Prosas poéticas :  Selvas de Xión.
Selvas de Xión.


Selvas de Xión. Amapolas antropófagas, pétalo cuchillo, cuchillo pétalo, hilo de seda, escalpelos púrpuras, tigres verdes, panteras de fuego, lirios de metal oxidado, luciérnagas radiactivas, arañas iridiscentes, guacamayos de plata, árboles de color naranja, libélulas negrísimas, trompetas grises, cuernos de neutronio, enanos gordinflones, de tez amarilla y translúcida, de ojos azules y cobardes, que cazan mariposas gigantes y guacamayos de oro, con flechas envenenadas con henna, durmientes duendecillos cabezones, de corazón de cristal, largos efebos delgadísimos, císneos, capaces de desollar delfines vivos, turquesas fúlgidas, verdes antocianos, flavonoides rojos, logaritmos de topacio fundido, clepsidras de aceite de ámbar, xilemas y floemas llenos de miel venenosa, leche podrida, magnolias rosas, en las que crecen gusanos amarillos y caracoles horribles, moluscos con tentáculos múltiples, sangre de cisne. Selvas de Xión, impenetrables selvas de cardos contrahechos, deformes, devorados por coleópteros ámbar, selvas en las que habitan panteras de fuego, que tienen garras de cristal azul, que cazan bueyes verdes, y jabalíes con escamas de pez, estanques y lagunas de absenta verdísima, en los que se bañan nereidas de ojos rosas, con mariposas de luz negra, con riberas de hiedras doradas, perfumadas de un incienso magnífico, que penetra en la pituitaria y deja ciego al hombre, yesos y granitos púrpuras sobre los que descansan iguanas violetas, nereidas que cantan como crisoberilos refulgentes, bellísimas nereidas de cabello amarillo y voz de cristal, grillos azules y fucsias, que tintinean en noches calientes aromadas de azaleas de oro. Selvas de Xión, desiertos amarillos con una arena de oro, en los que de trecho en trecho crecen polihedros metálicos, prismas, dodecaedros, cubos, formas geométricas de piritas cupriformes, auríferas, cuárcicas, cuyo roce más leve produce la muerte. Playas azules y negras, a las que llegan algas rosas, vivas, que se agitan nerviosas, medusas de color naranja, gaviotas negras, malignas, con ojos azules en los que hay paraísos llenos de dientes, playas negras, a las que llegan náufragos íncubos, con labio leporino y doble hilera de colmillos, sedientos de sangre, con la epidermis llena de bubas, y ángeles rubios, soberbios, con mirada lasciva y mala, con puñales curvos de mango de oro labrado y perlas, y playas azules, de arena índiga, en las que crecen cactus naranja, de espinas venenosas, zarzas que no temen a los lagartos de piel de acero. Flores extrañas, extravagantes, raras formas de lirios y orquídeas, geranios arborescentes, pelargonios exquisitos, gigantescos, azules y rosas, palpitantes, cargados de polen naranjísimo, muy venenoso y salado. Desiertos boreales con icebergs negros. Ruinas de múltiples Cartagos, edificios desplomados que se mantienen sobre columnas torcidas, cúpulas de malaquita, rotas, hundidas, barrancos en los que crecen orquídeas negras, balaustradas y frontispicios con dragones gigantes, de oro macizo, fuentes de las que brota la sangre negra, pavorosas Troyas incendiadas, arbotantes y contrafuertes que sostienen muros ciclópeos, de mármol rosa o verde, pináculos en los que anidan dinosaurios pteriformes, ruinas en las que hay bacanales de íncubos, con falos macizos, y pezones con galactorrea, que se penetran sin descanso y se chupan, en una eterna y repugnante orgía, ángeles que lanzan flechas de fuego negro sobre Apolos diamantinos, de cabello azul, tatuados con arañas rojas y verdes, súcubos de genitales femeninos y torsos sin pezones, condenados a la horca. Selvas de Xión. Caballos bicéfalos, centauros de oro verde, sirenas de piel naranja, música para un asfodelo rojo, tauromaquia incorrecta, tiburones y escarabajos, columnas de topacio que soportan templos a un Zeus deforme, bellísimos arcángeles asesinos, insoportáblemente hermosos, con el corazón como la brea, fríos como los sepulcros, sepulcros, cactus, banderas, Selvas de Xión. Ergástulas llenas de orquídeas de cristal violeta, ergástulas donde efebos de veinte años se entregan a la orgía, concupiscencia de nudibranquios marinos, Apolos llenos de esmeraldas, Reinas de una Namibia oscura que transpira madreselvas en su piel, afrutadas copas de ginebra, matorrales llenos de espinas, extraños lirios de fuego verde, simios y monos sin vello que cazan muchachos desnudos. Incubos monstruosos con narices deformes, cíclopes y súcubos, arpistas ciegos que tocan melodías malditas, sobre las que galopan caballos verdes, nenúfares que exhalan aromas indescifrables, braseros ardiendo, hogueras en torno de las cuales danzan los escorpiones, sacerdotes que extraen de plantas extraordinarias venenos a la luz de la luna, copulas de hormigas con libélulas, copulas de arañas con mariposas, copulas de aves de plumas iridiscentes, luminarias azules y violetas, fuegos negros, humos rojos, bermellones granates achicharrantes, mortalmente calientes, hirviendo de sol o hirviendo de luna o hirviendo de estrellas. Planicies desérticas donde se grita Dios mil veces y responde el eco: ¡¡¡¡náusea¡¡¡¡¡. Quimeras que devoran lagartos. Muchachos que doman quimeras. Dragones de terciopelo amarillo. Selvas impenetrables en las que solo hay zombis, con los rostros destrozados por la lepra, y perros con doble dentadura, que te persiguen por laberintos de granito esmeralda. Minas de oro. Oscuras minas de oro donde miles de esclavos luchan contra serpientes bicéfalas. Danzarines que bailan sobre trapecios barrocos. Marañas de lianas y juncos, ranas con lunares violetas, libélulas del tamaño de un brazo humano, libélulas del tamaño de elefantes, arañas descomunales, tarántulas lirio, talamos llenos de prostitutas salvajes, siempre ansiosas, ninfómanas, que se bañan en fuentes de aguamiel dorada. Selvas de Xión. Templos recargados de flores a una Virgen iracunda, que mata con la mirada a quien osa sostener su vista. Aguilas que arrebatan corderos por el aire, y los degollan en vuelo, mientras la sangre cae como una lluvia de sanguijuelas, como gusanos y lombrices violetas, ávidas de deseo humano. Travestis perfumados, que lucen vestidos de novia, vestidos dorados, vestidos ámbar. Clepsidras de miel de eucalipto. Ejércitos de Sodoma enterrados en la arena. Asesinos con los ojos verdes. Muchedumbres que sacrifican con gusto sus hijos a Moloch. Espartas de placer. Ninives de orgasmo. Jerusalenes de Lujuria y sexo. Romas de deseo. Selvas de Xión. Batallas de gallos. Concupiscencia de cisnes, exquisitez de Césares. Calígulas de adulterio, Carlomagnos de Sodoma. Estancias para dormir mil años. Huitxilopxtlis de demencia. Selvas de Xión, Selvas de Xión, tucanes dorados que espolvorean su oro sobre las aspidistras. Coelos rosas y amarillos, largos coelos de hojas exóticas, inmensos coelos naranjas y fosforescentes. Pequeños poneys amarillos de cabellera azul, rosas de espinas, inmensas rosas de espinas, lacerantes y ciegas, feroces y criminales, rosas negras y azules, colibríes de cuatro alas naranjas, cangrejos con cuatro pinzas doradas, que suben en masa a los árboles para comer huevos de vencejos iridiscentes. Acantilados de perfume, escabrosos tajos profundos sobre arroyos salvajes excavados en la roca, en los que anidan golondrinas rosas, Amazonas de ojos de pupila naranja, con pezones amarillos, que se esconden entre las moreras de hojas gigantescas, y en cuyas bacanales uránicas se bebe un vino delicioso mientras la música describe una gardenia a Safo, música lésbica, llena de cintas verdes y violáceas, tornasoladas a la luz de la luna, pentagramas sobre los que se sostienen icebergs de almíbar perfumado. Selvas, selvas, profundas selvas fantasmales, habitadas por hombres de epidermis transparente, de cristal, a los que se les ven los órganos internos, las glándulas, los intestinos, y panteras también transparentes, con colmillos de plata negra. Hombres lobos con dobles penes y mujeres lobos con doble vagina, y uñas pintadas con jeroglíficos árabes, capaces de desagarrar un corazón de cuajo. Rinocerontes de seis cuernos, arañas de nueve patas, no simétricas, en un logaritmo esquizoide, serpientes emplumadas, de dobles cabezas, que paren vivas a otras serpientes, hogueras que dan frío, hogueras sepulcrales, cuyas llamas no producen calor sino frío, llamas negras, de agua, que congelan, que no queman, monstruos cuyas sombra está viva, monstruos en la espesura cuya misma sombra está viva y mata, pavos reales rojos y pavos reales rosas, de cresta amarilla, con mil ojos de color fucsia, urogallos verdes y azules, abejas amarillas que liban flores de néctar salado, Dráculas de amor carnal, vampiros de ojos violetas, selvas de Xión. Efebos que estrangulan gallos vivos, Centauros que devoran carne humana, asfodelos de pétalos de fuego, profundidades oceánicas habitadas por hormigas, caballitos marinos verdes parasitados por hormigas amarillas, corales que crecen arañando, serpientes marinas con cuernos, largas anacondas tricéfalas. Medusas cisne, medusas tigre, medusas escorpión. Abrahames que sacrifican a sus hijos aunque el ángel diga:¡¡¡ detente¡¡¡, Saturnos implacables, crueles Saturnos despiadados, Tronos de oro macizo sobre los que Cronos inmola su descendencia, con paroxismo y violencia, jades amarillos. Lagos llenos de estrellas que reflejan un cielo sin estrellas, negro y profundo como una brea densa, llamaradas frías, que hielan, y agua que arde, y toros de cuatro cuernos. Selvas de Xión.

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Francisco Antonio Ruiz Caballero.
Poeta

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