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Bienaventurados los hombres que lloran su desesperanza, su desilusión, sin que nadie sepa que jamás imploran de los Cristos mudos que en los templos moran, ¡por las dichas muertas de su corazón!...
Bienaventurados los que nada inquieren, los que van marchando de su sino en pos, los que no maldicen las manos que hieren, los que no preguntan si después que mueren ¡gozarán la dicha de mirar a Dios!...
¡Bienaventurados los que no han sentido la pena infinita de un yugo de amor!... Bienaventurados los que no han querido salir de su negro palacio de olvido, porque en él soportan la vida mejor.
¡Bienaventurados los que no han probado la miel de los labios de alguna mujer!... Bienaventurados los que no han besado las bocas ardientes, bajo el emparrado del jardín de sombras... ¡al anochecer!...
¡Bienaventurados los que no han gemido al triste recuerdo de un bien que pasó!... ¡Bienaventurados los que no han querido! ¡Bienaventurados!... porque no han sufrido... porque no han sufrido... ¡lo que sufro yo!...
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Poeta
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La muerte pasa frente a mi casa... Yo la contemplo desde el balcón y de improviso gritar quisiera: “¡Venid, Señora, que ya os espera desde hace siglos, mi corazón!”...
¡Pero no puedo!... ¡Pero no puedo!... su veste negra me causa miedo, sus cuencas frías me dan pavor, y así razono y así me digo: “Si hoy es la vida cruel conmigo, ¡quizás mañana será mejor!”...
Pasó la muerte, serena y fuerte... La vi alejarse desde el balcón... y, aquella tarde sin yo quererlo sin yo sentirlo, sin yo saberlo, ¡se fue tras ella mi corazón!...
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Poeta
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A mi cansado amor le faltan alas para volar... -Palomita que arrullas en mi alero: ¿se las vas a prestar?..-
A mi marchito amor falta perfume para poder los sueños aromar... -Clavelito del huerto: ¿se lo quieres tú dar?-
A mi doliente amor le faltan lágrimas para llorar... -¡Dios mío, por piedad! pon en mis ojos toda el agua del mar!...- ............................
Quiero volar al hueco de sus manos, -nidos de amor- y en ellas anidar; abrir mi corazón, como una rosa, y sus sueños azules aromar;
y tener en mis ojos tantas lágrimas como gotas la mar, porque mi amor, para volverse eterno, ...¡necesita llorar!...
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Poeta
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Mañanita de abril, ¡abre tus rosas! ¡y perfuma tus auras rumorosas! ¡y entona con tus aves tu canción!... ¡Mañanita de abril, tibia y ufana! ¡Entra, llena de sol por mi ventana, y lléname de luz el corazón!...
¡Que arrullen las palomas en mi alero! ¡Que desate sus trinos el jilguero madrugador!... ...y en el viejo pilón abandonado, ¡que sacuda sus rosas el granado! ¡y que vuelva a cantar el surtidor!...
Hoy tiene que venir mi compañera -la que con fe mi corazón espera- y quiero, mañanita de ilusión, que al llegar el amor de mis amores, ¡me llenes, con tu sol y con tus flores, de luz y de perfume el corazón!...
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Poeta
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Mírame, Sultana, con tus grandes ojos, que son como un mar!... Mírame, Sultana!... Piensa que mañana ya los dos tendremos la cabeza cana ¡y acaso estaremos hastiado de amar!...
Bésame, Sultana, con tus labios rojos que huelen a azahar... ¡Bésame, Sultana!... Piensa que mañana pasarás las horas junto a la ventana, con el alma enferma, de tanto esperar!...
¡Sígueme, Sultana, que a un país de ensueño te voy a llevar¡... ¡Sígueme, Sultana!... Piensa que mañana irás arrastrando tu cuerpo de anciana, sin hallar ninguna juventud lozana, que te dé su sombra... para descansar!...
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Poeta
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Por tus manos de cera, por tu frente de lirio, por tus senos -dos rosas de castilla en botón-, ¡tu amor es un martirio ...y es una tentación!...
Porque tienes los ojos como brasas y tienes en el alma un perfume y en la boca una flor; porque sabes lo negro de mis cuitas y vienes añorando ternezas y olvidando desdenes a encenderme la sangre con un beso de amor; porque un día llegaste, de mi pecho al santuario y rompiste los ídolos y apagaste la luz; porque luego formaste de mi vida un Calvario, de mi amor una Cruz;
porque vuelas en torno de mi pena tediosa y en el muro te clavas de mi vida interior; porque bebes las mieles que secreta la rosa de mis íntimos huertos ¡oh fugaz mariposa de las alas obscuras, que presagias dolor!;
porque, a veces, buscamos el placer escondido en las noches nupciales de infinita pasión; porque, a veces, me clavas en la cruz del olvido y en los dardos de oro que robaste a cupido, vas mandando tormentos para mi corazón;
Porque anhelo el contacto de tu carne de lirio, que me ofrece la grata sensación de vivir; porque sabes, amada, producirme delirio, ¡tu amor es un martirio! es un dulce martirio... ¡que yo quiero sufrir!...
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Poeta
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¡Oh, señor, nada inquiero!... me resigno y espero, sin temer que se apague mi estrellita de Fe... Sabes bien que mi vida de cansancio se agota, que mi sueño está trunco, que mi dicha está rota, y jamas de mis labios ha salido un "por qué?...
Ni discuto tus leyes invariables, ni anhelo desertar de la tierra y en el ansia de un vuelo traspasar los arcanos y llegar a tu Edén; pero, a solas me digo, meditando en mi suerte: ¡Debe ser muy callada la mansión de la muerte, y en el seno del justo, debe estarse tan bien!..."
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Poeta
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Era una noche serena, y era en el mes de las flores... (Yo no conocía la pena, porque la vida era buena y eran buenos los amores..) ... y aquella noche serena, toda azul y toda plena de luceros tembladores, borracho de miel de amores y en brazos de mi morena, yo sentí que el alma buena se me cuajaba de flores, y que la noche serena -¡toda azul!- estaba llena de cantos de ruiseñores...
Estaba la callecita de su barrio, tan solita y tan triste, con sus viejas casonas, de duras rejas y de portones ferrados con su luna en los tejados y con los muros blanqueados; con su encanto y su misterio y su paz de cementerio, y su farol que ilumina el hidrante de la esquina de construcción vieja y rara, que destila sin cesar un chorrito de agua clara que no deja de cantar...
Yo, enamorado y sencillo, con el alma enternecida rebosante de ilusiones, junto a la reja florida tocaba en el organillo serenatas y canciones para la novia dormida...
Esa noche, los luceros brillaban más y mejor; parecían pebeteros los jazmineros en flor; ...y yo, sediento de amores, en brazos de mi morena, sentí que la vida buena se me inundaba de flores, y que mi alma estaba llena de trinos de ruiseñores... ......................... ........................ Hoy... ¡Corazón dolorido! ¡pobre corazón desierto, aunque parezcas dormido, yo sé que estás casi muerto...! Tus ilusiones de ayer, murieron una por una; para nunca más volver, se fue tu buena fortuna; ...¡y hasta la linda mujer que amaste como a ninguna, se diluyó con la luna en aquel amanecer...! ¡Es mejor que no pensemos en las venturas de ayer...! ...¡Ay, corazón, olvidemos...! Al fin... ¡qué vamos a hacer...!
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Poeta
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Silenciosamente, voy por la pendiente, voy por la pendiente de la Eternidad... Ni cariños traje, ni cariños llevo, y en mi senda larga, si aprendí algo nuevo, fue, sin duda alguna, la simplicidad...
Dolorosamente voy por la pendiente, con el fardo a cuestas de mi ensoñación, sin hallar ninguna mariposa errante que su sed mitigue con la miel fragante de la rosa abierta de mi corazón.
Fatigosamente voy por la pendiente, sin curar la herida que me abrió el dolor... Ni descanso nunca, ni apresuro el paso...; porque, al fin, bien pronto llegaré al ocaso, con la vieja pena de mi viejo amor...
Prematuramente voy por la pendiente, con el fardo a cuestas de mi decepción sin hallar ninguna juvenil terneza que mitigue un poco la mortal tristeza, la mortal tristeza de mi corazón...
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Poeta
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Si te callas y meditas has de ver que en silencio son las almas infinitas. Fernández Ardavín.
¡Es inútil que así llames!... No entrarás en mis jardines. Mercader aventurero que perturbas mi oración; porque acechan mis leones y vigilan mis mastines, ovillados junto al muro del oscuro portalón...
Busca... busca, peregrino, ¡porque llevas extraviado tu camino!... Más delante, quizá tenga reservadas el destino, sensaciones venturosas y alegrías bulliciosas para ti... No interrumpas este sueño de divina poesía... No preguntes por tu vana, por tu loca juglería, ¡que el silencio y el silencio y el silencio reina aquí...
Cuando tornes de la vida, pecador arrepentido y aquí busques el remedio milagroso del olvido, con que puedas , en silencio, tus heridas restañar; cuando vuelvas con el alma deseosa de ser blanca... hallarás mi puerta franca y un refugio donde goces la ventura de pensar...
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Poeta
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