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ODA A LA LÁGRIMA (I)
Vuelas cantando dentro y fuera acuoso duplicado de ríos, océanos, lagos de llamas alegrías dolorosas en cada día minúsculo a tus ojos.
Una vez de muchas que llenas lavando lluvias formando arroyos desiertos cosechando arenas tempestuosas a veces camino y voz, y canto, y llanto uno solo en una gota, una de muchas millares de infinitos en el párpado esencial.
Que vuelve en en sí, la sal, en dulce, ácido, amargo, fuerte, débil, que vuelve heridas que queman, las sonrisas, engañando, las ventanas escondidas, en el silencio, en el aire, en el hueso.
¡Huecos midiendo humedecidos, los perfumes agudos y esféricos!. Si, sí, humedecidos, en el recuerdo derribadas, el recuerdo derribadas las pestañas amarillas, del oro humo de pronto.
Mil veces cicatrices en los ojos invisibles de los latidos ajenos a la piel propia en el tela mecánica insensata en el bosque en la pradera en los fuertes pequeños gritos bajo la lengua porque seguiremos viviendo, recordando, la soledad inagotable, enredada en el pecho que se sumerge estéril navegante tejiendo islas al destino de corales cascadas de pétalos tiernos y secos en tus fantasmas hay peces desfilando de cabeza en un relámpago fragante bajando y subiendo relojes en la escalera del suelo que perforas.
Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
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Poeta
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ENCENDIDA REPRESA
Por los tiempos de esta luna, en el lago un reloj se ahoga. ¡Se tiembla de sentirlo!. Porqué hubo uvas secas, angustiadas las tormentas elegíacas, quemando al sol quejumbrosos.
Lunares del río disfrutando, calidez, ingenua y serena. ¡Sireneándose!. Líquida locura infranqueable, desdibujó un pez enredando al anzuelo, que suele sembrar sombras, en las ondas enarenadas hondo.
Tan apresurado y sin moverse, nunca, fue miel ficción aquélla pena, ni pan de pana entre panales, en la piel velada embarcación, encerrando la espuma y el viento, en el espejo que late la brisa.
¡Qué obscuridad tan serena!. ¡Qué inquietud tan endulzada!. Llóranle todas las gotas saladas. Escucháronle todos los ruidos. Los sonámbulos sueños gemelos. Las escarchas del fuego preso.
Por Esa Represa Encendida Escarchada Del fuego presa.
Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
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Poeta
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ODA A UN DESLAVE
En la cadena clava la espina gotas del pasado resbalando, con firmeza trozos rotos del olvido andando como piedras del dormir al despertar abundante tejedor de las campanas palpando el polvo al agua el cabello verde mordiendo la espuma como dura un minuto de silencio... ¡Deslave, clave!.
Ante el trueno enmudecido entre las cosas sudorosa piel del sol telarañas de sal inquieta en las olas negras del otoño en el plumaje. ¡Sílabas pálidas!... ¡Llave, suave!.
¡Deslave árido!. Pintando azul al cielo bajo el bosque que aplana el fuego que desde entonces cambió la vida que desprendió de los rincones las escaleras abandonadas. ¡Alas libres!. Donde se cosechan relámpagos en racimos en cenizas en anhelos... ¡Suave, llave, clave!.
¡Deslave, oh, árido deslave!. Roja semilla sin saberlo la neblina que recuerda el vaivén del callejón solitario donde danzan los suspiros en el pecho que llueven tantas plumas. ¡Aves tintas vuelos bajos!...
Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
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Poeta
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ATEMPORALIZADO...
Mucho se ha detenido el reloj, por contar minutos nuevos, entre campanadas de arena y sol, que nos dirá como fuimos. ¡De luna a luna de piel a piel!. Soñados sembrados de otoño, ondulantes, de madera y ceniza y mar y algodón soñados. Las nubes emergen, los suspiros descansan. Miradas, fuegos serenos, ídolos genuinos. ¡Del saciar la sed después del apetito!.
¿Qué más contará?. Si mueren los minutos por inventarse, los recuerdos que no han nacido, nítidos, perlados, opacos, tibios, duros, lejanos, dorados, fríos, extraños, ligeros. ¡En la gloria engañosa vencidos sin pasado! Porque las puertas cierran cualquier ventana, entre las paredes perdidas por el piso, de segundos horarios diarios. ¡Por el tiempo sepultado y sin memoria!.
Una vez. Tal vez. De muchas. Manecillas rotas borradas abandonadas. ¡Por el reloj sin tiempo que murió ignorado!.
Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
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Poeta
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Solo es precedente
Ante quien el sol enmudece cuando hay miel y hiel en las nubes cuando hay piel y fiel es la piedra de lino de lana de lona de luna por donde las hierbas reposan del eco del espejo acampanado del ogro del panteón acompasado.
Después del lirio crudo en sangre con el polvo del vino y el herrero con el cáliz del café y el toronjil por hervir por herir por huir al espigar la ballena en una gota una nota entre corderos que punzan los anillos de las dudas confundidos.
Por verter la sed después de ahogarse sin esperar del puñal el duelo sin extinguir del pañal el suelo sin arrancar del panal el vuelo y esos cielos de dolores y ese contraste de sordos y esos años de horrores.
Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
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Poeta
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ODA AL TORBELLINO
Sin coraza el aire hirviente bajó nublados en torrentes del océano juntó al relámpago al verde fuego de selva y primavera y brillantes noches y ardores soñadores irresistible al blanco en la flecha en el centro agua de estrella labriego del viento.
En verano inflama la hoguera encanta la pasión contempla la indiferencia manantiales de ira sincera de furia pura tiene su piel de hielo hierro franco hoy quiere los tiempos guardar sedeños los espacios desmanchados los ramajes enlunados vibrando del anverso al reverso en cada verso inverso y beligerante labrando al aire.
Destructor higiénico hoy mañana constructor que quiere anidar tejiendo mis latidos de ígnea tierra de leve aliento de caminar torpe para hacernos compañía en el silencio de la ausencia dónde somos iguales sangres llorando. ¡Iras puras!. Incendiando al desaliento.
Somos iguales volcanes cuando el techo muerde al cielo falso al suelo afilado al hueco grueso. ¡Avivando!. La sangre fundiendo embalsamada por el ayer que va delante que va sembrando más mañanas. ¡Insepultas!. Derritiendo al mismo tiempo el acero con las nubes.
Gladiador de incertidumbres destructor de los muros del olvido de memorias misteriosas indefensas eternidades simultáneas al desamparo del injusto y sonriente encorbatado de la lengua de mil reptiles que ocultan desnudo en las cenizas el aliento infinito con los metales hambrientos con los ínfimos poderes siendo lo que son los escarabajos en el drama de la bruma.
Y tú. ¡Oh, torbellino!. Sigues siendo lo que eres ondulante látigo del cielo sin someterse a su yugo sin la condición de esclavo eres el azote. ¡Del sentir que se rebela!.
Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
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Poeta
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ODA AL ROJO
Vivo por el en ella estuve...
¡Al rojo vivo!.
Del cielo con sus arterias soleadas mirando al desierto con el desnudo arrojando en la frente gotas de sudor textil derramando fresas con plomo cereza entre llanto pálido por la nieve vestido junto al ojo ardoroso que muerde saludando que estremece el fondo que acaricia el olvido que desteje la memoria...
¡Al vivo rojo!.
Algún día con el hacha del reloj de las venas plateadas con el ruido desgarrado hablando con lentitud ondulante penetrando que expulsa milagrosas semillas por la tarde en los muslos de la noche espumosa profunda en la forma de claveles espinando tibios al rojear el alba encarnada entre nubes mármol que arcilla el mediterráneo aliento prestado, oxigenando al tiempo.
¡Oh, sí!.
Arrojando hierros fabulosos en la pasión incandescente al caldearse la materia por aquella ¡Rojura fuego sangre!. Como el velo flameum... Lo sabe, en la acción y el poder de la alcoba sincera flama armónica contienda fértil en la fidelidad del viento al polen. ¡Bajo la piel!. Del rocío de la vida símil palpitando con la entrega al lienzo a veces violento de pétalos esbeltos secos rayos en el oro inútil cuando mortecino. ¡Brilla...el cielo...final!.
Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
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Poeta
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ODA A LA LÁGRIMA (I)
Vuelas cantando dentro y fuera acuoso duplicado de ríos, océanos, lagos, de llamas, alegrías dolorosas, en cada día minúsculo a tus ojos.
Una vez de muchas que llenas lavando, lluvias formando arroyos, desiertos cosechando, arenas tempestuosas, a veces camino y voz, y canto, y llanto, uno solo en una gota, una de muchas, millares de infinitos en el párpado, esencial.
Que vuelve en en sí, la sal, en dulce, ácido, amargo, fuerte, débil, que vuelve heridas que queman, las sonrisas, engañando, las ventanas escondidas, en el silencio, en el aire, en el hueso.
¡Huecos midiendo humedecidos, los perfumes agudos y esféricos!. Si, sí, humedecidos, en el recuerdo, derribadas, las pestañas amarillas, del oro humo de pronto.
Mil veces cicatrices en los ojos invisibles de los latidos ajenos a la piel propia en el tela mecánica insensata en el bosque en la pradera en los fuertes pequeños gritos bajo la lengua porque seguiremos viviendo, recordando, la soledad inagotable, enredada en el pecho que se sumerge, estéril navegante, tejiendo islas, al destino de corales cascadas de pétalos tiernos y secos, en tus fantasmas, hay peces desfilando de cabeza en un relámpago, fragante bajando y subiendo, relojes en la escalera, del suelo que perforas.
Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
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Poeta
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EL DUELO INCÓLUME
Porqué están los días en filas apagando el pasado única verdad encendida y congelada en el brillo al fondo de una flama entre la ficción profunda en busca del autor de los reflejos del eco y del espejismo. ¡Del silencio en movimiento!. De los frutos. De la expresión. Del dolor más puro. ¡De la misma esencia de la pureza!.
¡Oh, el duelo incólume, duelo verdadero! Es En el corazón del silencio Es En el solitario lugar Es En la cúspide del fondo Incólume El Duelo... ¡Duelo sin mudanza veleidosa!
Dónde corren por el viento las malas brisas Al cuidado ruin de ásperas sonrisas. En los prados abundantes de la nada. ¡Cómo el trino al ave ve volando!. En los corazones de las hormigas. ¡Qué las ausencias muerden duro!. El duelo incólume. ¡Qué vive puro!. En los bruscos aletazos de la memoria. En los troncos sacudidos de la sombra. En los rayos leñadores de la yesca.
El Duelo Incólume ¡Vive, puro!. El duelo verdadero qué hace al hombre más humano, qué no muda ni se olvida. Con La sed... En las pupilas silenciosas En los brazos apagados De los clamores rotos ¡Al precio de las ávidas quijadas!. Al extremo del sudor de los cristales En las mesas erizadas del hambre lumbre En las húmedas cucharas de las piedras pardas El Duelo Incólume sigue en su pureza prístina joya humana.
Con el cielo de la piel encarnizada En las cascos qué se arrastran Los días en fila apagando Los pasados congelados Entre las espumas conmocionadas del reposo Del repaso entre sanguíneos eslabones Del suelo al cielo ahogado ausente ¡Qué vive atado a los mirtos del dedo del sillón!. Dónde corren por el viento Las malas brisas De las ásperas sonrisas.
Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
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Poeta
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TEMPLADO
El tiempo se ha perdido. En el espacio del sueño. Lágrimas en el reloj. En la cama donde duermen los fantasmas.... En las alas verdes de la noche. En los pájaros del agua.
El tiempo sueña ser eterno. Por el vuelo del reloj entre burbujas. La espuma del cristal escapa.
La piel del eco. Pétalos de luna. En los muslos de una copa. Caminan impacientes los capullos. Hechos de sol y mariposas. Luciérnagas del amor silencio.
El fuego en la mirada. El suspiro en cada latido. El reloj que duerme. La ceniza del tiempo. ¡Puñados de pasión serena!. El éxtasis continuo del ser puro. Donde el amor del tiempo nace y crece. Tierna eternidad.
En el espacio del reloj hecho de instantes. Un sueño permanente. La realidad ... tejiendo despertares. En donde lo perdido vuelve a encontrarse.
Bajo la piel del eco. En la memoria... donde vive la verdad. Contemplando al tiempo detenido. Templado. Tierno. Eterno...
Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
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Poeta
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