nos separan; es el miedo, el que tanto daño hace y tanto teme en su perversa arrogancia envuelta de grandeza.
Es el mismo miedo, que muere de miedo ante una mirada clara y una sonrisa abierta, el que busca confundido la salida cuando el hombre, en único y definitivo gesto, abre, en eterno compromiso, la puerta del corazón.
©jpellicer
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Poeta
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