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Perdí tu amor y tu belleza, pasó el encanto juvenil, ¡y me quedé con mi tristeza en esta Torre de Marfil...
Guardan el puente dos leones desde su altivo pedestal y la portada seis dragones y una serpiente colosal...
Con la templanza de los viejos monjes ascetas, vivo lejos de lo mundano y de lo vil,
sin más insignia de nobleza, que mi bandera de Tristeza, sobre mi Torre de Marfil...
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Poeta
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Por el polvoso camino va la carreta chirriando... y, en la cimera de un pino, ¡un pájaro está rimando el Madrigal de su trino...! ...................... -¡Carretero! ¡Carretero, que vas alegre cantando por el polvoso camino! ¡Preciso es ir más ligero que tu ausencia está penando la chica de tu vecino...!
¿Qué si la vi...? ¿cómo...? ¿cuándo...? ¡Al pasar...! Estaba echando granos de oro en el molino, y, por tu ausencia penando, con los ojos escrutando la cinta gris del camino...!
Dichoso tú, carretero, que por más que llegues tarde, siempre hallarás quien te guarde, ...¡Dichoso tú, carretero...!
¡Yo voy por este camino, caminando... caminando... sin saber cómo ni cuándo mitigará mi destino las penas que voy penando...!
Yo no tengo quien me quiera como a ti... ¡qué triste es eso...! ¡Yo no sé lo que es un beso de la Novia pasajera, que se brinda con sonrojos y que embriaga como el vino, ni he soñado con la espera de una linda molinera, que interroga con los ojos el misterio del camino...!
¡Yo no sé lo que es un beso...! -¡Qué triste... qué triste es eso...! ............................. Por el polvoso camino va la carreta chirriando... Yo estoy, a solas, pensando, cómo y cuándo mitigará mi destino las penas que voy penando... ...y, en la cimera de un pino, ¡sigue un pájaro rimando el Verso Azul de su trino!
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Poeta
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Señor Don Quijote: ¡Dame tu armadura, tu lanza y tu escudo, tu fuerza y tu honor!... Quiero por el mundo pasear mi locura, mientras la sobrina y el ama y el cura queman los infolios de andanza y de amor.
Desque tú faltaste, no ha cesado el ruego de los que padecen injusta opresión... Desque tú faltaste ¡glorioso Manchego! ¡tras cada soldado se oculta un borrego! ¡tras cada nobleza se oculta un follón!...
En el siglo XX, señor, es un hecho que estamos a obscuras, pudiendo hcer luz; que a muchos nos dejan sin pan y sin techo; ¡que en nombre de Temis se viola el derecho y en nombre de Cristo nos cargan la Cruz!...
Señor: ¡Yo he leído tus mismas lecturas!... Señor: ¡Yo padezco tus melancolías!... ¡Ya me malfirieron tus malaventuras!.... ¡Ya me contagiaron tus hondas locuras!... ¡Ya me enloquecieron tus caballerías!
Yo iré por el mundo, sin abrir los labios, mas que cuando deba predicar el bien... Todos tus consejos guardaré, por sabios, y será mi anhelo desfacer agravios ¡aunque nunca sepa ni en dónde, ni a quien!...
Tendré rocinante y un buen escudero que conmigo parta ventura y dolor... velaré mis armas y el señor ventero podrá, sin reservas, armar caballero, a quien ha mostrado pujanza y valor...
Al rayar el alba, tomaré el camino, por el cual acaso tornaré después... Mediré mis armas con el vizcaíno, ¡y no habrá en mi senda gigante o molino que ignore que valgo lo menos por tres!...
Sabrá mis fazañas la gentil Señora Doña Dulcinea de mi corazón... seréle, mañana, tan fiel como agora, y arderá mi sangre -castellana y mora- cuando me bendiga desde su balcón...
A todas las dichas, la dicha prefiero de ser mitad indio, mitad español; seguir por mi ruta de buen caballero; ¡y tener la gloria de templar mi acero en la roja lumbre de un gran horno: El Sol!...
Si es "Barataria" por mí conquistada, fungirá el buen Sancho de Gobernador... ¡Nada tengo ahora, ni pretendo nada! Y ansí no diredes: "Alonso Quijada Cambió por doblones quimeras de amor!..."
Ni en las malandanzas cambiaré mi empeño de amparar doncellas y vencer el mal... Nunca, ni por nada, cambiaré mi ensueño; y en el rocinante y en el clavileño, iré tras el mismo lejano ideal...
Después... malferido, sin yelmo, sin lanza; con el desaliento de inútil bregar; sin ansia de honores, ni honor de alabanza, volveré al terruño, con una esperanza; ¡Ya nunca en la vida sentir ni pensar!
Cuando por mí venga la muerte, no quiero marchar conociendo la austera verdad; que si la locura me armó caballero, ¡Caballero y loco tomaré el sendero -fatigoso y largo- de la eternidad!...
Al fin otros muchos leerán tus lecturas; llorarán, acaso, tus melancolías; y enfermos de todas tus hondas locuras, irán por el mundo, buscando aventuras, dignas de tus glorias de caballerías...
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Mas... agora, dame, señor, tu nobleza; tu vieja armadura, tu lanza y tu honor... Quiero por la vida llevar mi tristeza, mientras Dulcineas, sollozando, reza por su caballero... ¡paladín de amor!
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Poeta
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Cuando estaba solo... solo en mi cabaña, que construí a la vera de la audaz montaña, cuya cumbre, ha siglos engendró el anhelo de romper las nubes... y tocar el cielo; cuando sollozaba con el desconsuelo de que mi Pastora - más que nunca huraña- de mi Amor al grito nada respondía; cuando muy enfermo de melancolía, una voz interna siempre me decía que me moriría si su almita blanca para mí no fuera, ¡le rezaba al Cristo de mi cabecera, porque me quisiera...! ¡porque me quisiera...! .................................... Cuando nos unimos con eternos lazos y la pobrecita me tendió sus brazos y me dio sus besos y alentó mi Fe; cuando en la capilla de la Virgen Pura nos bendijo el Cura y el encanto vino y el dolor se fue...; cuando me decía, loca de alegría, que su vida toda para mí sería... ¡le rezaba al Cristo de mi cabecera, porque prolongara nuestra Primavera...! ...¡Porque prolongara nuestra Primavera...!
Cuando sin amparo me dejó en la vida y en el pobre lecho la miré tendida; cuando até sus manos, que mostraban una santa y apacible palidez de luna y corté su hermosa cabellera bruna, que en el fondo guardo de mi viejo arcón; cuando, con el alma rota en mil pedazos, delicadamente la tomé en mis brazos para colocarla dentro del cajón; cuando muy enfermo de melancolía, una voz interna siempre me decía que ya ¡nada! me consolaría, ¡le rezaba al Cristo de mi cabecera, porque de mis duelos compasión tuviera...! ...¡porque de mis duelos compasión tuviera...! .............................................. Hoy que vivo solo... solo, en mi cabaña, que construí a la vera de la audaz montaña. cuya cumbre ha siglos engendró el anhelo de romper las nubes y besar el cielo; hoy que por la fuerza del Dolor, vencido, busco en mi silencio mi rincón de Olvido; mustias ya las flores de mi Primavera; triste la Esperanza y el Encanto ido; rota la Quimera, muerta la Ilusión... ...¡Ya no rezo al Cristo de mi cabecera...! ¡Ya no rezo al Cristo ... que jamás oyera los desgarramientos de mi corazón...!
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Poeta
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